Nicolás Larcamón, el DT de Puebla que con pocos recursos asombra al futbol mexicano

Nicolás Larcamón en el partido entre Puebla y Chivas. (Hector Vivas/Getty Images)
Nicolás Larcamón en el partido entre Puebla y Chivas. (Hector Vivas/Getty Images)

Cuando Puebla eliminó en penales a Chivas, hace un año, hubo una imagen que conmovió a todo el futbol mexicano. Nicolás Larcamón abrazó al utilero de su equipo durante toda la tanda. El festejo final fue la síntesis perfecta de la unión que el entrenador argentino había provocado en un equipo acostumbrado a las penurias. Ese gesto, además, pintó de cuerpo entero a Larcamón, un entrenador foráneo y novel que acababa de tumbar a uno de los gigantes del futbol mexicano. Lo ha hecho de nuevo y ya no es novedad.

Llegó como un desconocido al futbol mexicano. Era diciembre de 2020 y Puebla acababa de hacer algo que parecía insólito: calificar a una Liguilla. El responsable fue Juan Reynoso, que se marchó para ir a Cruz Azul. La hazaña parecía muy difícil de replicar. Y más porque los angelinos decidieron traer a un novato. Pronto todos los prejuicios se derrumbaron.

El camino de Larcamón había empezando de manera natural. Aunque intentó ser futbolista, jamás imaginó que llegaría a los banquillos. "La profesión me encontró a mí. Tuve el sueño de ser futbolista, pero nunca me vi como entrenador", contó en entrevista con Javier Alarcón. El timonel del Puebla estudiaba Arquitectura, cuando un día tomó un proyecto en una escuela pequeña de futbol. Inició como ayudante, pero pronto sus responsabilidades crecieron.

Después un amigo lo invitó a participar como auxiliar en Nueva Chicago, equipo discreto de la Primera División de Argentina. A partir de ahí, todo se acomodó: Larcamón viajó a Venezuela a impartir unas conferencias sobre futbol. Sus ponencias gustaron tanto que un directivo del Deportivo Anzoátegui lo firmó para ser entrenador del equipo. Las formas y los resultados :le sonrieron: el equipo era ofensivo, buscaba siempre presionar y compaginar intensidad con toque, y así alcanzó una final local. Buenos indicios para un inexperto.

Viajó a Chile para coleccionar experiencia en Deportes Antofagasta, Huachipato y Curicó Unido. El salto en su carrera llegó en el invierno pandémico de 2020. Puebla se fijó en él y lo trajo a México. Parecía un salto de fe. Nada más lejos de la verdad. En su primer torneo, ya todo parecía un cuento de hadas. La Franja se calificó en tercer lugar general del torneo y accedió a semifinales.

Larcamón dando indicaciones en un partido entre Puebla y Monterrey. (Azael Rodriguez/Getty Images)
Larcamón dando indicaciones en un partido entre Puebla y Monterrey. (Azael Rodriguez/Getty Images)

Volvieron a repetir en la Liguilla al torneo siguiente para confirmar que nada fue casualidad. El daño colateral sería sido inevitable: sus jugadores se volvieron objeto de deseo por parte de los grandes jerarcas de la Liga MX. Así, Ormeño y Omar Fernández pasaron al León; Cristian Tabó, a Cruz Azul; Salvador Reyes, al América. Larcamón no impuso quejas. Se dedicó a trabajar y, además, repartió el mérito cuando le hablaban del nacimiento del Larcamonismo.

"El rol del entrenador, indudablemente, es protagónico. Pero esto no es mío, yo creo que ponerle ese mote se me adjudica a mí todo lo que se viene logrando, y es un trabajo de equipo", dijo a La Octava. "Me rodeo bien. No hay un entrenador que sea bueno por sí solo. El entrenador que es bueno es porque tiene un buen cuerpo técnico. Hay que empatizar bien con las necesidades de unos y otros. Uno como entrenador sabe que el gran desafío es genera un vínculo con el futbolista para sacar el rendimiento. Lo más importante para lograr eso es tener un gran equipo. Siempre me planteo estructurar un buen equipo de trabajo", contó Larcamón para Azteca Deportes.

Al final, la fórmula de Larcamón sigue intacta a dos años de distancia: Puebla compite de igual a igual con cualquier equipo del campeonato. Se ha calificado a cuatro Liguilllas consecutivas, algo inédito para el cuadro poblano en torneos cortos. Y Nicolás no pone pretextos, como se acostumbra en el futbol nacional cuando un plantel es desmantelado. Sigue trabajando y encuentra a nuevos interpretes para sus ideas. No pasará mucho tiempo para que Israel Reyes y Jordi Cortizo se marchen.

Como todo en el futbol, este ciclo tendrá fin. El paso natural será que Larcamón parta hacia un equipo con mayores recursos. Ofertas no le han faltado ni le faltarán. Cuenta con una juventud que lo pone en la mira de cualquier equipo que quiera apostar por un proyecto a largo plazo. Es una incógnita anticipar lo que puede hacer el Puebla contra el América. El torneo pasado, Las Águilas echaron a La Franja. Pase lo que pase, la huella de Larcamón ya es histórica en Puebla. Su secreto ha sido el trabajo en silencio y un entendimiento privilegiado de que no hay individualidad capaz de hacer brillar un equipo.

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