Allegri y la búsqueda de la perfección

Juventus (Getty Images)
Juventus (Getty Images)

Lo que más ha asombrado de la Juventus en esta Champions ha sido su capacidad de adaptación.

Luego del 0-0 del primer partido en casa frente al Sevilla, Massimiliano Allegri entendió que el equipo que le habían armado Andrea Agnelli y Giuseppe Marotta para salir campeón no podía ser tan defensivo.

Ese día el técnico juventino alineó a Mario Lemina, Kwadwo Asamoah y Sami Khedira en el mediocampo, dejando a Miralem Pjanic y a Juan Cuadrado en el banco. Juventus se defendió bien pero en el juego ofensivo careció de fluidez, esa marca inexpugnable que tienen los equipos arrolladores, y el saldo final fueron cuatro insípidos remates a portería en ataque.

Los jugadores de la Juventus celebran su título número 33 en Serie A. (AP Photo/Antonio Calanni)
Los jugadores de la Juventus celebran su título número 33 en Serie A. (AP Photo/Antonio Calanni)

Allegri trató de corregir su avara estrategia ingresando a Pjanic por Asamoah al minuto 68 cuando ya era muy tarde y el Sevilla ya se había acomodado a placer en el Juventus Stadium.

Juve tuvo mucha calidad técnica sentada en la banca por un largo tiempo”, tituló La Gazzetta dello Sport al día siguiente. “Fue una decisión táctica”, respondió Allegri.

Dos semanas después Allegri ya había entendido lo que debía hacer con su equipo, y en Zagreb ante el Dinamo inició con Pjanic. A casa se fueron con el 66 por ciento de la posesión, un 92 por ciento de efectividad en los pases y 16 intentos de gol. A los 24 de juego, Pjanic ya tenía ganando a su equipo en el 4-0 final.

A partir de ahí el bosnio no soltaría más la titular y Allegri, poco a poco, acomodaba sus fichas y retocaba su estrategia buscando hacer de la Juve un equipo compensado, heroico en defensa y virtuoso en ataque. En la Serie A lo era desde hace un buen tiempo, pero no en Europa.

Agnelli, su presidente, no quería que le hablaran más de la magnífica manera de defenderse de su equipo y para eso había pagado una fortuna por Gonzalo Higuaín, quien venía de romper un récord histórico de goles con el Napoli. También pagó una buena suma por Pjanic y le pidió al Chelsea que le extendiera el préstamo de Cuadrado, quienes sumados a los ya presentes Paulo Dybala, Mario Mandzukic, Alex Sandro – más el regalo venido del cielo que significó la llegada gratis de Dani Alves -, sentenciaban los rumores que corrían por toda Europa: la Juve se armó para ganar la Champions.

En la tercera fecha Juventus derrotaría al Lyon de visita 1-0 jugando con un hombre menos tras la expulsión de Lemina y con un gol de Cuadrado, quien reemplazó a Dybala a 20 del final. El partido había resultado durísimo, con un Lyon rematando 14 veces (mismas que la Juve) sobre el arco de Gianluigi Buffon, quien salió ovacionado de parte y parte.

Gigante Buffon, genio Cuadrado, Juve heroica”, leía la tapa de Tuttosport.

De vuelta en casa y de nuevo ante el Lyon, Allegri apostaría por segunda vez en la temporada por una defensa de cuatro (la había utilizado en liga ante el Udinese), aunque lo que más llamaría la atención era la inclusión de Stefano Sturaro en la línea de volantes con Cuadrado una vez más en el banco. Con Dybala lesionado, Mandzukic jugaba su primer partido como titular en Champions.

Massimiliano Allegri ha probado distintas fórmulas para encontrar el equipo ideal en la Juventus. (Foto: Twitter)
Massimiliano Allegri ha probado distintas fórmulas para encontrar el equipo ideal en la Juventus. (Foto: Twitter)

El 1-1 volvió a generar animadversión en hinchada y prensa. “Esto no es suficiente en Europa”, escribió Corriere dello Sport.

Allegri seguía sin encontrar el equipo, más allá que en el torneo local, pese a las derrotas ante Inter y Milan, seguía puntero.

Ante el Sevilla, en el Sánchez Pizjuán, Juve necesitaba una victoria para asegurar su paso a octavos y quedar cerca de ganar el grupo. El problema era que lo tenían que hacer sin los lesionados Chiellini, Barzagli, Dybala e Higuaín. Allegri puso de inicio a Cuadrado y ubicó a Alex Sandro en el tridente de punta, implementando de nuevo una defensa de cuatro.

La Vecchia no tuvo un desempeño fascinante, sin embargo se le reconoció esa sed de triunfo que la acompaña desde hace un buen rato. El 3-1 los dejaba en segunda ronda y a una victoria en casa ante el Dinamo para pasar primera de grupo.

