Antoine Griezmann ama el fútbol pero su otra pasión son los caballos
Antoine Griezmann, la estrella del Atlético Madrid, es toda una sensación dentro del terreno de juego, pero fuera de la cancha tiene otra grande pasión que le consume su tiempo: es amante de los caballos.
Así lo ha dejado ver el propio futbolista de la selección Francia, quien en unas semanas estará jugando en el Mundial de Rusia 2018, a través de varias publicaciones en redes sociales, donde muestra su amor por los equinos, especialmente por una yegua llamada “Princesa”.
Hace apenas dos semanas el jugador presentó oficialmente al ejemplar, a través de una fotografía que colgó en redes sociales, tras la destacada participación debut de “Princesa” en una carrera en el hipódromo de Parilly, en Lyon, Francia.
“Primera carrera y primer podio para mi Princesa. Orgulloso de haber vivido esto en vivo”, comentó el futbolista en su cuenta de Instagram, minutos después de haber visto a su yegua corriendo los 1,000 metros sobre la pista y alcanzando un honroso tercer lugar.
Griezmann también quiso elogiar al jinete que cabalga a su animal, Franck Blondel, un francés de 44 años, en quien sigue confiando pese a que de 254 carreras disputadas solo cuenta con 26 triunfos.
Pero el amor del francés por los equinos no termina como “Princesa”, nombre elegido por la hija de Griezmann, sino que tiene otros finos ejemplares que le han costado mucho dinero.
Su otro consentido es un macho de dos años llamado “Hooking”, que comparte con su preparador, Philippe Decouz, quien está a la espera de estrenarse en el mundo de las competencias. Y a comienzos de este año adquirió a “Bombilla“, quien junto a los otros dos equinos se sumó a la familia de caballos GriziGalop que tiene el futbolista, que empezó con un pura sangre apodado “Tornibush”, quien en noviembre del año pasado fue el gran triunfador en la competencia de 1,800 metros en Marsella y le significó a su dueño un botín de $14,000.
Y es tal la pasión del jugador del equipo español que ha logrado contagiar de ese amor a su hermano menor, su esposa, Erika Choperena, y a su pequeña hija Mia, quienes lo acompañan a los hipódromos y van a visitar a los caballos a los establos.
Griezmann ha afirmado que desde muy pequeño siempre tuvo un cariño especial por el balón y por los caballos y no descarta un día poder competir personalmente como jinete, aunque por ahora ese rol se lo deja a los expertos que lo rodean. El jugador por ahora practica como jockey de cuádrigas junto a su hermano.
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