La vida de 'Anboto', la etarra más sanguinaria recién condenada a 122 años de cárcel

La etarra María Soledad Iparraguirre, alias 'Anboto' (Foto: Twitter/@secoursrouge)
La etarra María Soledad Iparraguirre, alias 'Anboto' (Foto: Twitter/@secoursrouge)

María Soledad Iparraguirre, conocida en la banda terrorista ETA como ‘Anboto’, ha sido condenada a 122 años de cárcel por la Audiencia Nacional por dar la orden y suministrar los explosivos en el atentado con bomba lapa que acabó con la vida del comandante del Ejército de Tierra Luciando Cortizo y herir a su hija, que viajaba de copiloto con él, además de a otros transeúntes, en León, el 22 de diciembre de 1995.

Lo más destacable en su sentencia es el matiz que hacen los jueces en su “especial perversidad y falta absoluta de respeto por la vida e integridad de las personas de la acción y de la afectación psíquica e intenso sufrimiento causado a las víctimas”. Una fama de frialdad que le ha costado años de crímenes obtener.

Llegó a ser la jefa de los comandos de ETA, con capacidad absoluta para fijar objetivos y determinar la actuación sobre las próximas víctimas, además de proporcionar los materiales necesarios e instrucciones de fabricación y uso. Pero ella empezó desde abajo y hasta llegar a ese punto será mejor rebobinar.

– El origen del sentimiento etarra –

María Soledad nació en Escoriaza (Guipúzcoa), en 1961, y se crió en una casa de militantes de la banda terrorista, por lo que mamó desde pequeña todo lo relacionado con ETA. El único idioma que ha conocido es ETA y estaba predestinada desde antes de nacer a ser un nombre importante dentro de la banda.

Todo esto ya es mucho, pero se le suma un acontecimiento que fue un punto de inflexión en su vida: cuando tenía 20 años, en 1981, quedó marcada por una acción policial en su propia casa, en la que encontraron 8.000 kilos de dinamita procedente de Francia escondidos en la cuadra, un zulo de ETA. En la redada, eso fue lo de menos. Su novio, el etarra José Manuel Aristimuño, alias ‘Pana’, murió enfrentándose a tiros con la policía. Su padre, Santiago Iparraguirre, a su vez, huyó a Francia en busca de la clandestinidad para evitar afrontar los cargos.

Según recoge El Confidencial, “frente al féretro de su pareja, cubierto con el anagrama de ETA, una ikurriña y varias flores, juró odio eterno”. Otro medio, El Mundo, el 4 de octubre de 2004, fue más allá al respecto, afirmando que debido a la muerte de ‘Pana’, miembro del comando Araba, “se convirtió en la etarra más sanguinaria”.

Su apodo, por cierto, se debe al monte de Anboto, uno de los más relevantes del País Vasco, situado mayormente en Vizcaya, aunque con una pequeña parte en Álava. Su importancia radica en que es prácticamente sagrado para la mitología vasca al ser la casa de la Dama de Amboto, Mari, de la que se dice que puede convertirse en aire y fuego, incluso beber la vida de los hombres. El mote en la banda terrorista no se elige al tuntún.

– Comando Araba –

Su pareja sentimental, ‘Pana’, llegó a ser jefe de dicho comando. Se conocieron gracias a las visitas continuas de este al caserío del padre de ‘Anboto’. Esta también se trasladó a Francia, donde se adiestró hasta 1985 para ser una ejecutora.

La prueba de fuego para ella fue un ametrallamiento a la unidad móvil de RTVE y a los agentes de policía que lo custodiaban en el polideportivo de Mendizorroza, en Vitoria. Dos policías, el conductor y un técnico resultaron heridos de bala. Era marzo de 1985 y Xabier Aguirre, portavoz por aquel entonces del PNV, condenó el acto con estas palabras: “no tiene nombre, pues ha sido realizado en un acto multitudinario y no sé si pueden ser los últimos coletazos de ETA, que está actuando a la desesperada”. Pero a ETA le quedaba todavía mucho daño por hacer.

