¿Por qué Griezmann se lleva todos los palos cuándo el fichaje más decepcionante de la Liga ha sido Hazard?

Eden Hazard y Antoine Griezmann, esta temporada.
Eden Hazard y Antoine Griezmann, esta temporada.

Una vez finalizada la Liga, es momento de pasar revisión a aquellos fichajes estrella del verano que desembarcaron en sus clubes con la vitola de revolucionar el ataque y comprobar si, como se planteaba en un inicio, han cumplido las expectativas. En este sentido, hay que decirlo alto y claro. Las críticas exacerbadas que ha recibido Antoine Griezmann en contraposición a las opiniones que revolotean alrededor de la figura de Eden Hazard no se corresponden con la realidad. Es cierto que el francés no ha acabado de encontrarse cómodo en el ataque azulgrana, pero ha aportado mucho más a lo largo de la competición que un Eden Hazard tremendamente irregular.

El ‘7’ madridista debería haber sido el pilar sobre el que construir el nuevo Real Madrid de Zinedine Zidane. Nada más lejos de la realidad, el hombre encargado de catapultar un sistema ofensivo que la temporada anterior había ido a rebufo de la creatividad de Karim Benzema y la velocidad de Vinícius Júnior se quedó por el camino. El extremo nunca aterrizó en la temporada tras llegar pasado de peso y sufrir una lesión. A partir de allí, irregularidad, lesiones y vuelta a la casilla de salida. Una situación que, por dinero puesto sobre la mesa y rendimiento, le convierte en el fichaje más decepcionante de la Liga.

Tímido, lento, cohibido y sin representar el papel de líder ofensivo que se esperaba. Un rendimiento muy decepcionante e insuficiente para un jugador de un potencial extraordinario al que habrá que esperar la próxima temporada. Hay que resaltar que las lesiones no le han permitido mostrar su nivel y que, cuando estuvo al 100%, su equipo gozó de más recursos, pero esta situación tan solo se reprodujo durante seis o siete partidos ligueros. Se le ha venido quedando muy corto al conjunto de Concha Espina. De hecho, la ausencia de Hazard fue tan crucial para el Real Madrid que obligó a Zidane a reinventar las líneas maestras de su plan y basar su modelo más en la seguridad defensiva y el control que en la dinamita ofensiva.

En el otro lado del ring, Antoine Griezmann se ha sacrificado como pocas estrellas de su tamaño lo harían. Siempre a la sombra de Leo Messi y Luis Suárez, ha puesto su figura a disposición de las necesidades ofensivas de su equipo. Ha jugado en la banda sin saber regatear, como delantero centro sin que le asistieran y tan solo se ha encontrado cómodo formando una doble punta con acceso a la zona central. En otras palabras, el Barça se ha pasado una gran parte del campeonato doméstico desaprovechando a uno de los mejores jugadores del mundo de manera sistemática. Le ha dado muy pocos argumentos para disfrutar del fútbol.

Aún así y pese a las dificultades que ha tenido que afrontar, Griezmann ha contribuido con hasta 9 goles frente al solitario tanto de Eden Hazard. Si bien el extremo blanco se ha encontrado con un entramado táctico que le iba como anillo al dedo y cuya banda izquierda estaba absolutamente reservada para él, el galo se ha topado con un contexto que le ha limitado tanto su radio de acción como su protagonismo finalizador al coincidir con Luis Suárez y Leo Messi.

La diferencia, por tanto, no solo radica en un rendimiento superior aunque corto protagonizado por Antoine Griezmann en comparación a un ausente Hazard, sino en cómo el primero remó a contracorriente en una temporada marcada por la inestabilidad colectiva. El Barça fichó a una superestrella sin saber cómo encajarla conseguiría su mejor versión mientras que el Real Madrid construyó el entorno perfecto para un Eden que no supo ni pudo aprovechar la oportunidad. En definitiva, Griezmann no ha estado para tirar cohetes, pero ha aportado más a su equipo de lo que lo ha hecho Eden Hazard.

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