Los cinco infiernos del Barça

Josep Maria Bartomeu, FC Barcelona president, during the presentation of Sarunas Jasikevicuis as new coach of the FC Barcelona basketball team, on 06th July 2020, in Barcelona, Spain. (Photo by Noelia Deniz/Urbanandsport /NurPhoto via Getty Images)
Foto: Noelia Deniz/Urbanandsport /NurPhoto via Getty Images.

El mismísimo Dante tendría problemas para sobrevivir al viaje que proponemos hoy. Acompañadnos en este descenso a los infiernos azulgrana:

El infierno de la directiva

Es evidente que en las próximas horas, Bartomeu anunciará la fecha de las elecciones. No es tan evidente que vayan a ser elecciones anticipadas. Las fechas que se han filtrado nos sitúan en el mes de marzo-abril, una auténtica estupidez. Para eso, mejor dejarlas en junio como están y no interferir con la temporada. El presidente no va a dimitir. El 75 por ciento de la junta, tampoco. Esos son los dos requisitos legales, además del de la moción de censura, para que veamos una comisión gestora y un avance de los comicios. Not gonna happen. Así que podemos decir sin temor a equivocarnos que, salvo un milagro de última hora (que a veces los hay, en el mundo del fútbol), es muy posible que la temporada siguiente, la 2020-21 acabe siendo otro año tirado a la basura en Can Barça. Como mínimo, será una temporada nuevamente presidida por Bartomeu en casi su entera totalidad y un ejercicio económico cerrado por la junta actual. Nos viene al dedillo una frase de John Benjamin Toshack, elevando el escenario del campo de fútbol al palco presidencial, pero no queremos ser groseros.

El infierno de los banquillos

Pochettino. Koeman. Levanten la mano si están tan hartos como quien escribe estas líneas. Esa pantalla, la de lanzar nombres de posibles entrenadores que mágicamente van a traer la paz en el mundo y el estado de nirvana para el culé, la pasamos hace meses. El culé, esto, lo acaba de vivir. Fue en el mes de enero. Además con los mismos nombres. Que si Xavi, que si Koeman, que si Pochettino. El viaje acabó en Setién, como este puede acabar en García Pimienta.

Lo peor de todo es que el nombre del afortunado cuyas posaderas ocupen el banquillo del Camp Nou va a sentir improvisado. No debería. No será que el Barça no ha tenido avisos. Turín, París, Roma, Liverpool, Lisboa. Por no citar Nápoles, con Gattuso avisándote literalmente de que ya no eres quien fuiste y la liga perdida ante el Madrid. El club no actuó en 2016. Ni en 2017. Ni en 2018. Ni en 2019. Ahora, en mitad de una pandemia global y con la peor situación económica de los últimos años, hay que correr.

Para lanzarle un inmerecido cable a quienes tienen que tomar la decisión e intentar ser comprensivos, dejamos esta pregunta: ¿existe un entrenador en el mundo capacitado para plantar cara a este vestuario y controlar/seducir al mejor futbolista de la historia?

Tomen la decisión que tomen, tanto si el nuevo técnico es alguien flexible como si ha llegado el momento de la mano dura, se van a venir curvas.

El infierno de la estructura técnica

Este es el punto menos interesante de todos. Circulen rápido. Pueden leer en diagonal, si quieren. Más que nada porque en este apartado, en el que va a haber cambios, ya ha habido innumerables modificaciones a lo largo de esta década.

Ninguna ha servido para nada.

El Barça ha transitado por una montaña rusa de Zubizarretas, Roberts y Peps Seguras para acabar en Abidal y Planes. El primero ya hace meses que está sentenciado. Podemos tumbar su ficha del tablero. Su enfrentamiento con Messi habrá sido su tumba, con la ironía añadida de , no solo haber sido compañero suyo y haber ganado Champions con él, sino de especialmente llegar al club con la etiqueta de ser el hombre ideal para hacer de enlace entre directiva y vestuario.

Fenomenal trabajo.

Planes, con un perfil más futbolero y decisiones más razonables que las de Abidal, parece tener su futuro ligado al de Pochettino. Si el técnico argentino aterriza en Barcelona, se quedará. Si finalmente se va a la Roma, se irá con él.

El infierno de la plantilla

Siento ser portador de (más) malas noticias pero este es el apartado con menos solución a corto plazo de todos. Ya hemos visto que de entrenador y de director técnico se puede cambiar uno como de corbata y por muchos problemas que haya causado esta directiva, las elecciones (sean cuando sean) supondrán su final ineludible. Pretender regenerar de arriba a abajo todo un vestuario, especialmente uno ganador y plagado de cracks, es una utopía. Pretender hacerlo además en el verano más corto y más pobre de la historia reciente del fútbol, una estupidez.

No solo estamos en mitad de la crisis del coronavirus, no solo el Barça lleva haciendo las cosas mal a nivel económico y de decisiones desde mucho antes, sino que además un vistazo rápido al calendario confirma que estamos a mitades de agosto y que en menos de un mes empieza la Liga.

Barcelona's Argentinian forward Lionel Messi arrives at the team's hotel after being defeated during the UEFA Champions League quarter-final football match against Bayern Munich at the Luz stadium in Lisbon on August 14, 2020. (Photo by LLUIS GENE / AFP) (Photo by LLUIS GENE/AFP via Getty Images)
Fotos: LLUIS GENE/AFP via Getty Images.

Ya me dirán ustedes cómo se reconstruye un equipo en estas condiciones y sin avanzar elecciones. Han tenido cuatro cómodos y largos veranos para hacerlo. No lo han hecho. ¿Alguien cree que van a acometer la proeza heroica de solucionarlo todo ahora? ¿Alguien cree que los Suárez, Busquets, Jordi Alba y compañía, de todos los veranos en que se ha podido analizar su situación, va a ser éste el que se les va a encontrar salida? La respuesta es un rotundo y desagradable NO.

Lo que sí se puede hacer, si se pone a alguien valiente al mando, es revolucionar el once inicial. Apostar por Riqui, Ansu, Pedri, Trincao, De Jong. A Suárez no se le puede vender pero se le puede informar que va a jugar el treinta por ciento de los partidos desde ahora.

El infierno de la prensa

Ayer participé en una tertulia de uno de los canales de televisión más vistos de Argentina (TN), con millones de espectadores en directo. Allí están interesados en el futuro del Barça pero especialmente en el de Leo. Antes de darme paso, los dos presentadores estuvieron hablando de la locura que suponía la renovación de Jordi Alba. Su contrato, dijeron, ataba al club de pies y manos para intentar fichar a jugadores de calidad en el futuro que puedan rodear a Messi.

Una simple reflexión que casi nadie en Barcelona se ha atrevido a hacer en voz alta. No por no conocer esa realidad, obviamente, sino por quererla esconder. Hoy, abre uno un periódico de la ciudad condal y resulta que todo el mundo lo sabía. Todos eran muy listos. Pero callaron como ya saben ustedes qué.

La misma maquinaria mediática que lleva blanqueando a la directiva, escondiendo la realidad del club durante cuatro años y atacando, insultando, hasta cesando a cualquiera que levantara mínimamente la voz en sentido contrario, ahora salta a la palestra con una libreta plagada de soluciones y una gorra de entrenador y presidente adornando su decorativa cabeza.

Yo esto ya lo he vivido. Con Gaspart, primero, Con Rijkaard, después. Con el Tata Martino. Con Valverde y Setién, ahora. Volverá a pasar. Volverán a ser cómplices.

No desesperen, de todos los infiernos se sale. Lo que pasa es que, de estos en concreto, nos va a llevar años.

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