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Quién es Alexei Navalny, el líder opositor ruso que acaba de ser envenenado y que se ha enfrentado a Putin

Desde hace más de una década Alexei Navalny ha sido el principal azote de las autoridades rusas, muy crítico con la corrupción del sistema y con el Gobierno de Vladimir Putin. Un activismo que le ha convertido en el principal opositor del régimen y que ha provocado que en el pasado sufriera diversos ataques.

En abril de 2017 fue llevado al hospital después de que le arrojaran tinte aséptico de color verde que le provocó una quemadura química en el ojo. Era la segunda vez ese año que sufría este tipo de agresión. Dos años después tuvo que volver al hospital con la cara hinchada, problemas oculares y erupciones en la piel.

Alexei Navalny (Photo by Sefa Karacan/Anadolu Agency via Getty Images)
Alexei Navalny. (Photo by Sefa Karacan/Anadolu Agency via Getty Images)

Su médica denunció que podía haber estado expuesto a un agente tóxico, aunque finalmente la explicación oficial dijo que se trataba de una reacción alérgica. El último escenario se ha producido este 20 de agosto de 2020 cuando el opositor ha ingresado en cuidados intensivos en el hospital tras un envenenamiento. Su equipo denuncia que alguien puso una sustancia tóxica en su té y que se encuentra en estado grave.

Navalny nació en 1976 en Butyn, cerca de Moscú y se graduó en Derecho en la Universidad Rusa de la Amistad de los Pueblos en 1998. Aunque se define liberal y ha desarrollado gran parte de su carrera en el partido Yabloko, lo cierto es que también se ha mostrado cercano al nacionalismo ruso y ha hablado en eventos ultranacionalistas.

En el año 2008 se convirtió en una figura conocida en el país después de lanzar un blog en el que se mostraba muy crítico con las prácticas y los escándalos de grandes corporaciones. Unos reproches que rápidamente hizo extensivos al Gobierno de Putin, fundando la ONG Fundación Anticorrupción con el objetivo de investigar la corrupción de funcionarios, autoridades y empresas controladas por el Estado.

En 2011 antes de las elecciones legislativas, animó a votar a cualquier otro partido, acusando a Rusia Unida de “partido de criminales y de ladrones”. Una frase que resonó mucho y que le colocó como una de las grandes amenazas al poder del Kremlin. Aunque la formación terminó venciendo en los comicios, se desencadenaron numerosas protestas en varias ciudades.

Su carisma y su hábil uso de las nuevas tecnologías y las redes sociales provocaron que fuera ganando cada vez más influencia, convirtiéndose en una figura respetada y admirada por aquellos que se oponen a Putin e incluso la revista Time le llegó a apodar el Erin Brockovich ruso.

Protestas contra Putin en Rusia. (AP Photo/Dmitri Lovetsky)
Protestas contra Putin en Rusia. (AP Photo/Dmitri Lovetsky)

Un reconocimiento que también le puso en el radar de las autoridades. Solo un día después de las elecciones fue detenido y encarcelado durante 15 días, aunque pudo salir y participar en la manifestación del 24 de diciembre, que reunió a más de 120.000 personas en Moscú.

El éxito de las protestas le animó a presentarse a la alcaldía de la capital rusa en 2013, al tiempo que la persecución gubernamental arreciaba. En julio de ese año volvió a ser encarcelado por malversación de fondos y recibió una condena de cinco años, aunque se le permitió participar en los comicios y obtuvo un resultado extraordinario. Logró un 27% de los votos y se convirtió en el principal rival del candidato oficialista pese a no haber contado con espacio en televisión y haber basado su campaña en el boca a boca y en Internet.

El siguiente paso era presentarse a las elecciones generales y desafiar directamente al Gobierno. Navalny anunció en 2016 su candidatura para los comicios de 2018, sin embargo, la carrera iba a estar plagada de obstáculos. Tras revocarse la condena que había sufrido en 2013, después de que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos determinara que no había tenido una audiencia imparcial, se celebró un segundo juicio en 2017 en el que el opositor recibió la misma condena.

Una decisión que le impidió participar en las elecciones (cualquier persona condenada queda excluida) y que se saldó con la victoria arrolladora de Putin, con más del 76% de los votos.

Justamente en esos días se celebró una marcha contra el Gobierno a la que Navalny no pudo acudir porque fue arrestado al salir de su casa en Moscú. Cuando los manifestantes se enteraron de la noticia, la manifestación se tornó violenta y hubo muchos disturbios.

Más allá de la persecución en forma de detenciones, Navalny también ha sufrido varios ataques físicos que han amenazado su salud. En el caso del envenenamiento, no es una práctica desconocida en Rusia, ya que en el pasado otros opositores al régimen han sufrido estos productos.

Alexander Litvinenko en el hospital tras ser envenenado. (Photo by Natasja Weitsz/Getty Images)
Alexander Litvinenko en el hospital tras ser envenenado. (Photo by Natasja Weitsz/Getty Images)

Otros envenenamientos

Muy sonado fue el envenenamiento con polonio del exespía Alexander Litvinenko. Tras mostrarse crítico con las autoridades, se exilió en Londres donde continuó con sus críticas hasta que finalmente en 2006 enfermó rápidamente y murió por un síndrome de radiación agudo. El asesinato levantó mucha polémica.

Algo similar ocurrió con el también espía Sergei Skripal y su hija, que sufrieron un ataque con el agente nervioso novichok. Ambos residían en Reino Unido desde 2010 y se habían mostrado muy críticos con Moscú. Finalmente consiguieron sobrevivir. Estos dos sucesos enturbiaron las relaciones de Rusia con Reino Unido y las críticas al Kremlin fueron numerosas, aunque las autoridades rechazaron su participación en ellas.

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