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Bienvenidos al regreso de la Liga de Campeones; por favor, mantengan el distanciamiento social.

PSG's Neymar kicks the ball during the warm up ahead of the Champions League quarterfinal match between Atalanta and PSG at Luz stadium, Lisbon, Portugal, Wednesday, Aug. 12, 2020. (David Ramos/Pool Photo via AP)
(David Ramos/Pool Photo via AP)

Esos pocos minutos finales, justo antes de la patada inicial, se han planeado con precisión casi militar. A exactamente las 20:50, hora local, un balón de la Liga de Campeones desinfectado será colocado en el pedestal ceremonial. A las 20:53, los jugadores dejarán sus vestidores. Los equipos ingresarán a la cancha, por separado, a más tardar dos y medio minutos después.

A las 20:57, conforme los acordes del himno de la Liga de Campeones suenen a todo volumen en los altavoces del estadio, los jugadores mirarán hacia las gradas —casi vacías— mientras mantienen el distanciamiento social: un metro entre cada futbolista. Las fotografías de los equipos serán a las 20:57 con 50 segundos, pero los fotoperiodistas no tienen mucho tiempo para tomarlas: el sorteo con la moneda será a las 20:58.

Entonces, a las 21:00, hora local del miércoles 12 de agosto, el futbol europeo entrará en territorio desconocido. Después de meses de planeación, semanas de incertidumbre, horas de reuniones, así como cientos y cientos de páginas de protocolos e instrucciones, la Liga de Campeones más extraña y más intensa de la historia finalmente comenzará su tránsito (retrasado) hacia la final.

En vez de brindar un clímax a fuego lento a la temporada europea, con las tres rondas finales de partidos realizadas a lo largo de casi dos meses y con sede en diversos sitios del continente, la Liga de Campeones, el trofeo más codiciado en el futbol de clubes, será decidida en solo diez días y en solo una ciudad: Lisboa, Portugal.

Claro, si el coronavirus lo permite. Un equipo ya enfrenta un posible brote: Atlético de Madrid reportó el domingo anterior que dos integrantes de su equipo habían dado positivo.

PSG's Neymar, right, and Kylian Mbappe exercise during a training session at the Luz stadium in Lisbon, Tuesday Aug. 11, 2020. PSG will play Atalanta in a Champions League quarterfinals soccer match on Wednesday. (David Ramos/Pool via AP)
(David Ramos/Pool via AP)

Conforme a las reglas, los dos jugadores —Ángel Correa y Sime Vrsaljko— fueron aislados del resto de la escuadra, y el lunes el Atlético anunció que regresaría a los entrenamientos y continuaría con los preparativos para un juego de cuartos de final que se realizará el jueves contra el RB Leipzig. Esto, también, está permitido; incluso en medio de un brote en el vestidor, un equipo puede seguir jugando mientras que el club pueda poner en la cancha a once titulares y dos sustitutos que den negativo.

Toda la ronda de eliminación es, de hecho, una ruptura abrupta de la historia, y no es una que la UEFA —la organizadora de la competición y el órgano rector del futbol europeo— esté ansiosa de repetir. Ni es una Liga de Campeones tan pura como cualquiera pudiera haber esperado, dado que hay vastas diferencias en las preparaciones de los ocho equipos que han llegado a esta fase. El Paris Saint-Germain, que jugará el partido de inauguración contra el Atalanta de Italia el miércoles, solo ha jugado dos partidos a nivel competitivo desde marzo. Bayern Munich tuvo un receso de un mes entre el final de la Copa de Alemania y su encuentro con el Chelsea del sábado, una pausa que a Oliver Kahn, el próximo director ejecutivo del club, le preocupa que pueda ser una desventaja.

Mientras tanto, los equipos de Inglaterra, Italia y España podrían quejarse de la falta de descanso. La temporada de la Serie A acaba de terminar el primer fin de semana de agosto, después de un calendario agotador de diez partidos en poco más de seis semanas. La temporada de la Liga Premier llegó a su fin durante la última semana de julio.

Además, por supuesto, hay una cantidad enorme de exigencias puestas en los equipos para asegurarse de que el torneo puede ser jugado hasta concluirlo. “Tengo una sensación de que cualquier equipo que maneje todos estos temores y responsabilidades de la mejor manera tiene una gran oportunidad de ganar”, dijo Kahn.

Esos requerimientos se extienden a casi todos los aspectos de la preparación de cada equipo. La semana pasada, representantes de los doce clubes todavía involucrados en la competencia en esta etapa se unieron en una llamada en línea con la UEFA para repasar cómo lucirá el torneo.

Les mostraron tres juegos de diapositivas, lo que equivale a más de 130 páginas —y les enviaron el “Protocolo del Regreso del Fútbol”, de 31 páginas, que gobierna casi cada aspecto de su estancia en Portugal—.

La UEFA ha implementado un procedimiento en caso de que un equipo registre una prueba positiva: su partido se efectuará, sin que ese jugador (o jugadores) participen. Los encuentros solo serán cancelados si un equipo no puede contar con trece jugadores en buen estado. En esa situación, el equipo que no pueda proceder perderá. El resultado será registrado como una derrota 3-0. La UEFA dejó en claro en la reunión que tiene un procedimiento para casi todo.

