Buscando a Marco Asensio

REUTERS/Maxim Shemetov
REUTERS/Maxim Shemetov

Pasada ya la marejada creada por el primer contratiempo de la temporada, en el Real Madrid han empezado a analizar la derrota de la Supercopa de Europa y, de momento, se ha aparcado la palabra crisis.

Perder un título siempre duele, más aun si es contra tu vecino, pero desde el club se aprecia también que el juego del equipo gustó bastante durante gran parte del encuentro, que los errores puntuales de concentración –y típicos del comienzo de la temporada– acabaron costando el título y que el Real Madrid llegó a tener la Supercopa al alcance en un par de ocasiones que, normalmente, deberían haber acabado en gol.

Nada de esto puede servir de excusa pues, se diga lo que se diga, el equipo del Cholo acabó imponiéndose y supo competir mejor durante los 120 minutos. También es cierto que el Real Madrid recibió cuatro goles en contra, algo que debe mandar una clara señal de alarma al staff técnico. Pero quizás la lectura más importante de esta situación sea que –a falta de fichajes– las estrellas del equipo deben dar un paso al frente y rendir al máximo nivel. Siempre.

Es justo en ese punto donde destaca el nombre de Marco Asensio. De cierta forma, la plana mayor del Real Madrid excusa la falta de fichajes en la intención de no cortar la progresión de un superclase como es el mallorquín. Pero si éste ha heredado la presión de convertirse en el (o en uno de los) sustituto(s) de Cristiano Ronaldo, entonces tenemos que ver a un Asensio mucho más competitivo y punzante de lo que vimos en la Supercopa europea.

El extremo no hizo un mal partido, es más, durante un buen rato fue uno de los azotes de la defensa colchonera, que intentaba achicar agua y no podía con la avalancha de fútbol que proponían Gareth Bale, Karim Benzema, Isco Alarcón y el propio Asensio. Pero de buenas a primeras –de nuevo, estamos en el arranque de la temporada y el físico puede jugar malas pasadas– el mallorquín se vino abajo y desapareció.

Lopetegui aprovechó para cambiarlo por Luka Modric, pero antes Asensio había tenido el partido en sus botas. Una de sus internadas típicas por la izquierda acabó con un disparo de derecha que pasó muy cerca del palo cuando ya había superado a un vencido Jan Oblak. Minutos después, erró estrepitosamente en un control a un gran centro desde la banda izquierda de Bale, que le hubiera dejado absolutamente sólo contra el marco rojiblanco.

A Asensio se le vio cabizbajo a partir de ahí y contrariado por haber dejado escapar una gran oportunidad de haber puesto el 2-1 en el marcador que luego sí lograría instaurar Sergio Ramos desde el punto de penalti, y hasta que fue sustituido dejó de influir completamente en el juego del equipo.

Tras la salida de Cristiano Ronaldo, el Real Madrid no tiene un depredador de área de esos que aciertan el 90 por ciento de sus oportunidades. De ahí la preocupación y la necesidad de que Marco, como Karim, Gareth, Lucas o Isco, traten de afinar en cada una de sus opciones de cara a puerta –más aun contra equipos defensivamente infalibles como el Atleti del Cholo Simeone.

Por contra, los rojiblancos sí que supieron dar buena cuenta de prácticamente todas sus opciones de gol, la mayoría también es cierto de errores de la defensa blanca, y esto acabó siendo la gran diferencia que hizo que la Supercopa de Europa viajara a la vitrina del Metropolitano y no a la del Bernabéu.

Nadie ha perdido la esperanza en Marco Asensio, uno de los valores más seguros de la ofensiva merengue, pero este partido y ese fallo debe servir de aprendizaje para él. El paraguas goleador de Cristiano Ronaldo ya no existe por lo que cada ocasión, a partir de ahora, va a ser importantísima. De que Asensio logre afinar su definición dependerán muchas de las opciones del Real Madrid en esta temporada.

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