Anuncios

500 Millas de Indianápolis. Takuma Sato ganador, como cada vez que corre Fernando Alonso

La carrera de velocidad pura tuvo un final a marcha lenta, aunque al japonés Takuma Sato poco le importó sellar con bandera amarilla su segunda victoria en las tradicionales 500 Millas de Indianápolis. Al igual que en 2017, el nipón utilizó el ascensor para treparse con su auto al podio y dar el clásico sorbo a la botella de leche, una marca registrada con el que el ganador celebra en el Indianápolis Motor Speedway.

La sonrisa de Sato (Rahal-Honda) contrastó con la decepción de Fernando Alonso (McLaren SP-Chevrolet), que en la vuelta 122 de las 200 observó cómo un inconveniente con el embrague, en una de las detenciones en la calle de boxes, le quitó la esperanza de firmar el éxito que lo convertía en el segundo piloto en la historia en obtener la Triple Corona, ese trofeo abstracto que se compone con el Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1 y las 24 Horas de Le Mans y que solo logró Graham Hill.

El desenlace apretado, de batalla, que los fanáticos de IndyCar imaginaban entre Sato y Scott Dixon (Ganassi-Honda) se apagó con el espectacular accidente que protagonizó Spencer Pigot, piloto de la estructura Rahal, al igual que el vencedor. En el giro 195, el estadounidense dibujó un trompo, el auto salió en sentido contrario, cruzó la pista y golpeó con fuerza contra el vértice del muro de la entrada a los boxes. El impacto fue estremecedor, aunque el californiano, de 26, salió por sus propios medios y luego de una primera atención médica en la pista fue subido a la ambulancia para ser trasladado al hospital.

En la vuelta 173, Sato marcó el rumbo definitivo. Desarticuló un intento de Dixon en el giro 184 y aceleró rumbo a la victoria, con un tiempo de 3h10m05s088/1000. Ex piloto de la Fórmula 1, donde participó en 90 Grandes Premios -un podio, en Estados Unidos 2004-, en las últimas 500 Millas de Indianápolis fue un actor principal: dos veces ganador, en 2012 protagonizó un accidente con Darío Franchitti, en la Curva 1 de la vuelta final, cuando peleaba por la victoria. Ahora suma seis éxitos en IndyCar y con este triunfo se esperanza con el título.

El español Alonso, que partió 26 y finalizó 21ro, es un talismán para Sato: el ovetense participó en 2017 y en 2020, las dos carreras que ganó el japonés. El asturiano ahora deberá olvidarse al menos por dos años de la Tripla Corona del automovilismo: al firmar con Renault para participar en la Fórmula 1 en 2021 y 2022, la escudería francesa advirtió que el ex campeón de la F.1 y que este año corrió el Rally Dakar, en Arabia Saudita, tendrá relación exclusiva con el Rombo.