Existe una buena razón para ello. La organización ha trabajado mucho en la competencia como para que no se logre llegar a la final, que Europa quede privada de un campeón. No solo ha sido un esfuerzo monumental en términos de planeación, pero también en términos de política.

Atletico Madrid's Hector Herrera, right, takes part with his teammates during a training session at the Jose Alvalade stadium in Lisbon, Wednesday Aug. 12, 2020. Atletico Madrid will play Leipzig in a Champions League quarterfinals soccer match on Thursday. (Lluis Gene/Pool via AP)
(Lluis Gene/Pool via AP)

El día posterior a que el Atlético de Madrid eliminó al Liverpool, el ganador del año pasado, en marzo, la idea de que la Liga de Campeones pudiera ser completada parecía irreal. La pandemia de coronavirus había llevado al futbol a un paro en toda Europa, y el torneo más prestigioso del continente fue congelado a medio camino durante la ronda de los dieciséis.

A medida que el cese de actividades continuó y las ligas intentaron elegir una manera de volver a la acción, la Liga de Campeones parecía, en todo caso, estar en peor peligro. La UEFA ha declarado de manera pública su compromiso a terminar la competencia —las consecuencias financieras de no hacerlo eran demasiadas para contemplarlas—, pero el camino hacia adelante no estaba claro.

Para mayo, la UEFA se había dado cuenta de que solo había una forma posible de concluir la competición. El torneo tenía que terminar en un máximo de tres semanas. A diferencia de las competencias nacionales que estaban regresando, tenía que reunir a equipos de múltiples países, con diferentes regulaciones para contener al virus. Tenía que ser una competencia por eliminación, una serie de partidos únicos jugados en un solo país, más parecido a las etapas finales de una Copa del Mundo.

Turquía estaba convencida de que podía ser sede de un torneo como ese: después de todo, la final de la Liga de Campeones había sido programada en Estambul antes de que comenzara la pandemia. Sin embargo, la UEFA estaba escéptica. Turquía fue considerada como demasiado riesgosa. Alemania, España, Hungría y Portugal se ofrecieron como voluntarios para tomar su lugar, y Turquía aceptó hacerse a un lado, al serle prometida a cambio la final del próximo año.

Al mismo tiempo, directivos portugueses hicieron su propuesta. Fernando Gomes y Tiago Craveiro, presidente y director ejecutivo de la federación de futbol de ese país, respectivamente, habían desarrollado una relación cercana con el liderazgo de la UEFA. Le enfatizaron que Portugal, en ese punto, no había sido afectado de manera tan fuerte como otras naciones, y que Lisboa tenía experiencia como anfitriona de grandes acontecimientos. Su intento de persuadir a las autoridades de la UEFA funcionó.

Con un formato y una sede, la UEFA ahora debía hacerse cargo de la organización. En circunstancias normales, eso podría tomar meses. Solo contaba con algunas semanas. Un acuerdo para albergar el torneo, que incluía incentivos fiscales, fue modelado con el gobierno portugués y un protocolo sanitario detallado fue creado. Los partidos, anunció la UEFA, se realizarían sin hinchas.

Staff workers set up banners of the UEFA Champions League in downtown Lisbon, Portugal, Wednesday, Aug. 12, 2020. The country has the center stage from Wednesday when eight of Europe's best teams start fighting for the coveted Champions League title amid strict health protocols.(AP Photo/Manu Fernandez)
(AP Photo/Manu Fernandez)

No obstante, en julio, todo ese trabajo de repente pareció estar bajo amenaza. Portugal tuvo un alarmante repunte en casos de coronavirus, centrado en Lisboa. Las autoridades del país impusieron un toque de queda en la ciudad, y algunos comenzaron a cuestionarse si Portugal debería albergar el evento.

El liderazgo de la UEFA, encabezado por su presidente, Aleksander Ceferin, sostuvo una llamada con altos funcionarios portugueses, incluyendo al primer ministro, Antonio Costa. Los directivos de futbol brindaron una presentación detallada, que involucró montañas de estadísticas y gráficos, los cuales, dijeron, mostraba el récord de pruebas de Portugal y el manejo del virus significaba que había una amenaza muy pequeña para el torneo.

Con ese obstáculo final superado, la UEFA podía impulsar el avance. El martes pasado, presentó la versión final de cómo luciría para los clubes su Liga de Campeones de emergencia. La concentración estaba en todas las normas repentinas de este nuevo mundo: cubrebocas, desinfección de manos y distanciamiento social.

Habrá solo un guiño al pasado. A las 20:50, precisamente diez minutos antes de la patada inicial de cada partido, un balón será colocado en su pedestal. En la superficie curva del balón, apenas debajo de una imagen del trofeo de la Liga de Campeones, dos palabras servirán como recordatorio de que esto no es como debía ser. Se leerá "Estambul 2020".

This article originally appeared in The New York Times.

© 2020 The New York Times Company

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