Ángel Di María, el fracasado de siempre que engaña a los cracks

Desde que empezó a cargar bolsas de carbón en su infancia, Ángel Di María supo que siempre le tocaría el trabajo sucio. Pero un día fue el número 1 del mundo. Cuando lo compró París Saint-Germain se convirtió en el futbolista que más dinero había generado por transferencias en la historia del fútbol: 179 millones de euros. El mismo niño que pasó del club 'El Torito' a las divisiones inferiores de Central por 26 pelotas nuevas. Es un buen resumen para una vida de contrastes. Nadie tan despreciado, nadie tan imprescindible.

Jugó con todos, pero siempre a un costado. Volverá a participar de la final del duelo de clubes más trascendente de Europa, que ya ganó con Cristiano Ronaldo. Ahora, lo abrazan Neymar y Kylian Mbappé. "El mejor es el otro y yo corro para que se luzca la estrella. Yo quiero que se sientan cómodos conmigo. Trato de hacer lo mejor para ellos, trato de ayudarlos para que sigan siendo los mejores. Ellos son los monstruos, yo no", le contaba a LA NACION y no se intuye falsa modestia.

Completó el álbum antes que nadie: también jugó con Wayne Rooney, con Zlatan Ibrahimovic y con Lionel Messi, claro, con el 'Enano', como él lo llama. Entre los 1350 millones de euros que invirtió el qatarí Al-Khelaïfi cuando en 2011 compró PSG, pensó en él como refuerzo. Antes y después también corrió por... Rui Costa, Kaká y por Cavani. Por Xabi Alonso y por Falcao. Por Gareth Bale y por Robie Van Persie. Por Benzema y por la 'Perla' Reyes. Por Özil, Sergio Ramos y Dani Alves... Pero ellos no entienden que es un fracasado.

Contra las sospechas, contra la maldad. Rocky Balboa lo convenció a Di María de seguir peleando, por eso el futbolista repite esa frase que se robó del primer capítulo de la saga cinematográfica del boxeador de Filadelfia: "Seguir cuando no puedes más es lo que te hace diferente a los demás". No son los millones, si ya ni sabe cuántos tiene. Es ambición, venganza también. Si el próximo domingo conquista la Champions, este actor de reparto, discutido y despellejado en la Argentina, atrapará otro registro casi sin antecedentes.

Entre compatriotas, sólo Fernando Redondo alzó la 'Orejona' con dos equipos diferentes: fue inmenso en Real Madrid, pero apenas decorativo en la conquista de Milan 2002/03. Por cierto, en aquella definición el 'Príncipe' ni estuvo en el banco. A Di María lo eligieron el MVP de la final de 2014 con el Real Madrid de Carlo Ancelotti porque llevó al alargue un clásico que ya disfrutaba Diego Simeone. Y hoy, para el entrenador Thomas Tuchel es un engranaje determinante en esta aventura parisina por la Champions.

Todo lo que remite a su país, le duele. Después de la Copa América del año pasado, Lionel Scaloni pareció jubilarlo. Los medios ya lo habíamos descuartizado. Nunca más lo citaron para la selección, pese a que desde entonces Di María ofreció una temporada 2019/20 de alta rentabilidad: 12 goles, 22 asistencias y cuatro títulos después, otra vez toca a la puerta de la gloria europea. Parece que volvió a engañarlos a todos.

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