Para el último partido de la fase de grupos ya se habían recuperado Higuaín (titular) y Dybala (suplente), y el partido terminaría con un cómodo 2-0 que mandaba al bianconero a la siguiente fase con un registro de cuatro ganados, dos empatados, ninguno perdido, 11 goles a favor y dos en contra.

Era diciembre y Allegri ya había probado el 3-4-1-2 y el 4-3-1-2.

La fórmula de los cuatro defensores pareció convencer más a Allegri, y así salió ante el Porto en febrero por los octavos de final. Sin embargo, uno de los descubrimientos más trascendentales de lo que significó la mutación de la Juve a ser lo que es hoy tiene nombre propio: Mandzukic.

Juventus – Porto (Getty Images)
Juventus – Porto (Getty Images)

Allegri empezó a ver en el croata a un carrilero más que a un delantero. Ya lo había probado en el ataque haciendo dupla con Higuaín, sin poderle sacar el mejor provecho. Se quitaban espacios. La idea del Mandzukic como extremo por izquierda la puso en efecto ante la Lazio en enero luego de perder ante la Fiorentina. Mantuvo los cuatro defensas, pero en el mediocampo utilizó un 2-3 con Khedira y Pjanic en la primera línea y Cuadrado, Dybala y Mandzukic delante de ellos y detrás de Hiaguaín.

Esto derivó en otro gran acierto de Allegri: sacar a Dybala como segundo delantero y utilizarlo como enganche para alimentar al Pipita y romper también por el centro.

¡Bingo!

Allegri por fin conseguía el sueño de su jefe: mantener la solidez defensiva de siempre y sumarle un ataque mortífero. El Porto fue merienda rápida.

Una ronda después doblegaron al Barcelona con una demostración placentera de fútbol exquisito, dictando sentencia de cuán peligrosa era la Juve en Europa. La cosa era en serio. Y el Barca resultó ser el conejillo de indias del laboratorio en ebullición de Allegri. Los demás tomaban atenta nota.

Ya en semifinales, Juventus se jugaba el prestigio ante un Monaco que no tenía nada por perder, y que, al contrario, era la sensación de la competición por su irreverencia y desfachatez de ir tumbado rivales de más alcurnia europea como el Manchester City y el Borussia Dortmund.

Allegri optó por alinear con Barzagli como lateral por derecha y ubicar a Dani Alves como extremo por ese sector en lugar de Cuadrado. El once inicialista sorprendió, pues el colombiano venía desempeñándose bien. Y antes de que se le pudiera recriminar algo a Allegri, Higuaín ya tenía ganando a la Juve con asistencia de Alves. Media hora después Alves volvería a encontrar al Pipita para el 2-0 final.

Dani Alves
Dani Alves ha sido clave en el buen andar de la Juventus esta temporada. Aquí celebra su gol ante el Monaco en semifinales. Reuters / Stefano Rellandini

Juve no solo tenía un pie en Cardiff, sino que había despedazado a su rival con Dani Alves como figura. Allegri se volvía a salir con la suya.

En la vuelta, volvió a poner línea de tres en el fondo (Barzagli, Bonucci y Chiellini), volvió a sentar a Cuadrado y volvió a ubicar a Dani Alves como extremo, cerca de Dybala, para que éste siempre tuviera una opción de pase a la hora de abrir el juego.

El ex Barcelona volvió a ser figura con un gol de volea que hizo trastabillar a Agnelli de la emoción en su palco y que terminó con el dirigente clavado de cabeza bajo una silla. La situación era tan emocionante como histriónica. Era la Juve en un acto: lágrimas de emoción y sonrisas de satisfacción.

Juventus estaba en la final.

La caduta a faccia a terra di #agnelli rigore per la juve #JuveMonaco #JuveASM #ucl #laseptima @marco_tufo @ivantarsitano @VinzCorrado pic.twitter.com/gJXOFo8FgB

— armando palumbo (@cicciopalu) May 9, 2017

Ahora, el peldaño más empinado de esta dura escalada: el Real Madrid. El más letal de todos cuando la pelota pasa la mitad de cancha y termina en los pies de sus delanteros, especialistas en repartir goles a diestra y siniestra.

La Juve no es menos. Ni en funcionamiento, ni en estrategia, ni hombre por hombre, a pesar de que la historia de este torneo se escriba constantemente con tinta blanca.

Allegri ha deshojado todos los tréboles tácticos de su equipo, ha movido aquí, puesto allá y, principalmente, ha potenciado jugadores, una de las labores más encomiable en un entrenador de fútbol.

Allegri ha buscado la perfección en su equipo y está a un partido de culminar su gran obra.

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