Entre 1984 y 1987, ‘Anboto’ formó parte del comando Araba hasta su disolución. Durante esta fase de su vida se le atribuye su primer asesinato, el del cartero Estanislao Galíndez en Amurrio (Álava). A este, le siguieron muchos más, no sólo en dicho comando, junto a figuras de la banda como Juan Carlos Arruti Azpitarte (alias ‘Paterra’), famoso por ser uno de los etarras más sanguinarios, llegando a ser condenado a 1.285 años de prisión tras ser detenido en 1.989 por cometer hasta 14 asesinatos, entre otras muchos delitos. Sólo cumplió 24 años, siendo liberado el 19 de noviembre de 2013.

Otro compañero de ‘Antobo’ fue Eusebio Arzalluz Tapia (alias ‘Paticorto’), uno de los terroristas en libertad más peligrosos del mundo, con orden de búsqueda internacional, que lleva años escondido, se cree que en un país latinoamericano, tras poder escapar de cualquier operativo policial. Es temido internacionalmente por sus vínculos con el hampa.

Y para completar el equipo del terror, José Javier Arizcuren (alias ‘Kantauri’), con el que ‘Antobo’ mantuvo una relación sentimental y que llegó a ser dirigente del aparato militar de ETA. A él se le condenó, después de ser detenido en París el 9 de marzo de 1.999, como responsable de la muerte de 20 personas, entre otros muchos crímenes.

A 1998  photo of Javier Arizcuren-Ruiz, also known as Kantauri, the head of the Basque separatist group ETA's military wing, who was arrested in Paris Tuesday, March 9, 1999. Kantauri, being investigated for an alleged role in 18 killings during ETA's armed struggle, is accused of ordering the failed 1995 assassination of Spain's King Juan Carlos. (AP Photo/str)
Una foto de 1.998 de José Javier Arizcuren-Ruiz, alias 'Kantauri'. (AP Foto/str)

– Comando Madrid –

Debido a la disolución del comando Araba y previo paso por Francia, Marisol Iparraguirre pasó a formar parte del comando Madrid junto con su pareja ‘Kantauri’. Allí se les atribuye atentados como el perpetrado contra Irene Villa y su madre, María Jesús González, además de otros cinco más, causando ocho muertes en total.

En 1.992, cuando Iparraguirre llevaba dos años en la capital, la policía encontró documentos en los que ya aparecía como la responsable de los comandos legales de la organización terrorista. Lo curioso es que no pasaba desapercibida ante los ojos de la gente. Una ficha policial de la época recoge que se trataba de una mujer “elegante y con buena presencia” que frecuentaba “los ambientes selectos de la capital, con ropa de calidad”.

– Una líder sanguinaria –

La vida le sonreía hasta que tanto ella como su pareja se percataron de que estaban siendo seguidos muy cerca y corrían un grave riesgo de ser detenidos. Inmediatamente, en 1.993, huyen de nuevo a Francia para pasar a liderar el aparato militar de la banda armada. Desde allí ordenaron varios atentados diferentes, entre ellos uno contra el rey, entonces, Juan Carlos en la inauguración del Museo Guggenheim de Bilbao.

‘Anboto’ llevaba la voz cantante de los dos y más cuando ‘Kantuari’ fue detenido en París. Tres años antes, sin embargo, ya había ordenado el asesinato por la que se le ha juzgado y condenado con 122 años de cárcel, el de Luciano Cortizo en León, en el año 1.995. Pero no sólo mandaba ejecuciones, también se encargaba de recaudar el impuesto revolucionario.

Sus días de felicidad llegaron a su fin en 2004, cuando fue detenida junto a su ya pareja Mikel Antza, máximo dirigente del aparato político de ETA. Se refugiaban en Salies-de-Béarn, un pueblo a medio camino de Pau y Biarritz.

Allí fueron condenados a 20 años, de los cuales cumplieron la mitad. En mayo de 2018, desde la cárcel en Francia, ‘Antobo’ anunciaba junto a Josu Ternera el fin de ETA con un comunicado histórico.

Marisol Iparraguirre está considerada la mujer que más alto ha llegado en la organización terrorista, junto con Dolores González Catarain, alias ‘Yoyes’, ejecutada por la propia banda bajo el pretexto de traición.

Por fin la justicia española tiene en su mano el juzgar a una de las etarras que más daño ha hecho. Sólo en su primer juicio ya acumula 122 años de prisión, y todavía le quedan 12 más.

Más historias que te pueden interesar: