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Australia y su tormenta perfecta: coronavirus, gripe y ahora un brote enorme de gripe aviar

El comienzo del otoño en el hemisferio norte suele estar asociado con la llegada de la gripe, ya que durante los meses de más frío el virus es capaz de propagarse mucho más rápido que con el calor. En este 2020 además, se va a juntar con la pandemia del coronavirus, que en los principales países de Europa ya vive una segunda ola con los contagios repuntando.

Una circunstancia por la que ya ha pasado Australia (al estar en el hemisferio sur sus estaciones son distintas y acaba de terminar el invierno y llegar la primavera). A la tormenta perfecta que supone para las sociedades unir la gripe tradicional con el covid-19, ahora en el país oceánico se añade un grave brote de gripe aviar, que ya ha provocado el sacrificio de cientos de miles de aves con el objetivo de frenar los contagios.

Al coronavirus y a la gripe ahora se une la gripe aviar en Australia. (BAY ISMOYO/AFP via Getty Images)
Al coronavirus y a la gripe ahora se une la gripe aviar en Australia. (BAY ISMOYO/AFP via Getty Images)

Su lejanía geográfica al resto de países ha hecho que Australia no haya sido uno de los países más afectados del mundo por el coronavirus, pese a que los primeros casos llegaron en su otoño y el mayor pico se produjo en invierno, allá por finales de julio y principios de agosto.

A principios de octubre Australia supera los 27.000 casos y se han producido menos de 1.000 muertes como consecuencia de la pandemia. La llegada de un mejor tiempo ha servido para aplanar aún más la curva y el número de infectados diarios se sitúa por debajo de 20.

Sin embargo, los efectos económicos sí que han sido duros en el país, ya que Australia ha entrado en recesión por primera vez en 30 años. La caída del PIB de un 7% en el trimestre de junio se une a la de un 0,3% en el anterior y es la mayor desde que se iniciaron los registros en 1959. La última vez que la nación entró en recesión (hecho que ocurre cuando dos trimestres consecutivos son negativos) fue en 1991 y entonces la economía se contrajo en un 1,3% y en un 0,1%, datos mucho mejores que los actuales.

En lo que respecta al virus de la gripe, el país ya ha vivido sus meses de mayor incidencia, que tradicionalmente son de junio a septiembre coincidiendo con el invierno. Y los datos en este sentido son esperanzadores para el hemisferio norte. Australia ha reducido este año los contagios de forma radical. Si en agosto de 2019 hubo 61.084 casos; en agosto de 2020 solo han sido 121.

Son varios los motivos que explican este drástico descenso. El principal fueron los cierres y las medidas restrictivas aplicadas por el coronavirus que ayudaron a que se produjeron menos contagios. El uso de la mascarilla y la distancia social fueron determinantes en este contexto.

Tal y como señalan los expertos, cuánto más duras sean las medidas que limiten el movimiento y el contacto humano, más se van a reducir las enfermedades respiratorias, entre las que se incluyen la gripe y el coronavirus. Otro factor a tener en cuenta es que la alta circulación de un virus de carácter respiratorio tiende a expulsar a los otros virus respiratorios, un fenómeno conocido como interferencia viral, que puede explicar la escasa incidencia de la gripe este año en Australia.

Calles casi vacías en Melbourne durante la pandemia de coronavirus. (Chris Putnam/Barcroft Media via Getty Images)
Calles casi vacías en Melbourne durante la pandemia de coronavirus. (Chris Putnam/Barcroft Media via Getty Images)

Finalmente, no se puede olvidar que por el miedo al coronavirus haya habido mucha gente que haya preferido quedarse en casa y no acudir a consultorios médicos y que haya terminado pasando la gripe.

Preocupación por la gripe aviar

Así, con la gripe casi desactivada en Australia, hay otro virus que preocupa y mucho y que está teniendo mucha incidencia. Se trata de la gripe aviar. Según la OMS, es una enfermedad infecciosa de las aves causada por la gripe y que se manifiesta de distintas maneras: desde síntomas leves a convertirse en una gran epidemia. Y en este sentido, en el país la que se está produciendo es muy grave.

Cabe recordar que normalmente los virus de la gripe aviar no suelen infectar a seres humanos, aunque algunas cepas han sido capaces de provocar enfermedades respiratorias graves. Una preocupación constante de las autoridades sanitarias es que estos virus puedan llegar a mutar y consigan transmitirse fácilmente entre los humanos, lo que podría provocar una pandemia de gripe.

Es algo que de momento no ha ocurrido en Australia, pero la realidad es que preocupa, habida cuenta de que ya se han sacrificado más de 460.000 aves, mientras que las autoridades intentan contener un brote que ya ha sido descrito como “el mayor de gripe aviar que se ha producido en el país”.

En el estado de Victoria, que cuenta con Melbourne como ciudad más poblada, se han detectado distintas cepas del virus, lo que significa que no todos los brotes están conectados, dificultando su contención. El pesimismo es alto y el estado de Nueva Gales del Sur, otro de los más importantes con Sídney como bandera, ya se prepara para esta amenaza que si se propaga rápidamente puede resultar devastadora.

Y es que la suma de coronavirus, gripe y gripe aviar no solo puede golpear duramente la economía australiana, sino que además puede influir en la alimentación, habida cuenta de que en el pasado ya hubo que sacrificar numerosas gallinas ante unos brotes que tuvieron menos incidencia que este. Después de superar la gripe con nota y con un gran control por el momento del coronavirus, evitar la propagación de la gripe aviar se presenta como un gran reto para las autoridades.

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