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El mejor atleta amateur del mundo es portero de escuela y trabaja ocho horas por día

Mientras ordena los pupitres y junta algunos papeles coloridos, intenta pensar en la lista de los productos de limpieza que precisan ser comprados para mantener el buen estado de una de las escuelas más tradicionales de la prefectura de Saitama, en Japón. Sin embargo, sólo se le vienen a la cabeza, una y otra vez, las repeticiones que deberá hacer, los entrenamientos largos que le esperan después de terminar su turno y, sobre todo, reflexiona sobre sus próximos desafíos, esos que lo mantienen vivo. Un alumno y una pregunta lo traen de vuelta al trabajo como portero de escuela, pero Yuki Kawauchi volverá a pensar en correr, y correr como el mejor, cuando se quede solo.

En esas horas, el mejor maratonista amateur del mundo, piensa también en cómo rechazar de la forma más elegante posible aquel jugoso patrocinio que acaban de ofrecerle. Uno más. Sólo discute con su propia consciencia cómo no ser grosero, porque la posibilidad de recibir dinero por correr no está entre sus planes, no entra en discusión. Quiere mantenerse puro, virgen, no quiere marcas de profesionalismo, no quiere depender de nadie… sólo pretende correr las carreras que lo motivan, sin que nadie le imponga la agenda. Para eso, gasta sus rodillas en la escuela, ocho horas por día, cinco días a la semana. Eso lo convirtió, sin proponérselo, claro, en un fenómeno, un ídolo de masas. El corredor más idolatrado entre esos millones de anónimos que corren y trabajan.

Hagas lo que hagas, hacelo al máximo

“Cuando estoy en la escuela, le doy el 100% a mi trabajo. Cuando estoy entrenando, le doy el 100% al deporte, así es cómo sé vivir”, dijo Kawauchi, un personaje que no tiene problemas en dar entrevistas, pero que no es fácil de encontrar cuando no se lo encuentra tras una carrera.

A pesar de que ya es un atleta experimentado, el japonés tiene apenas 30 años. Hace lo que casi nadie puede hacer. Y, claro, lo que no es recomendado por ningún médico, ni por nadie en su sano juicio. Correr, en promedio, 12 maratones por año. Si tenemos en cuenta que los corredores de elite no pasan de las dos o tres carreras de 42k en 12 meses, eso parece ser un suicidio.

Sin embargo, correr muchas pruebas es cosa de varios, sí. Lo que sorprende es la calidad, los resultados que Kawauchi obtiene. Es un kamikaze del deporte, se lanza con todo, con un ritmo desenfrenado, con entrenamientos de altísimo volumen, algo difícil de compatibilizar con un trabajo común, de portero de escuela pública. Tiene una mejor marca en maratón de 2h08m14s, lo que lo convertiría en el mejor atleta de la distancia en América Latina de la actualidad… y estamos hablando de profesionales. Yuki se mata, les cierra la puerta a todos, marcas y federaciones, con tal de conservar por siempre su espíritu amateur, ese que lo hace tan grande y tan admirable.

Yuki Kawauchi, sin agenda ni patrocinios

Días atrás, Kawauchi decidió renunciar a la selección japonesa, por sentirse amarrado a una agenda que poco tiene que ver con la suya. La federación de atletismo de su país seguramente estará lamentando mucho esta decisión, ya que el portero de escuela era su mejor exponente, quien acabó noveno en la última maratón del Mundial de Atletismo de Londres, en agosto pasado. Impresionante. Top Ten entre tipos que viven, descansan y respiran sólo por el atletismo. Él no, él limpia, barre, lustra y ayuda a los alumnos de una escuela de la prefectura de Saitama. Y entrena, entrena mucho.

Para que se den una idea del extremismo que Kawauchi le imprime a su vida como atleta, la del Mundial de Londres fue su décima maratón sólo en este año. Además, en 2017 ya corrió 14 medias maratones y una carrera de 50 kilómetros. De esa forma viene haciéndolo desde 2009: desde entonces, acabó 71 maratones (promedio de 10 por año) y 96 medias maratones. Entre todas ellas, suma ya unas 94 victorias.

A un atleta con esas marcas, las personas “mortales” que corren, lo aman. No tienen cómo no idolatrar a alguien que hace lo mismo que ellos, pero venciendo a los mejores. O, por lo menos, luchando palo a palo con ellos, cueste lo que cueste. Y nadie lo puede comprar. Él se costea sus pasajes, él define su agenda. No tiene entrenador, no quiere entrenador. Él define sus entrenamientos. Y, está claro, no hay entrenador en el mundo que le daría esas cargas que él mismo se impone: 150 kilómetros semanales, incluyendo algunos en la montaña. 25 kilómetros por día, seis días a la semana.

“Entrenar por mi cuenta me da libertad. Asumo toda la responsabilidad. Es mi elección y funciona porque tengo disciplina, me mantiene concentrado”, dijo Kawauchi, conocido desde hace un tiempo como Citizen Runner, el corredor de la gente.

Desafiar al cuerpo, desde niño

Cuestionado por muchos también, debido a que no entienden cómo un ser humano se somete a tremendos esfuerzos por casi una década y sigue mejorando sus marcas, sin lesionarse. Según él, esas marcas vienen porque está acostumbrado desde niño a esos esfuerzos, porque siempre se sometió a eso, porque su necesidad es probar, una y otra vez, sus límites.

Las marcas lo seguirán buscando, él seguirá pensando en formas de rechazar las propuestas con una sonrisa y un “gracias” bien gentil. Y así, ganará más y más fans alrededor del mundo, llorando sangre, poniéndose a prueba, lanzándose siempre por un poco más. Trabajando, tal vez como tú lo haces, ocho horas por día, cinco días a la semana. El corredor de la gente. Marcas de elite, corazón de amateur.

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