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Boca campeón de América: las fotos inéditas de la primera conquista de la Libertadores en 1977

La imagen es eterna. Hugo Orlando Gatti se arroja hacia su izquierda y le desvía el penal al brasileño Vanderlei. El Loco se pone de pie, pega un saltito y comienza la gran celebración. Es 14 de septiembre de 1977 y Boca es, por primera vez en su historia, campeón de la Copa Libertadores de América.

A 43 años de aquella gesta, LA NACION habló con un espectador de lujo: el reportero gráfico Eduardo Di Baia. Una eminencia de la fotografía que durante 52 años trabajó para la agencia AP, donde se jubiló en 2014. Esa noche, como tantas otras en diferentes países, dijo presente en el estadio Centenario de Montevideo.

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"Cubrí esas tres finales. De Brasil a Uruguay viajamos en el mismo vuelo con el plantel de Boca y varios periodistas. Fue un vuelo muy feo. Muy movido. Todos estábamos muy nerviosos. El vuelo fue en medio de una tormenta muy fuerte", recuerda Eduardo. Y detalla: "Yo estaba sentado en la misma fila con Pancho Sá y Ribolzi. Y detrás nuestro José María Muñoz, el relator, el Toto Lorenzo y Gatti."

Di Baia también recuerda que "el desempate se tenía que jugar el martes, pero había mucha nniebla y se atrasó para el miércoles". Y que Uruguay estaba copada por fanáticos de Boca. "Había 20 o 30 mil hinchas, la mayoría durmiendo en la calle. Una locura total."

El destino quiso que para la definición por penales se ubicara en un lugar clave para un momento único: "Ahora los penales se cubren de frente al arquero porque hay otra tecnología y la iluminación de los estadios mejoró muchísimo. Pero antes había que colocarse detrás del arco. Yo me ubiqué del lado izquierdo (visto desde el arquero)".

Y hacia allí se tiró Gatti, para contenerle el remate a Vanderlei y darle a las vitrinas de Boca su primera Copa Libertadores. "Todos tomamos noción de que era la primera copa que se ganaba. La primera siempre es importante. Más que nada porque en la Argentina ya la habían ganado varios equipos, como Racing, Independiente y Estudiantes de La Plata", cuenta Eduardo.

El profesionalismo abstrajo a Di Baia, que es hincha de Boca, pero apenas vio a Gatti celebrar salió corriendo detrás suyo para seguir trabajando. "Salgo corriendo atrás de él. Y ahí es cuando se abraza con Mastrángelo, con Ribolzi. Se arma un lio tremendo con la cantidad de gente que invade el campo de juego", rememora.

En 1977 el trabajo fotográfico era con rollos de película, Di Baia no pudo volver a la Argentina con Boca porque del estadio se fue lo más pronto posible a revelar sus imágenes para enviarlas a la agencia. Recién después de finalizar su trabajo pudo celebrar con su corazón azul y oro.

El camino a la cumbre de América

Boca tenía un gran equipo, conducido por un entrenador obsesivo: Juan Carlos Lorenzo. Su juego era poco vistoso, pero muy sólido y efectivo. Ganar la Libertadores era uno de los grandes objetivos de su presidente, Alberto Jacinto Armando.

El equipo de la Ribera ganó sin sobresaltos el Grupo 1, dejando en el camino a River y a los dos rivales uruguayos: Peñarol y Defensor. En el triangular semifinal eliminó sin sobresaltos a Libertad, de Paraguay, y Deportivo Cali, de Colombia.

Las finales con Cruzeiro fueron durísimas. El campeón defensor quería defender su corona como monarca de América. El 6 de septiembre se jugó el primer partido. Boca ganó 1 a 0 con un tempranero gol de Carlos Toti Veglio.

Cinco días más tarde, en Belo Horizonte, el resultado se repitió: 1 a 0 para el local. Un golazo de tiro libre de Nelinho llevó la definición a un tercer partido en escenario neutral, tal como marcaba el reglamento de la época. La sede elegida por el Centenario de Montevideo. Hasta allí fueron planteles, hinchas y periodistas de Argentina y Brasil.

Esa histórica noche Boca formó con Hugo Gatti; Vicente Pernía, José Luis Tesare, Roberto Mouzo y Alberti Tarantini; Jorge Benítez, Rubén Suñé y Mario Zanabria; Ernesto Mastrángelo, Carlos Veglio y Darío Felman. Ingresaron Jorge Ribolzi y Daniel Pavón. Completaron el banco Carlos Rodríguez, José Suárez y Héctor Kees

El partido fue muy parejo y terminó 0 a 0. Entonces, hubo que definir por penales. Hubo precisión en cada uno de los remates. Hasta que con el 5 a 4 a favor de Boca le llegó el turno a Vanderlei. Y las manos de Gatti sentenciaron la historia.