Nikté Sotomayor y la tarea de romper los techos de cristal en el bádminton guatemalteco

San Salvador, 3 jul (EFE).- Nikté Sotomayor ha roto con su raqueta y su talento varios techos de cristal en el bádminton guatemalteco: se convirtió en la primera mujer en representar a su país en ese deporte en unos Juegos Olímpicos y en ganar una medalla en una prueba femenina de los Panamericanos en Lima 2019.

El proceso, como revela en una entrevista con la Agencia EFE en San Salvador, no ha sido sencillo, pero Sotomayor, de 29 años, cree que lo conseguido tiene que servir como ejemplo para muchas chicas que quieren seguir su camino y que sueñan en grande, como aún lo sigue haciendo ella.

"Creo que el hecho de poder ser la primera mujer, de romper como la burbujita de cristal que había en bádminton, en el que hay muy poco apoyo a las mujeres, fue un paso. Yo quiero dejar esa puerta abierta porque me encantaría ver dentro de 10 años o cinco años (...) a alguien más intentándolo", expresa.

Es por eso que hoy está mirando a París 2024, pensando en cumplir con su sueño de colgarse una medalla olímpica, pero ese proceso no es fácil porque la crisis que vive el Comité Olímpico de Guatemala (COG), suspendido desde octubre del año pasado, está perjudicando a los deportistas que han competido con la bandera de Centro Caribe Sports (CCS).

"Por la situación que ahora se vive está un poco complicado, al final estoy buscando apoyos, sponsors para ir a los demás juegos", dice Sotomayor.

Eso, sin embargo, no cambia sus expectativas: "Me gustaría repetir la experiencia en los Juegos Olímpicos y sobre todo ganar una medalla en ellos, al final ahora es mi enfoque principal. Como ya empezó la clasificación, estamos con todo dándole y al final creo que se puede".

En los Panamericanos de Lima 2019, la guatemalteca se colgó el bronce de la competencia femenina de sencillos y luego participó en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, a los que llegó empujada por un proceso en el que se quedó por fuera de Río 2016.

RESILIENCIA Y APOYO

Uno de los momentos más difíciles que la deportista guatemalteca ha vivido durante su carrera fue la ruptura del tendón de aquiles, que la marginó de las canchas durante varios meses en 2017 y la hizo reflexionar sobre su futuro en el deporte.

"Después de mi lesión sí la pasé un poco mal, pero bueno, al final creo que eso me ayudó para ser lo que hoy soy y estoy contentísima de haber ganado la medalla en los Juegos Panamericanos y luego de haber obtenido mi clasificación a Juegos Olímpicos", detalla.

En esos momento duros, en los que se ha sentido devastada y sin ganas de seguir adelante, han estado sus padres y sus hermanos, el principal apoyo que tiene y el grupo de personas que le han ayudado a sobresalir en el deporte.

Sus padres Jorge y Lucrecia fueron jugadores de baloncesto y la apoyaron desde que tenía 12 años y decidió empezar a jugar bádminton.

"Mis papás ya tenían un poco de experiencia y ellos me fueron dando el camino, que es al final un poco sacrificado. Pero ellos, sobre todo, me dieron el ejemplo a seguir, el ejemplo de superación, el ejemplo de esfuerzo, de dedicación, y para mí son el vivo ejemplo de cómo quiero ser cuando sea grande", afirma.

Por eso sacó las mejores cualidades de cada uno, así como se apoyado en ellos: "por lo que he pasado ellos me han ayudado a superarlo y han estado las buenas y las malas".

CAROLINA MARÍN, SU INSPIRACIÓN

Su inspiración en el bádminton es la española Carolina Marín, campeona individual en Río 2016, pero su mentalidad, más que llegar a alcanzar lo logrado por la europea, está en superar lo hecho por ella.

"Carolina Marín ha sido una de mis inspiraciones desde el principio de sus tiempos. Al final creo que uno no se tiene que comparar con quiero llegar a ser como ella, para mí es: 'voy a llegar y voy a mejorar y voy a tratar de hacerlo aún mejor'", explica.

Es por eso que se siente tranquila con que, por ejemplo, durante los Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Salvador, donde busca un escurridizo oro que aún no ha podido conseguir, algunas competidoras de otros países la abracen, le pidan consejo o simplemente la saluden.

"Que me miren como un ejemplo a seguir me enorgullece un montón y al final quiero dar lo mejor de mí para ellas, para que puedan decir: 'bueno, si ella pudo que es de Guatemala entonces por qué no yo, que soy también de Guatemala o de Centroamérica'", concluye Sotomayor, quien espera que el futuro le siga sonriendo y seguir rompiendo techos de cristal.

Jorge Gil Ángel

(c) Agencia EFE