La final más esperada en México y no es de la Liga MX

Partido de ida de la final del torneo Clausura 2019 de la Liga de Ascenso MX, Dorados contra San Luis. / Foto: Reuters
Partido de ida de la final del torneo Clausura 2019 de la Liga de Ascenso MX, Dorados contra San Luis. / Foto: Reuters

Nunca en la historia de la Liga de Ascenso o Segunda División del fútbol mexicano, se había creado tanta expectación por los clubes que juegan la final, tomando en cuenta que son los mismos que disputaron la del torneo anterior, el Apertura 2018.

San Luis y Dorados viven dos momentos únicos en su historia, ambos están en un álgido momento de protagonismo sin importar el circuito en donde juegan, una división subestimada, manoseada y con muchos equipos filiales de los de primera. Un circuito que lo rigen reglas absurdas, coludidas con la Liga MX, que permiten a las plantillas participar, jugar una excelente temporada y desaparecer para ceder su lugar al mejor postor que pueda comprar su franquicia. O simplemente no poder jugar en la Liga MX porque su estadio no cumple con los ‘requisitos’.

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Las historia reciente de San Luis involucra la intervención de inversionistas extranjeros.

No hace muchos años, en mayo de 2016 se anunció a través de Enrique Bonilla, presidente de la Liga MX, que recibió un petición de los empresarios potosinos encargados del equipo y dueños del estadio Alfonso Lastras, para utilizar la capital del estado como sede de una franquicia de Primera División. Se pensó en un principio que sería Jaguares de Chiapas. Días después se anunció que las negociaciones se cayeron, motivo aunado a que los lugares para jugar en la Liga de Ascenso ya estaban ocupados, el equipo no participó la temporada 2016-17 en ninguna categoría del fútbol mexicano y la franquicia fue resguardada por la Federación Mexicana de Fútbol Asociación.

Una de las curiosidades del fútbol mexicano.

Pero mejores días se dejaban ver para los potosinos, en mayo de 2017, el Atlético de San Luis nació como un nuevo equipo, sufrió una transformación total de la mano de Alberto Marrero Díaz, quien se encargó del proyecto deportivo que tiene el Atlético de Madrid en México. Según el Diario AS, el cuadro colchonero se hizo con el el 61% de las acciones de la franquicia e hizo sociedad con la familia Payán Espinosa (antiguos propietarios), que se quedó con el 19 por ciento, mientras que el resto está en manos del empresario Francisco Ávila.

El camino de los ‘Colchoneros Mexicanos’ no ha sido fácil, pero tomó el más largo, el más valioso para una escuadra que aspira jugar en la Liga MX a través del camino tradicional, jugar y ganar la Segunda División.

Dorados es otra historia, son los ‘niños ricos’ de la Liga de Ascenso, pertenecen a los dueños de los Xolos de Tijuana, la poderosa familia Hank Rhon, dueña de casinos y un galgódromo en Tijuana, entre otros negocios.

Se dieron el lujo de gastar como escuadra de Primera Divisón al traer a México a Diego Armando Maradona, una operación que lucía más como una excentricidad que una auténtica estrategia futbolística. Algunas fuentes aseguran que al técnico argentino se le paga alrededor de 150 mil dólares mensuales.

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Pero hay un inconveniente con Dorados y Xolos, el problema de la multipropiedad, situación que han sabido esquivar Pachuca y León y que poco le ha importado a Televisión Azteca con Morelia y Atlas. Pero que nadie se preocupe, todo puede pasar en el fútbol mexicano.

Ambas escuadras repiten la gran final de la División de Ascenso del Apertura 2018, una situación inédita y que acapara la máxima atención de los medios jamás vista, ni siquiera con equipos teóricamente más populares, como Necaxa o Atlante.

En un fútbol mexicano en el que cualquier situación puede darse, no descartemos que, aunque estas dos escuadras jueguen una final y una sea inevitablemente la que pierda, podamos ver a ambas en la Liga MX. El fútbol mexicano es impredecible.