Alejandro Papu Gómez, el titiritero de Bérgamo que quiere mover los hilos de la selección

Otra vez un arranque explosivo. Nuevamente, ese jugador desfachatado guía al equipo y el calcio habla de ellos. Atalanta dejó de ser sorpresa, después de las excelentes campañas de las pasadas dos temporadas en Italia, en las que terminó en el tercer puesto, y de la imagen que dejó en la Champions League, donde cayó en los minutos finales de los cuartos de final frente a Paris Saint Germain. Dejó de ser la Cenicienta, ya es un animador, un actor principal: por los resultados, pero mucho más por la propuesta futbolística que ensaya el conjunto que dirige Gian Piero Gasperini y que tiene en Alejandro Papu Gómez al titiritero estrella. Dos goles a Lazio, en el estadio Olímpico de Roma, la más reciente función del capitán que deslumbra y hechiza con sus pasos y movimientos. El domingo será el turno de recibir a Cagliari en Bérgamo y luego el número 10 cruzará de continente, recalará en un espacio que a pesar del paso del tiempo no le resultará ajeno, para cumplir un nuevo reto: brillar también en la selección.

Atalanta salió de gira en el comienzo de la Liga de Italia. Y se divierte: cuatro goles en Turín -4 a 2 a Torino- y la misma cantidad en Roma (4-1). Y Gómez, siempre presente. Con goles, lleva tres en dos partidos, aunque el sello suyo se revela más en el juego, con la pelota, con un pase, una gambeta... Las luces se van con Paulo Dybala y Lautaro Martínez, el poderío de Juventus e Inter avasalla en el terreno, pero más peso tienen sus billeteras. Llamados a ser parte de la renovación que enseñará la Argentina en el inicio de las eliminatorias, rumbo al Mundial de Qatar, en el predio de la AFA compartirán espacio con el Papu, que a los 32 años desandará frente a Ecuador y Bolivia una aventura que fiel a su estilo, nadie conoce dónde puede terminar.

"Siento que puedo dar una mano, aportar mi granito de arena con mi experiencia. Me quedo una espinita clavada y creo que en los últimos cuatro o cinco años pude haber estado más veces convocado", señaló hace un par de meses en Fox Sports. Todavía el calendario del fútbol sudamericano era una novela y las fechas de las eliminatorias estaban en danza, con la pandemia mundial de coronavirus sin alcanzar su pico. Gómez se ilusionaba, pero a la vez no quería que las expectativas lo derrumbaran. Tiene presente que la edad puede ser un condicionante para asistir a la Copa del Mundo y también podría ojear que el seleccionador Scaloni no convocó a Ángel Di María, que nació apenas un día antes que él y que fue parte una Generación que empieza a despedirse de la selección. "Por la edad no me voy a postular para el próximo mundial, pero si me llaman para la Copa América o las eliminatorias, puedo estar", aventuraba, con convicción.

Y el nombre figuró en la nómina de 30 jugadores que selección Scaloni para el arranque, que será en la Bombonera, casualmente el estadio en donde debutó con la Argentina. "A pesar de que tenía 29 años estaba c. como un pibe de 18. Es importante que los chicos acumulen partidos y experiencia, que no les pase lo que me sucedió a mi contra Perú", disparó el que divierte con el balón, pero también con sus ocurrencias fuera de un campo de juego. El que se entrenaba en Racing y se iba a la tribuna de Independiente; el que debutó en Arsenal y era un protegido de Simeone, cuando arreciaban las críticas de los hinchas de San Lorenzo. El Cholo lo llevó a Catania, un plantel que parecía una sucursal de futbolistas criollos, y hasta hizo un intento para que lo acompañe a Atlético de Madrid.

Del estreno con 17 años en Arsenal, de la mano de Jorge Burruchaga, el sobrino de Hugo Villaverde pasó a celebrar la conquista de la Copa Sudamericana con el club de Sarandí. Para la misma época, el Mundial Sub 20 en Canadá era otra estrella que se agregaba a su pequeña colección. "Un atorrante de potrero", lo definía Hugo Tocalli; en esa delegación sobresalían el Kun Agüero, Sergio Chiquito Romero, Di María, Ever Banega., todos jugadores que luego realizaron el recorrido por los últimos tres mundiales. Pero no el Papu.

Los años en Ucrania le quitaron vidriera y la guerra provocó la estampida. ¿A dónde ir? Nuevamente Italia, pero en Bérgamo. En Atalanta se reinventó, Lazio y Milan lo tentaron para que cambiara de aire, pero Gómez prefirió quedarse y ser parte de un proyecto de largo aliento. El tiempo le dio la razón. Final de Copa Italia, Europa League y Champions League, una serie impensada, que lleva la firma de un futbolista que en el campeonato más táctico del planeta tiene la llave para abrir mil puertas. "La gambeta es lo mío. Sé que haciéndola rompo líneas y si me saco una marca de encima se abre un mundo para el equipo", le confesó a El País, de España.

Atalanta se preparó para romper con viejas ataduras. De equipo sensación a conjunto consolidado que prefiere arriesgar a esperar todo el partido por una oportunidad. Y el conductor futbolístico en el terreno es el Papu Gómez, el de las genialidades y también las locuras. El que asegura "si el árbitro está siempre solo, hay que posicionarse cerca suyo porque vas a recibir sin marcas"; el que nunca se preocupó por no jugar en un club poderoso de Europa, porque aportó para que Atalanta sea una pequeña potencia y el que soñó con volver a tener un lugar en la selección y, con el inicio de las eliminatorias para Qatar, convertirá el sueño en realidad.