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La 'estrella' de Wall Street que generó la peor pesadilla financiera del siglo XXI

Bernard L. Madoff (R) arrives at US Federal Court for hearing regarding his bail January 14, 2009 in New York. Prosecutors are seeking a reversal of another judge's ruling on Monday that Madoff should be allowed to remain free under house arrest in his luxury Manhattan apartment. Prosecutors say Madoff violated his bail conditions by attempting to distribute more than a million dollars worth of jewelry to friends and relatives, when all his assets are under a court-ordered freeze. AFP PHOTO / TIMOTHY A. CLARY (Photo credit should read TIMOTHY A. CLARY/AFP via Getty Images)
Bernard L. Madoff (derecha) a su llegada a un Tribunal Federal de Estados Unidos el 14 de enero de 2009 antes de ser declarado culpable y sentenciado a 150 años de prisión por fraude. ( TIMOTHY A. CLARY/AFP via Getty Images)

La pesadilla comenzó el 11 de diciembre de 2008. Mientras Estados Unidos se preparaba para celebrar las fiestas navideñas, unas 37.000 personas se hundían en la desesperación tras saberse víctimas de la mayor estafa de la historia.

El artífice de las trampas fue Bernie Madoff, un mitómano que con sus cantos de sirena logró atraer inversiones por 65.000 millones de dólares, una cifra que equivale a los ingresos nacionales de países como Hong Kong y Hungría.

Madoff construyó durante décadas una madeja de relaciones que le permitían mantener su complejo esquema piramidal, en el que pagaba los dividendos de los inversionistas más antiguos con el dinero que aportaban los recién llegados.

La maldición familiar

El hábil estafador se declaró culpable pero mantuvo la inocencia de su esposa y sus hijos, quienes se salvaron de la cárcel pero no de un trágico final.

Su hijo Mark, de 46 años, no aguantó la culpa ni el asedio de las demandas que lo perseguían después de que su padre fue sentenciado a 150 años de prisión en un centro penitenciario de Carolina del Norte.

La única salida que Mark encontró a sus problemas fue un suicidio cuidadosamente planificado, que ocurrió exactamente dos años después de que su padre le confesó el colosal fraude financiero y Mark salió de inmediato a denunciarlo a la policía.

El cuerpo de Mark fue encontrado colgando de una correa de perro que amarró a un tubo en su piso del Soho, en Nueva York, mientras su hijo Nicholas, de dos años, dormía en la habitación contigua.

El agobiado hombre le escribió varios correos electrónicos a su esposa Stephanie Morgan, quien se había cambiado el apellido para escapar de la vergüenza familiar y se encontraba de viaje en Disney World con otro hijo de la pareja. En la última comunicación le dijo que la amaba y le pidió que enviara a alguien a casa para cuidar del pequeño Nick.

La tragedia continuó el 3 de septiembre de 2014 cuando Andrew, el hijo menor de Bernie, murió a los 48 años de un cáncer poco común llamado linfoma de las células de manto.

Andrew fue diagnosticado en 2003 pero se recuperó rápidamente gracias a un tratamiento exitoso. Cuando el cáncer reapareció en octubre del 2012, no pudo vencerlo.

El empresario dijo que su recaída se debió al enorme estrés que vivió cuando se enteró de las mentiras de su padre, a quien no volvió a hablar y jamás perdonó.

Ni Mark ni Andrew fueron acusados por las acciones criminales cometidas por Bernard, si fueron demandados en instancias civiles por el abogado Irving Picard, el apoderado encargado de supervisar la liquidación de la firma de los Madoff y la compensación de las víctimas.

¿Cómo llegó tan lejos?

Los fraudes piramidales, que también se conocen como Esquemas Ponzi, son operados por un coordinador central, que usa el dinero de nuevos inversionistas para pagar a los viejos. Esa circulación de dinero da una sensación de que la actividad es rentable y legítima, aunque en realidad no existen ganancias porque no hay una inversión real.

