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El nuevo Barcelona de Koeman es un guiño al pasado, con aires de Cruyff y de Guardiola: Messi vuelve a ser el falso 9

BARCELONA.- Se acabó el culebrón de Luis Suárez con el Barça, vendido finalmente al Atlético de Madrid sin costo alguno fijo, pero con la imposición de pagar dos millones de euros en cada ocasión que el equipo alcance los cuartos de final de la Champions League con el uruguayo en el plantel. "El conjunto madrileño pagará al FC Barcelona 6 millones de euros en variables", aseguraba el comunicado del club azulgrana. Una negociación tensa que terminó por conformar a todos. Aunque para Barcelona supone quedar rengo en el ataque, sin un 9 puro, sin un centro atacante que sea la referencia, por más que el flamante DT Ronald Koeman con su módulo 4-2-3-1 haga un guiño al pasado. Y una revolución, porque al mirar al pasado, con Johan Cruyff (otro holandés) como punto de partida al definir el estilo y el sempiterno 4-3-3 azulgrana, no se ha dado más que en dos ocasiones. Una fue precisamente con el crack holandés en el banco, reacio a la figura del 9 fijo. Y la otra con Pep Guardiola, que durante las dos últimas temporadas y media en el club situó a Messi de falso 9.

Cruyff lo tuvo siempre bien claro: no quería tener a un jugador de área porque prefería que los centrales rivales se sintieran incómodos, sin una referencia clara. Así lo explica el libro "¿Dónde está el delantero centro?", escrito por el periodista Joan Valls y en referencia a la llegada a Barcelona en 1986 de Gary Lineker, un devorador del área que de movida fue ubicado sobre la banda. No fue la única ocasión en la que Johan Cruyff encorsetó a los puntas: lo mismo sucedió con Julio Salinas, que en muchas ocasiones partía de la banda hacia el centro del ataque. Una idea que dejó de lado con la llegada del brasileño Romario en 1993y que supuso el principio del fin del juego del Dream Team, castigado en Atenas por el Milan (4-0), en la final de la Champions League 1993-94. Incluso, antes de marcharse Cruyff hizo fichar al punta bosnio MehoKodro, pero lo reubicó en la banda. Porque para Johan el 9 era el danés Michael Laudrup, que se intercambiaba la posición con frecuencia con Bakero, como explican muchos de sus goles con llegadas de la segunda línea.

El 9 de área, un sello de Barcelona

Desde la marcha de Cruyff, sin embargo, siempre ha habido un centroatacante de área en el equipo titular, independientemente del técnico: Ronaldo, Anderson, Kluivert y Saviola, además de Eto'o e Ibrahimovic. Pero el sueco no terminó de encajar con Messi, y Guardiola, que descubrió la patente en el recordado 2-6 ante Real Madrid de 2009, se decidió por sentar en el banco a Zlatan para darle el falso 9 a Leo Messi y ubicar a Bojan por el costado. Fueron años de buen fútbol, de posesión y lujos, que se acabaron cuando llegó Luis Suárez y con Luis Enrique como técnico. No fue de inicio, pues Leo seguía anclado en el centro del ataque. Hasta el punto de que la primera jugada que se recuerda del uruguayo es un centro medido ante Real Madrid que concluyó en gol de Neymar en la derrota azulgrana (3-1). "Hasta que Messi le pidió que situara a Suárez de punta porque así harían más daño", cuenta un jugador del vestuario azulgrana. Salió redonda la apuesta, con el segundo triplete del Barça en su historia, hito nunca igualado.

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Con Suárez en el equipo, siempre ha habido una referencia, un punta que se codeara con los centrales para expresarse en el área. Pero ya no está y Koeman parece decidido a recolocar a Messi, quien ya de niño, con acné, atendió por primera vez a Barça TV en 2003 con 16 años. "Me gusta jugar más de mediapunta, pero lo hago donde sea". Ahora, podrá hacerlo. "Digamos que habrá otro tipo de nueve", exponen desde el club azulgrana.

Aunque resulta extraño que se pretendiera a Lautaro Martínez primero y se tanteara a Lukaku (9 de área) y ahora se arrimen y negocien por Depay, que juega por dentro -no así en sus principios, cuando era extremo- y que baja en infinidad de ocasiones a recibir al centro del campo, tanto con el Lyon como con Holanda, lejos de ser un devorador del área. Koeman, ex técnico de la selección holandesa, lo sabe bien, predispuesto a utilizar la figura del falso 9 como hiciera Cruyff cuando él era el central azulgrana. Una función que implica menos exigencias defensivas.

Una política de fichajes de Barcelona que podría ser errática, pero que queda condicionada por la precaria economía del club y también por la presencia de Messi, que se sentirá menos exigido en la faceta defensiva del equipo al no tener que bajar, liberado para expresarse cerca del área. Hoy resulta difícil reconocer al Barça más clásico, el del mediocentro y los extremos, desplegado a partir del 4-3-3, después de que el entrenador apueste por el doble pivote y por jugadores de banda rematadores. La evolución del juego y la crítica economía del club azulgrana, que imposibilita una inversión propia de una entidad que presumía de ingresar mil millones, coartan los movimientos del Barça. El único guiño al pasado, el regreso al punto de partida, es precisamente el del falso 9.

Fuente: Diario El País, Espala