La aventura de los mejores surfistas del país que salieron en busca de una ola desconocida en un misterioso lugar de la costa argentina

Martín Passeri, el más experimentado, mete un tubo. Encontraron una ola distinta y se divirtieron
Martín Passeri, el más experimentado, mete un tubo. Encontraron una ola distinta y se divirtieron

Un equipo conformado por los mejores surfistas del país emprendió una aventura hacia la costa argentina en busca de una ola desconocida. El objetivo se encontraba entre Necochea y San Cayetano, dijeron los protagonistas sin dar más detalles sobre el spot donde se instalaron “en el medio de la nada” durante dos días.

El llamado Team Quicksilver fue conformado por Martín Passeri -seis veces campeón argentino de surf-, Maxi Siri -poseedor de cinco títulos nacionales-, Juan Cruz Ruggiero -campeón U18-, Nazareno Pereyra -ganador U16 en 2019-, Franco Radziunas -ganador de la primera fecha del circuito Open- y quienes destacan en las categorías juniors Thiago Passeri y Simón Siri.

Selfie grupal para retratar una gran aventura
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La aventura implicó andar 70 kilómetros por la arena, en dos camionetas que tuvieron que sortear dunas como Médano Blanco, uno de los más imponentes de Latinoamérica, con una altura de 100 metros.

Los protagonistas, cuyas edades variaban entre los 14 y los 45 años, vivieron 48 horas en un campamento improvisado a la vera del mar para encontrarse con olas desconocidas en las que buscaban una sensación nueva.

“Más allá de ser un team muy competidor y con resultados, no perdemos de vista el por qué somos surfistas. Ese espíritu amateur, de la búsqueda de olas, de descubrir lugares, vivir nuevas experiencias, compartir momentos y hacerlo en el equipo es también parte de lo que somos. Por eso esta aventura que hicimos, casi en el medio de la nada y durante dos días, nos conectó con nuestra esencia, con esa que nunca debemos perder”, señala Martín Passeri, el surfista top del país a sus 45 años.

Al lugar se trasladaron con todo lo necesario para acampar durante dos días: leña, carpas, tablas, equipamiento y un grupo electrógeno. El silencio del ambiente les permitió conectarse entre ellos y con su verdadera misión: surfear.

Siete horas de manejo y 70 kilómetros de arena en dos camionetas
Siete horas de manejo y 70 kilómetros de arena en dos camionetas


Siete horas de manejo y 70 kilómetros de arena en dos camionetas

Al respecto, Passeri comentó: “Los deportes se practican dentro de límites y esto fue un poco romper eso. Tomarte el tiempo para hacer 150 kilómetros, manejar siete horas, superar decenas de obstáculos en la arena y aguantar una amplitud térmica que fue de 0 a los 24 grados, sólo con la ilusión de conocer una nueva ola o disfrutar de las estrellas en medio de la nada, de un atardecer en la playa o simplemente de una charla o de un truco frente a un fueguito. De eso se trató esto”.

Simón, hijo de Maxi Siri, es a sus 9 años y con 1 metro 40 de altura uno de los mejores riders juniors. Sobre la experiencia, apreció: “Me encantaron las olas, sobre todo los tubos que encontramos, y me llevo también lo que me enseñaron en el team para tomarlos mejor. También me gustó subir a médanos que nunca había visto”.

Simón Siri, de nueve años y 1,40m, domó olas el doble que su altura. Es el futuro. Su padre Maxi, cinco veces campeón argentino, lo guió
Simón Siri, de nueve años y 1,40m, domó olas el doble que su altura. Es el futuro. Su padre Maxi, cinco veces campeón argentino, lo guió


Simón Siri, de nueve años y 1,40m, domó olas el doble que su altura. Es el futuro. Su padre Maxi, cinco veces campeón argentino, lo guió

Si bien para el equipo las olas fueron buenas, distintas y con tubos, no fueron tan épicas como esperaban. No consiguieron encontrar esa ola desconocida que buscaban, pero, en general, resaltaron el componente humano del viaje.

Tal vez no agarramos las olas que nos hubiese gustado, quizá manejamos más de lo que queríamos o no acampamos en el lugar ideal, pero el equipo se mostró siempre contento, unido y cooperativo. Eso me llevo, más que nada. Nadie bajó los brazos, resolvimos los problemas sobre la marcha y nos fuimos con una mayor sensación de equipo de la que llegamos”, reflexionó Passeri.

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Por su parte, Ruggiero analizó: “Anduvimos mucho, el primer día lo pasamos mucho en las camionetas y estuvimos cansados, pero disfrutamos cada experiencia, incluso de las malas. Fue un gran viaje, espero que se repita”.