El embaucador se queda con el dinero restante o usa el excedente para expandir el alcance de su fraude. La estafa de Madoff fue tan colosal que defraudó a empresarios, celebridades, organizaciones sin fines de lucro y personas comunes y corrientes de 122 países.

No había dificultad de la que Madoff no pudiera superar con prolífica imaginación para mentir hasta que llegó la crisis financiera de Estados Unidos en el 2008. La excesiva flexibilidad para otorgar créditos bancarios y la inacción de los entes reguladores creó una burbuja inmobiliaria que al estallar se llevó todo a su paso.

La falta de liquidez fue tan severa que llevó a la quiebra del gigante financiero Lehman Brothers, lo que desató el pánico entre los bancos y los inversionistas.

La desconfianza privó ante la incertidumbre. Nadie prestaba y todos querían recibir los beneficios de sus inversiones.

Fue así como Madoff se vio en la insostenible posición de distribuir ganancias por 7.000 millones de dólares a sus preocupados clientes, cuando en realidad en sus cuentas apenas sumaba unos 300 millones. El resto había desaparecido en su laberinto de irregularidades.

Uno de los motivos por los que Madoff logró estafar a tantas personas sin ser detectado fue que era un conocido miembro de la comunidad financiera estadounidense.

Fundó su firma en 1960 y fue uno de los miembros fundadores del mercado de valores Nasdaq.

Aunque los documentos muestran que el desfalco alcanzó los 65.000 millones de dólares, investigaciones posteriores revelaron que Madoff sólo se habría embolsillado unos 20.000 millones.

El drama de los estafados

Miles de personas quedaron en la ruina con la caída de Madoff.

Uno de los desafortunados fue el sobreviviente del Holocausto y Premio Nobel de la Paz Elie Wiesel, quien perdió 12 millones de dólares en ahorros personales y 15 millones de su fundación dedicada a combatir la intolerancia, la indiferencia y la injusticia en el mundo.

Antes de morir en 2016, Wiesel calificó a Madoff como "uno de los peores bribones, ladrones, mentirosos y criminales" que hayan existido.

Varios centros de investigación médica y hospitales sintieron el impacto directo de la crisis de Madoff debido a que sus principales donantes y financistas quedaron en bancarrota luego de la estafa. Una de las instituciones más afectadas fue Gift of Life Bone Marrow Foundation, donde el mismo Madoff era un importante patrocinante.

Los jubilados que perdieron los ahorros de toda su vida quizás fue uno de los grupos más afectados. El ingeniero retirado de 79 años, Jack Cutter, se vio obligado a emplearse como reponedor de mercancía en un supermercado después de perder un millón de dólares invertidos con Madoff.

Uno de los casos más publicitados fue el de William Foxton, un veterano condecorado del Ejército Británico que perdió un brazo por la explosión de una granada en combate, sirvió en la Legión Extranjera de Francia y participó en decenas de misiones humanitarias de los cascos azules de las Naciones Unidas. Pero se pegó un tiro en la cabeza a los 65 años al saber que lo había perdido todo por culpa de Madoff.

De los malos, el peor

Hasta la fecha, Madoff es el estafador que más ha robado en la historia, seguido de lejos por Allen Stanford, quien estafó unos 7.000 millones de dólares al hacerse pasar por el heredero de Leland Stanford, el fundador de la prestigiosa universidad californiana que lleva su nombre.

Luego de convencer a los inversionistas, Stanford desviaba el dinero a sus cuentas personales en Antigua y otros paraísos fiscales. Pero dicen que las mentiras tienen patas cortas y eventualmente su sistema fraudulento fue desenmascarado y sentenciado a 110 años de prisión.

Madoff pidió disculpas a sus víctimas durante la sentencia. Pero en la intimidad ha dicho que las personas adineradas a las que estafó se lo merecían por avaros. Y los pobres también se llevaron su merecido por no tener idea de lo que hacían.

Dicen que se ha adaptado a su vida en prisión al punto de sentirse como pez en el agua. En una oportunidad monopolizó todo el chocolate caliente que había en la cárcel para venderlo y obtener ganancias.

En Wall Street o en una prisión federal, Madoff lleva la trampa por dentro.

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