Neymar, los lujos de un multimillonario que en sus ratos libres juega al futbol

La serie de Neymar en Netflix es reveladora. Los lujos del brasileño, futbolísticos y materiales, siempre han estado a la vista de todos. Y no podía ser de otro modo: Ney es el primer futbolista surgido de la cantera de YouTube. Su fama fue inmediata. Por allá de 2011, nadie había visto un solo partido completo de él, pero todos podían afirmar que era la séptima versión del Nuevo Pelé.

Ha pasado mucho tiempo desde entonces. Tanto que casi resulta imposible creer que Neymar hoy tiene 30 años. Invariablemente, su nivel decaerá más pronto que tarde. La nostalgia nos puede a todos. Quizá ya es momento de hacer la pregunta nunca antes hecha en la historia: ¿Qué hubiera pasado si se hubiera enfocado al 100% en su carrera?

Los hechos son contundentes: en una década, Neymar Jr. ha tenido más cambios de peinado que Balones de Oro. Sus lesiones eternas, siempre inoportunas y hasta sospechosas, y esa manía por la exageración lo han convertido en un tipo fácil de odiar. Y lo más hilarante del asunto viene después. Cuando la obra se termina en la cancha, el afectado ni se inmuta. Fiesta por aquí y por allá, selfies con medio mundo, bailes y cantos a mansalva. Para pronto, el derroche personificado.

Neymar se queja de una falta en un partido de Eliminatorias frente a Colombia. (REUTERS/Amanda Perobelli)
Neymar se queja de una falta en un partido de Eliminatorias frente a Colombia. (REUTERS/Amanda Perobelli)

Sin embargo, lejos de la superficialidad que suele transmitir en el campo y en la vida, el astro brasileño demostró que tiene mucho que contar. Las historias de Instagram jamás bastarán para externar lo que resguardan mente y corazón. Una idea recurrente se puede palpar en el documental: Neymar sigue poniendo al futbol por encima de todo. Por eso se fue del Barcelona, porque su ambición interna le reclamaba la gloria absoluta: el mérito sin democracia.

Si en el Santos era un jugador egoísta que adulteraba las jugadas a su capricho, en Cataluña comprendió que los títulos no se ganan con bicicletas. No es casualidad que su versión más reluciente se haya visto en el Camp Nou, donde tuvo que poner su magia al servicio del colectivo. Y más aún: al servicio de Lionel Messi. El tridente que formaron Leo y Ney junto a Luis Suárez es uno de los ejemplos más selectos de colectividad que se hayan visto.

La decisión de dejar el Barcelona en 2017 para ir al PSG se leyó entre líneas como un arrebato de soberbia. Neymar quería luz propia. ¿Era reprochable? Desde luego, pero finalmente aquella decisión demostró que el Divo no pertenecía a la estirpe autocomplaciente. El talento conformista suele construir historias muy conocidas: “Lo que hubiera logrado si hubiera sido disciplinado”.

Neymar es lo que es: un influencer multimillonario que en sus ratos libres juega al futbol. Quizá con ciertos paréntesis: cuando no está lesionado, juega al futbol; cuando no está tirado en el piso exagerando una falta, juega al futbol; cuando no está resolviendo un conflicto contractual, juega al futbol. Después de todos esos asteriscos, entonces sí, juega al futbol. Y lo hace muy bien. Neymar es gambeta pura, un oasis entre tanta rigidez robótica, capaz de causar abucheos y aplausos casi sin distinción.

Incluso antes de la serie, no era difícil imaginar la vida de superabundancia que tiene. Su biografía es un torbellino. Ya la hacía pública todo el tiempo. Relojes, tenis y bolsos millonarios; decenas de compromisos publicitarios; fans enajenados que quieren conocer a su ídolo. Y sí, también hay que decirlo: una acusación de violación y otra más de agresión sexual. Esta última fue el origen de su ruptura con Nike, luego de negarse a participar en una investigación, según reconoció la propia empresa.

Neymar en un partido de Liga de Campeones junto a Lionel Messi y Kylian Mbappé. (Reuters/Carl Recine)
Neymar en un partido de Liga de Campeones junto a Lionel Messi y Kylian Mbappé. (Reuters/Carl Recine)

Neymar vive años declinantes en el futbol. Pero le alcanza para mantenerse en la élite y se ha reencontrado con Messi. El Real Madrid asoma en el horizonte de la Champions League. La últimas páginas de su caótica carrera no están escritas.

La victoria y la derrota dan lo mismo. Después de la fama, a los futbolistas solamente les queda la nostalgia. Neymar se quedará con Instagram y YouTube. Esos dos no parecen tan efímeros como el balón y los botines.

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