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Un equipo ciclista prohíbe tomar ni una gota de alcohol a todos sus miembros, incluidos mecánicos y directivos

El ciclista australiano Caleb Ewan, del equipo Lotto-Soudal, celebra su victoria en una carrera en Bruselas descorchando una botella de champán.
El australiano Caleb Ewan celebrando con champán la victoria en una carrera en Bruselas. Foto: Mark Van Hecke/Getty Images.

Imagina la situación: te acabas de meter un recorrido de 200 kilómetros a toda velocidad, impulsado solamente por la fuerza de tus piernas al dar pedales a la bici. Has tardado varias horas, en las que posiblemente te haya tocado subir algún puerto de montaña, quizás uno de los más legendarios y duros de Europa, y te has jugado la vida trazando sus curvas al bajarlos. Quizás, por si fuera poco, llueve a cántaros, o hay vientos huracanados que amenazan con tirarte, o el calor infernal te tiene al borde de la deshidratación. Por si el panorama no fuera suficientemente desalentador, has hecho todo esto compitiendo contra otros ciento y pico que quieren llegar antes que tú. Una vez cruzada la línea de meta, a ti, ciclista profesional, te apetece tomarte una cerveza para recuperarte. A fin de cuentas eres belga y el zumo de cebada fermentado casi forma parte de tu ADN.

Pues olvídate. Prohibidísimo. Ni una sola gota de alcohol puede rozar tus labios. Al menos si el equipo para el que compites es el Lotto-Soudal, uno de los más importantes del pelotón internacional: en la plantilla de los bruselenses hay nombres ilustres como el australiano Caleb Ewan, el alemán John Degenkolb o el flamenco Tomas De Gendt.

El director general de la entidad, John Lelangue, ha optado por imponer la ley seca de forma radical. Pero la decisión no afecta solo a los deportistas profesionales, como cabía esperar (y en el fondo, aunque quizás un tanto exagerado, podría llegar a ser hasta comprensible, por aquello de velar por su salud). La medida se entiende a todo el organigrama, incluidos directivos, técnicos, cuerpo médico, masajistas y hasta mecánicos.

El director del equipo ciclista Lotto-Soudal, John Lelangue, acompaña a uno de sus corredores desde el coche del equipo durante una carrera en Italia.
John Lelangue, director del Lotto-Soudal, dentro del coche del equipo. Foto: Tim de Waele/Getty Images.

Repasando la historia reciente del Lotto-Soudal es fácil encontrar el detonante de una orden tan contundente. Fue hace poco, el pasado agosto, justo antes de empezar la última edición de la Vuelta a España. El prólogo se disputaba en la localidad alicantina de Torrevieja y el entonces director de rendimiento, Kevin De Weert, no tuvo mejor idea que llegar al hotel de concentración completamente borracho. No era el mejor momento para haberse ido de fiesta, no solo porque estaba a punto de empezar una de las tres grandes carreras de la temporada, sino porque además el equipo estaba en pleno luto, ya que apenas tres semanas antes el corredor Bjorg Lambrecht, de apenas 22 años, había muerto como consecuencia de una caída durante la Vuelta a Polonia. El episodio le valió a De Weert la expulsión inmediata de la carrera

Lelangue, sin embargo, niega que aquel suceso fuera la causa de la decisión actual, sino que, según cuenta en el diario belga Nieuwsblaat, lo hace por motivos de seguridad. Según argumenta, ya existía un código de conducta interno, pero ahora se ha reforzado para evitar riesgos, ya que, por ejemplo, en todo momento cualquier miembro del staff tiene que estar preparado para hacerse cargo de alguno de los coches. El dirigente pretende que la conducta de todos los integrantes de la plantilla sea “intachable”, para evitar que problemas de imagen similares puedan afectar a la reputación del equipo de cara a la contratación de patrocinadores.

Cazar a algún miembro del equipo bebiendo alcohol no será causa de despido fulminante, pero sí que se tendrá en cuenta en el expediente de cara a futuras renovaciones de contrato. Y se permitirán algunas excepciones, como una copita de champán para celebrar alguna victoria o en los cumpleaños. “Esta medida se aplica ya en muchas compañías. Es solo una norma de convivencia. A la mayor parte del equipo le pareció una buena idea. Seguimos teniendo un ambiente sano y amistoso, pero sin alcohol. Y beber café juntos tampoco está mal”, explica Lelangue. ¿Creíble en un país como Bélgica, el país del mundo donde más alcohol se bebe (12,6 litros puros por persona y año, equivalentes a 252 de cerveza y 98 de vino)? No mucho, pero es lo que hay...

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