AMLO, tenemos un problema: ¿por qué miente el presidente?

Mexican President Andres Manuel Lopez Obrador gives his daily, morning press conference in front of the former presidential plane at Benito Juarez International Airport in Mexico City, Monday, July 27, 2020. The president, who only flies commercial as one measure in his austerity government, has been trying to sell the plane since he took office. (AP Photo/Marco Ugarte)
(AP Photo/Marco Ugarte)

En repetidas ocasiones durante su conferencia de prensa mañanera el presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho, como si su convicción fuera un ejemplo a seguir, que guía su vida siguiendo tres principios. No miento, No robo y No traiciono.

La realidad es otra cuando se documenta el discurso que diariamente expresa ante los medios. Según la Consultoría Integralia, empresa dedicada a los estudios de opinión, el “31 por ciento de lo que dice el presidente en su conferencia de prensa diaria no corresponde con la realidad”. Implica que miente, no está bien informado, dice ocurrencias, al no saber del tema y demás. (Infobae, 8 de marzo de 2020)

No parece que la tendencia vaya a disminuir. Cuando desde el poder se trata de imponer la visión de la realidad destacando temas para desviar la atención sobre los problemas que afectan al pueblo, hacen falta “los otros datos”, las versiones de la historia a conveniencia, confrontaciones verbales con los adversarios y el combate en contra de los molinos de viento.

La estrategia es evadir la realidad presente, invocando el pasado maligno, ante la promesa de un futuro mejor en el que la oferta básica es que ya no habrá corrupción.

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Las conferencias de prensa del presidente López Obrador son una “fabrica” de noticias que lo son porque las construye el discurso presidencial y, en México, ese verbo es primero y se supone que es verdadero. También es cierto que el que mucho habla mucho se equivoca.

El presidente López Obrador está de gira por los estados del norte, en Nuevo León, en su conferencia de prensa se refirió a la pandemia. Comentó que, en países de Europa, como España e Italia, incluso en Nueva York, en Estados Unidos, se habían saturado los hospitales “no había camas, sobre todo para terapia intensiva, y tuvieron que decidir dejar a los adultos mayores sin atención. Eso no sucedió en nuestro país”.

El presidente López Obrador dice que no le gusta hacer comparaciones, pero se disculpa y las realiza. Hace diez días en su conferencia mañanera aseguró que “la pandemia de COVID-19 "estuvo mal manejada" en España , y que la estrategia de su gobierno para superar la crisis sanitaria y económica servirá de "ejemplo" para otros países. (Noticieros Televisa, 18 de agosto de 2020)

La respuesta del gobierno español fue inmediata. La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, declaró: “Este tipo de comparativas, yo creo que no ayudan, no creo que les resulten muy útiles a los ciudadanos mexicanos, como si yo hiciera el comentario opuesto”. (EFE, 18 de agosto de 2020)

Lo que dice el presidente tiene repercusiones inmediatas en la sociedad y cuando sus afirmaciones no corresponden con la realidad, los afectados, en su derecho, expresan públicamente su punto de vista y le “enmiendan la plana”, lo que hace que aparezca como mentiroso o mal informado.

Durante el sexenio de Felipe Calderón Nacional Financiera (NAFIN) otorgó a Braskem, filial de Odebrecht, un crédito de más de 280 millones de dólares. La documentación correspondiente fue clasificada como confidencial y reservada por diez años.

El presidente López Obrador insiste en que Braskem debe pagar, señaló que su gobierno no es tapadera y ordenó a NAFIN hacer públicos los contratos del crédito otorgado para construir la planta Etileno XXI.

La empresa declaró que había liquidado el crédito de manera anticipada. “Es totalmente incierta y falsa toda afirmación o insinuación sobre condonación, regalo o 'perdón' de créditos en favor de Braskem”. (El Economista, 26 de agosto de 2020)

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Lo mismo pasó con el caso de Altos Hornos de México, empresa que según él, había aceptado devolver cerca de 200 millones de dólares de un sobreprecio que le pagó Pemex por su planta de Agro Nitrogenados. Más tardó en decirlo que la compañía en desmentirlo.

El presidente apareció como desinformado de un tema que diariamente “machaca” a partir de la colaboración de Emilio Lozoya. Y así es una y otra vez.

Para el presidente López Obrador lo que dice es verdad y en el proceso de su publicación y confrontación con la realidad, es desvirtuado por los medios. Es el caso de su frecuente denuncia de la posición crítica del periódico Reforma. Un ejemplo reciente es la presentación que hizo de una gráfica para demostrar que este diario miente en el tema de los muertos por Coronavirus.

Reforma había publicado un reportaje en el que mostraba el manejo que habían hecho de la pandemia otros países, lo que ubicaba a México como uno que peor había actuado.

El tema de un presidente que miente en sus conferencias de prensa tiene efectos en la credibilidad que los gobernados deben tener en sus gobernantes. Rompe la confianza de los inversionistas mexicanos y extranjeros cuando quedan a flote los dichos y los hechos. Las mentiras del presidente pueden costar vidas como las relacionadas con el manejo de la pandemia, la economía y la inseguridad que afectan el presente y futuro del país. AMLO, tenemos un problema.

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