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Bolivia-Argentina: Exequiel Palacios, la figura que desplegó el fútbol que llevaba tanto tiempo guardado

Relegado en Bayer Leverkusen, a contramano con el seleccionado argentino por las lesiones y los compromisos de River en la Copa Libertadores, Exequiel Palacios tenía un montón de fútbol guardado. Una necesidad de expresarse con la pelota que pedía cancha. Ganas de jugar, de recordarles a todos el muy buen mediocampista que es, de sentirse útil como el socio de defensores y delanteros.

Quizá no hubiese sido titular si no se lesionaba Marcos Acuña. La oportunidad que tanto esperó no le llegaba en el escenario más propicio: en los 3640 metros de La Paz pueden pasar inadvertidos hasta los futbolistas de mejores condiciones. Se consumen entre el ahogo y la fatiga. No fue el caso de Palacios, que disputó los 97 minutos con energía, clase e inteligencia. Se vació hasta constituirse en la figura del 2-1 en La Paz, un triunfo que no se daba desde 2005 y que para la Argentina siempre tiene ribetes especiales, asociados al coraje y a la entereza para domesticar los efectos demoledores de la altura sobre la resistencia física. Una victoria construida con méritos propios y las flaquezas de un fútbol boliviano inmerso en un fuerte retroceso, al que ya no le vale ni la orografía del altiplano para compensar las ausencias de los futbolistas de Bolívar y Jorge Wilstermann. Una escasez que lo lleva a recurrir a Carlos Saucedo, delantero titular con 41 años.

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Lionel Scaloni tuvo palabras de reconocimiento para Palacios luego del partido: "En Exequiel encontré a un gran jugador. Esperamos que siga así y juegue en su club. Lo apreciamos, sabemos lo que puede dar, estamos muy contentos".

Conducción y pase en el gol de Lautaro Martínez

La valoración que el entrenador hace del tucumano no es oportunista por el rendimiento de este martes. Lo incluyó en su primera lista de convocados, hace más de dos años, cuando comenzó una profunda renovación, sobre todo en la línea media, a partir de las salidas de Mascherano, Biglia, Banega, Enzo Pérez.

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El primer partido del ciclo de Scaloni fue un 3-0 a Guatemala en Los Ángeles. Esa noche, Palacios se ubicó de interior derecho, al lado de Leandro Paredes, el futbolista de referencia, insustituible, para el técnico de Pujato. Su consideración por Palacios siempre fue alta y se mantuvo, a pesar de que un desgarro lo dejó afuera del plantel que obtuvo el tercer puesto en la Copa América de Brasil 2019. Tampoco lo hizo dudar a Scaloni su casi nula participación en Bayer Leverkusen, donde en la Bundesliga pasada solo disputó 177 minutos en tres partidos y en la actual todavía no jugó. No completaba un encuentro desde febrero.

De todas maneras, hay que prestar atención cuando el entrenador dice que espera que juegue en su club. Le preocupa la inactividad de algunos futbolistas, así se los hizo saber. Nicolás Otamendi corría el riesgo de caerse en algunas convocatorias si no cambiaba su estatus de suplente en Manchester City por la de titular en Benfica. "No valoramos a los jugadores por la liga en que están, sino por su rendimiento", expresó Scaloni, días antes de reunir al plantel para el comienzo de las eliminatorias.

Palacios demostró ante Bolivia que no es jugador cubierto por telarañas. Si bien solo tiene 22 años, la intensidad actual del fútbol a veces deja expuesto al que viene con poco rodaje. No ocurrió en este caso. Empezó como interior por la izquierda, punto de partida para salir a presionar, hacer relevos, despachar pases limpios, conectar con delanteros y defensores. Una rueda de auxilio, una polea de transmisión para que la Argentina no se frenara nunca. Ni siquiera en un ambiente que sofoca y limita los desplazamientos, Palacios dejó de mostrarse como el mediocampista que exige el fútbol moderno.

Siendo buenos, los números de su planilla no alcanzan a dimensionar su aporte: ganó 9 duelos individuales, contabilizó 65 toques, 12 recuperaciones, dio 49 pases con un 90 por ciento de precisión, generó una ocasión de gol, recibió cinco foules y cometió tres, el último casi en el descuento, cuando estaba exhausto y fue amonestado. Cada pase suyo interpretó las necesidades del equipo y del partido: podía ser para hacer una pausa o para quebrar líneas rivales en busca de compañeros en posiciones ofensivas.

Su versatilidad y ubicuidad son un tesoro. Cuando Nicolás Domínguez reemplazó a De Paul, pasó a la derecha. De los seis jugadores que integraron la línea de volantes y el ataque, los únicos que completaron los 97 minutos fueron Messi y Palacios. Para Scaloni fue tan intocable como lo era en River para Gallardo, que hasta ahora no le encontró un reemplazante. Cuando a principios de este año se fue a Alemania en una transferencia por 17 millones de euros, el Muñeco, el técnico que lo puso y respaldó en primera división, armó primero una reingeniería con tres zagueros y ahora apuesta por Julián Álvarez. No es casual que para sustituir a Palacios haya ido de un defensor a un delantero. No sobran jugadores que reúnan la mixtura de atributos para responder por igual en campo propio y en el del rival. El tucumano de Famaillá es una de esas excepciones. Hacía más de un año que no jugaba en el seleccionado, desde el 4-0 a México en un amistoso. Volvió a lo grande, con clase y sacrificio.