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Apasionado y excesivo, Maradona tenía estatus de culto más allá de la cancha

FOTO DE ARCHIVO. La exestrella de fútbol Diego Maradona fuma un cigarro antes del inicio del partido de fútbol de la Primera División argentina entre Boca Juniors y San Lorenzo de Almagro en el estadio de La Bombonera, en Buenos Aires.

Por Andrew Downie y Lucila Sigal

BUENOS AIRES, 25 nov (Reuters) - Diego Maradona tuvo más talento que casi cualquier otro futbolista de la historia, pero su estatus de culto en Argentina y alrededor del mundo iba más allá de la cancha.

Sus fallas lo hicieron humano y su naturaleza combativa generó adoración.

La estrella, quien murió el miércoles de un paro cardíaco a los 60 años, ganó la Copa del Mundo en 1986, llevó al club italiano Napoli a una gloria sin precedentes y, en un partido crucial contra Inglaterra de cuartos de final, metió dos de los goles más memorables de todos los tiempos, uno con su mano y el otro con sus pies.

"Como jugador nos dio todo", dijo a Reuters Elsa Flores, una vecina de Buenos Aires. "No creo que haya un argentino que diga que no nos dio todo. Nos dio un Mundial y nos dio muchas cosas como jugador, siempre jugaba por la camiseta", agregó.

Fuera de la cancha, Maradona era apasionado, un hombre de excesos. Un gigante de baja estatura con grandes ambiciones. Sabía cómo llegar a la gente y no le importaba lo que los demás pensaran de él, un comportamiento despertaba amor y odio en igual medida.

Fue reverenciado en Nápoles, donde 30 años después de sus hazañas su imagen todavía adorna paredes, carteles y templos.

En Argentina fue idolatrado en canciones y una "iglesia" virtual, con sus propios 10 mandamientos, floreció para literalmente venerar al habilidoso jugador cuyo número "10" dio lugar a su sobrenombre D10S, un juego de palabras para "DIOS".

"Maradona no es una persona cualquiera. Es un hombre pegado a una pelota de cuero", declaró el cantante argentino Andrés Calamaro en su canción "Maradona". "No me importa en qué lío se meta. Maradona es mi amigo y es una gran persona", agregó.

El astro defendía abiertamente causas argentinas, incluyendo el reclamo de soberanía de las islas Malvinas, un tema con una alta carga política, y los pedidos de justicia de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo, quienes todavía reclaman por sus seres queridos desaparecidos durante la última dictadura que asoló al país.

Maradona fue amigo de líderes izquierdistas latinoamericanos como el cubano Fidel Castro y el venezolano Hugo Chávez, pero también defendió al mandatario argentino de corte neoliberal Carlos Menem.

En Italia, hablaba en nombre del sur pobre contra el norte rico del país.

"MURIÓ EL FÚTBOL"

En un deporte donde prevalece la tibieza y las declaraciones "de cassette", Maradona estaba dispuesto a dar sus opiniones y los argentinos lo amaban porque veían algo propio en él, tal vez más de lo que algunos se animarían a reconocer.

Su devoradora y a veces destructiva pasión era el paradigma de lo que significa ser argentino, donde las grandes efusiones muchas veces son seguidas de una profunda melancolía.

Esto fue lo que les hizo perdonarlo tantas veces, a pesar de coquetear con autócratas y dictadores y sus recurrentes problemas con el alcohol, las drogas y sus parejas.

La "Iglesia Maradoniana", donde Diego es Dios y tiene miles de seguidores alrededor del mundo, cuenta con 10 mandamientos como "Declarar tu amor incondicional por Diego y el buen fútbol" y "Difundir los milagros de Diego en todo el universo".

En la cancha, Maradona también era la personificación de Argentina y no solo por su indiscutida genialidad. Su astucia, su amor por engañar a sus rivales y su profunda desconfianza de la autoridad marcaron su fútbol.

Como un seguidor de la iglesia escribió en la página de Facebook del grupo: "Murió el fútbol. Nada más que decir. AD10S".

(Reporte de Andrew Downey y Lucila Sigal)