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Boca. Miguel Ángel Russo no está ni muy preocupado ni es optimista: el que equipo que tiene hoy para jugar con Libertad

En Boca hace días explotó la bomba del brote de contagios y el dolor de cabeza fue más fuerte cuando en la última hora del miércoles les confirmaron que el plantel tenía más jugadores infectados con Covid-19 de los que se imaginaban: en total son 18. Y el reloj avanza. Las canchas del predio de Ezeiza quedaron prácticamente vacías y el reinicio de la Copa Libertadores está a la vuelta de la esquina. De nada sirve lamentarse y seguir buscando respuestas a las infinitas dudas que existen sobre cómo se "filtró" el virus. Eso, al menos, piensa Miguel Russo. Las manos intentan ponerse a la obra, a la espera de recibir las indicaciones sanitarias para que cada decisión sea la correcta.

Porque ya restan menos de dos semanas para jugar en Asunción, frente a Libertad (17/9), y retomar el anhelo de volver a ser campeón continental tras 13 años de sequía. La pandemia de coronavirus le puso pausa a un andar fantástico y lleno de ilusión, tras arrebatarle el título a River sobre el final, para depositarlo -medio año después- en una actualidad preocupante. Porque, previo a la vuelta a las prácticas del 10 de agosto, en Boca ya se advertían en desventaja a la hora de la preparación física y futbolística con respecto a los clubes del exterior. "Evidentemente, arrancamos después que el resto", reconocía Russo en la conferencia de prensa vía Zoom que realizó hace dos semanas. Ahora, ese panorama es menos claro.

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En lo que va de la semana, lógicamente, el plantel no pudo entrenarse. Y, por supuesto, todos los afectados (muchos de ellos, titulares) estarán, como mínimo, diez días sin entrenarse en Ezeiza. Es decir que se podrán sumar cuando falten pocas horas para volar todos juntos a Paraguay (irán en un avión para 90 pasajeros y van a viajar 50), otro de los factores que acortarán los tiempos y aumentará el cansancio. Es por eso que el cuerpo técnico ya piensa en preparar un equipo muy alejado del ideal.

Russo se mantiene parado en el medio. No quiere frustrarse demasiado con la cantidad de dirigidos con los que ni hoy ni en los próximos días podrá tener a su disposición. Tampoco quiere ver el vaso medio lleno con la sensación optimista que le dieron a LA NACION desde el Consejo de Fútbol: "Puede sonar feo, pero la realidad es que es mejor que nos toque ahora y no en plena competencia". Más bien, desde las cercanías al entrenador trasladan el pensamiento calmo, como su estilo de vida. "Hay que esperar", dicen. Y es que el hombre de 64 años está parado en el presente. Se mentaliza en hacer lo que pueda, en prestar especial atención a la preparación de los futbolistas que por estas horas dan la tranquilidad de estar bien. Aunque, a la vez, rezando para que ninguno de esos soldados caiga en medio de la ola de contagios.

En el club esperan indicaciones y permisos desde el Ministerio de Salud de la Nación para volver a practicar en el predio. La idea es que se apruebe la propuesta hecha: que los futbolistas con diagnósticos negativos puedan entrenar normalmente. Además, que también se integre a los entrenamientos a aquellos jugadores que quedaron fuera de la burbuja sanitaria por haber dado positivo previamente o haber vuelto de otro país: por ejemplo, los casos de Agustín Almendra (dio positivo en los primeros exámenes), Iván Marcone (dio positivo el 19 de agosto y su testeo de ayer dio negativo), Gonzalo Maroni (volvió del préstamo en Sampdoria, de italia) y Edwin Cardona (refuerzo cedido desde Xolos, de México).

Sin embargo, las autoridades sanitarias no permitirían la salida de los futbolistas que están en el hotel pese a que no contrajeron el virus: se trata de personas que tuvieron contactos estrechos con los que sí están apartados. Según pudo saber este diario, el permiso se activaría si entre las instalaciones del hotel hay una cancha. Justamente, allí hay un terreno amplio para moverse, pero los que están afuera, seguramente, tendrán prohibido ingresar a la burbuja.

La situación es compleja para el plantel. Los que tienen síntomas (Boca informó cuatro casos leves) deben hacer reposo unos días más. Mientras tanto, los que son asintomáticos (según el comunicado, hay 14) y los que son negativos realizan prácticas vía Zoom, como en los tiempos de total cuarentena y sin permiso de entrenamientos. Con el detalle de que, si bien aún no hay demasiados cambios estrictos que le den otro color a una caótica concentración, se deshicieron las duplas en las habitaciones: cada uno tiene un cuarto y ahí mismo hacen los ejercicios pretendidos por los preparadores físicos y médicos. Probablemente, muchos de los jugadores se preparen para el partido ante Libertad a través de esa vía comunicacional.

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Por otro lado, Russo sabe que en las canchas de Ezeiza tiene otros jugadores entrenándose: la Reserva, dirigida por Sebastián Battaglia, se dividió en grupos compuestos por -máximo- seis juveniles, tal como está establecido en el protocolo. Claro que Russo no tiene en la cabeza utilizar a los chicos en un compromiso tan importante, pero no es una mala idea tenerlos trabajando cerca ante cualquier otro agujero grande que se pueda generar.

El técnico va pensando en qué piezas tendrá casi seguras para disputar esa tercera jornada de la zona de grupos, al menos mirando hoy el estado de su plantel. Según confió en los últimos días Ruben Argemi, uno de los médicos de Boca, todos llegarán en buenas condiciones de salud. Aunque, claro está, sin rodaje grupal. Una de las certezas es la aparente inmunidad que tiene Carlos Tevez: según dejó entre líneas Argemi, el capitán ya habría estado contagiado en el pasado. Por eso, se mostró sin temor en una de las habitaciones junto a "Wanchope" Ábila, uno de los afectados.

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Otros que fueron clave en la estructura campeona y que no tendrían Covid-19 son el volante Jorman Campuzano y el zaguero Carlos Zambrano. Además, con los cuatro arqueros entre los positivos, según afirmó el médico, seguramente ataje el que mejor se sienta: Esteban Andrada sería el primero que mostró síntomas el pasado viernes (arriba de 39 grados de fiebre) y el que más complicada tendría su presencia en Asunción.

Miguel Ángel Russo sabe que ahora su equipo tiene todavía mayor desventaja. Pero no se queda en eso, hace equilibrio y empieza a imaginar qué tan armado estará para retomar el anhelo de lograr otra conquista como la del 2007.

El equipo que tendría hoy Russo si tuviera que jugar ya por la Copa Libertadores

Miguel Angel Russo siempre trató de tener un perfil calmo y transmitir tranquilidad. El panorama es complejo hoy en Boca, con 18 futbolistas que dieron positivo de Covid-19. ¿Y entonces? Si tuviera que jugar ya por la Copa Libertadores (el partido con Libertad es el 17/9), este sería el probable equipo que podría armar el entrenador en un esquema 4-2-3-1: Agustín Lastra (los otros 4 arqueros tienen coronavirus); Weigandt, Zambrano, Gastón Avila y Mas; Campuzano y Marcone; Capaldo, Cardona o Maroni y Obando; Tevez. Villa no tiene Covid, pero el club decidió no utilizarlo por la cuestión judicial. De todas formas, el entrenador piensa que podrá contar con algunos titulares para ese partido de Libertadores.