Acuden a una rave ilegal en un búnker en Noruega y acaban intoxicados por monóxido de carbono

Al menos 25 personas, entre las que se encuentran dos agentes de policías de servicio, han tenido que ser atendidos en el hospital por intoxicación de monóxido de carbono durante la celebración de una fiesta ilegal este sábado en el interior de un búnker en Olso (Noruega), según informa la BBC. Cinco de los afectados se encuentran en estado crítico.

Quitaron las tablas que tapiaban la entrada al búnker, en Oslo (Noruega), para celebrar una fiesta en su interior a la que acudieron 200 personas. (Foto: Getty Images)
Quitaron las tablas que tapiaban la entrada al búnker, en Oslo (Noruega), para celebrar una fiesta en su interior a la que acudieron 200 personas. (Foto: Getty Images)

Aunque la investigación continúa abierta y sigue su curso, la principal hipótesis que se baraja es que la intoxicación de se debió a los generadores portátiles usados en el espacio cerrado durante la celebración de la fiesta no autorizada para alimentar los sistemas de sonido e iluminación.

Convocada hace tres semanas y habiendo logrado mantenerla en secreto hasta su desarrollo, las autoridades no se percataron de su existencia hasta que una patrulla, por casualidad, se tropezó con varios jóvenes que deambulaban confundidos. Algunos jóvenes salieron del búnker también para llamar a los servicios de emergencia y pedir una ambulancia.

En el interior del espacio los sanitarios que acudieron a la llamada se encontraron con siete personas inconscientes. Se calcula que alrededor de 200 personas acudieron a la bautizada como Rave Cave. De ahí que las autoridades hayan pedido a los asistentes, en su mayoría no identificados, que, si se encuentran mal y comienzan a sentir náuseas, mareos y/o dolores de cabeza, acudan a su médico para recibir atención.

Ninguno de los envenenados, que se encontrarían en un rango de edad entre los 20 y los 30 años, corre peligro, según ha puntualizado la cadena británica.

Uno de los asistentes a dicha rave que ha preferido mantener al anonimato ha declarado a la emisora noruega NRK que durante el transcurso de la fiesta él tuvo que salir en varias ocasiones a tomar el aire. “Cuando estás en una habitación sin ventanas con 50 o 60 personas más, el aire se vuelve pesado. Tuve que salir varias veces y respirar aire fresco”, ha comentado.

Siempre según su testimonio, la del sábado no sería la primera fiesta de este tipo que se celebra en ese búnker durante este verano. Al parecer, para acceder al mismo los organizadores habrían arrancado las tablas que tapaban la entrada.

Vidar Haukeland, director de Stiftelsen Diakonissehuset Lovisenberg, empresa que ostenta la titularidad del búnker, se ha desvinculado de cualquier tipo de relación con el evento o responsabilidad por el mismo acusando de “robo” a sus responsables, aún por identificar.

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