Nostalgia y agonía, el Juego de las Estrellas Cubanas en Miami bien vale un abrazo, a pesar de los pesares

No lo dejan caminar. Lázaro Vargas trata de abrirse paso hasta el lugar donde recogerá su uniforme para participar en el Juego de las Estrellas Cubanas del Béisbol, pero decenas de aficionados le detienen en su afán de tomarse una foto con el que fuera tercera base de los Industriales.

El propio Vargas, quien llegó este sábado al Terreno del Tamiami Park junto con su hijo Miguel Antonio, no puede creer que todavía despierte tanto interés en los aficionados mayormente cubanos que acudieron a presenciar el 11mo evento de este tipo.

“Es algo que me toca el corazón’‘, comentó emocionado Vargas. “No saben cuánto representa esto para mï. Ellos, los aficionados, no saben lo que uno siente por dentro cuando ve estas muestras de cariño. Mientras pueda seguir apoyando este empeño, pueden contar conmigo’‘.

A brazo partido, los organizadores, con pocos recursos y apoyos se empeñan en mantener con un respirador artificial un encuentro que alguna vez fue realmente estelar, luminoso, congregando a miles de aficionados que disfrutaban de los héroes de ayer y de hoy.

De los ayer vinieron algunos -Agustín Marquetti, Andy Morales, Alexei Ramírez, Enrique Díaz y otros más-, de los de hoy habría que destacar la presencia del estelar Randy Arozarena, jardinero de los Rays de Tampa Bay, y el hijo de Vargas, Miguel Antonio, quien avanza de manera acelerada por el sistema de los Dodgers.

A pesar de todo, centenares de aficionados acudieron al Tamiami Park para ver los restos de este partido que todavía es capaz de levantar aplausos, sobre todo entre quienes presenciaron aquellas Series Nacionales de las décadas de los 80 y 90 del siglo pasado.

“El solo hecho de reencontrarnos con otros peloteros y recibir el cariño de la gente es más que suficiente para venir aquí’‘, apuntó Ramírez, quien todavía no ha hecho un anuncio oficial sobre su retiro. “El juego es un motivo, una excusa para vernos, abrazarnos y recordar’‘.

¿POR QUE NO DEBE MORIR?

El Juego de las Estrellas cubanas ha pasado por varias fases, algunas mejores y otras no tanto. Ahora se encuentra en un momento de continuidad que no es de los más felices, pero es un proyecto que se mantiene contra viento y marea, y no debe morir bajo ningún concepto.

Aplausos para Rafael Milanés que hizo de tripas corazón y lo que pudo con lo que tuvo para llevar adelante esta edición del 2022, pero Pero queda claro que el juego necesita balones de oxígeno. Todos los que puedan ayudar, deben echar hombro al esfuerzo de insuflar vida al Juego de las Estrellas Cubanas en Miami. Todas las tradiciones atraviesan luces y oscuridades, pero perduran en el tiempo.

Al final, todos se unieron en un abrazo sincero. Algunos ex peloteros se ven bastante, otros lo hacen una vez al año, cuando toca el partido. La amistad, que yacía durmiente, reverdece de enero en enero.

EL FUNKY AL BATE

Eliécer Márquez, a quien todos conoce como El Funky, bateó la primera bola del Juego de las Estrellas, como un reconocimiento a su posición contra el régimen cubano y su participación en Patria y Vida, una canción que se ha convertido en símbolo de libertad.

“Súper contento con estar aquí y poder batear delante de todas estas estrellas’‘, indicó El Funky, quien fue bien reconocido por el público. “Veo a los deportistas de Cuba súper conectados a favor del cambio como está Yordenis Ugás. Es un orgullo estar aquí. Todo por la causa hermano’‘.