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La Dolfina es el campeón del Abierto de Palermo, en el día de polo más feliz para Adolfo Cambiaso

Duelo de primos: Poroto Cambiaso y Camilo Castagnola, dos estrellas jóvenes en la final del Abierto de Palermo que La Dolfina le ganó con muchas claridad a La Natividad.
Duelo de primos: Poroto Cambiaso y Camilo Castagnola, dos estrellas jóvenes en la final del Abierto de Palermo que La Dolfina le ganó con muchas claridad a La Natividad. - Créditos: @LA NACION/Santiago Filipuzzi

Cuando ya parece que nada nuevo se puede decir de La Dolfina, cuando ya parece que no queda más por elogiar, que no hay logro alcanzable por conseguir, surge algo. Un año, son los antes impensables 1000 goles de Adolfo Cambiaso en el Argentino Abierto. Otro, el título de octacampeón consecutivo de Palermo. Otro, la hazaña de la tercera Triple Corona sucesiva. Otro, el récord de victorias seguidas, 34, en el máximo torneo del planeta. Otro, la innovación de los clones en las canchas, y clones que hacen estragos. Y más allá de eso está lo constante, que no por habitual deja de ser formidable: su gran superioridad en el superclásico (34-17 sobre Ellerstina), su handicap de 40 goles durante tantas temporadas, los premios a sus caballos. La cantidad de certámenes ganados (32).

Pero casi siempre tiene algo diferente, innovador, entusiasmante. Tuvo que estirar su carrera hasta los 47 años Adolfo Cambiaso para que se cumpliera el último gran objetivo de la trayectoria más prolífica y laureada de la historia del polo. Como le lleva 30 años a su primogénito, y como continúa disfrutando del deporte que lo tiene como a uno de los dos mejores de todos los tiempos –el otro es Juan Carlos Harriott (h.)–, siguió galopando por las canchas y llegó a esto que no se daba desde hacía 39 años: ser campeón del Abierto de Palermo con un hijo. Lo logró gracias a un 13-9 lleno de autoridad de La Dolfina sobre La Natividad en la final. Lleno de autoridad y de méritos. Y de emoción, por ese abrazo que hizo chocarse a los dos cascos de colores argentinos en medio de la cancha 1 de la Catedral, unos segundos después del campanazo y de saludar respetuosamente a los vecinos de Cañuelas, parientes –sobrinos, primos– en algunos casos.

Una foto para la historia: Adolfo Cambiaso y Adolfo Cambiaso con The Championship Cup, el último anhelo por cumplir en la trayectoria del crack de Cañuelas.
Una foto para la historia: Adolfo Cambiaso y Adolfo Cambiaso con The Championship Cup, el último anhelo por cumplir en la trayectoria del crack de Cañuelas. - Créditos: @LA NACION/Santiago Filipuzzi

El logro de los Cambiaso concentra los fanales de una nueva coronación, pero sería injusto reducir a ellos la maravilla que hizo La Dolfina. Hay otros dos monstruos ahí, desde hace muchos años.

La alegría de Poroto Cambiaso, campeón de Palermo a los 17 años; el adolescente sobresalió en los chukkers iniciales y tuvo un buen cierre en su primera final en el máximo certamen del mundo.
La alegría de Poroto Cambiaso, campeón de Palermo a los 17 años; el adolescente sobresalió en los chukkers iniciales y tuvo un buen cierre en su primera final en el máximo certamen del mundo. - Créditos: @LA NACION/Santiago Filipuzzi

Uno es uruguayo, y se recompuso del golpazo que para él había implicado la eliminación de la Celeste un rato antes en el Mundial de Qatar de fútbol. La Dorrego central se pobló con 250 banderas azules y blancas con sol por David Stirling, el gladiador talentoso que es luz brillante y rueda de auxilio. “Si tenés dudas, vos andá para adelante, que yo voy a estar atrás bancando”, le dio confianza, palabras más, palabras manos, a ese Poroto de 17 años y primerizo en una final, un par de minutos antes del primer throw-in. El respaldo a lo rugbier, el equipo sobre el individuo. También eso es Pelón Stirling, que se dio el gusto de marcar su ¡primer! gol en el torneo –se ausentó dos partidos por un aductor– justo en el momento más caliente, cuando Camilo Castagnola remontaba para La Natividad y, con dos tantos en el último chukker, había puesto al campeón defensor 11-9 abajo con cuatro minutos y fracción por jugar. Tiempo suficiente para igualar.

Juan Martín Nero, sorpresivo goleador en la final del Argentino Abierto.
Juan Martín Nero, sorpresivo goleador en la final del Argentino Abierto. - Créditos: @LA NACION/Santiago Filipuzzi

Pero misión dificilísima. En parte porque enfrente, con la camiseta 4 de La Dolfina, estaba Juan Martín Nero, el otro coloso de esta historia. Para algunos, el mejor defensor de todas las épocas. Pero es raro presentarlo así si en una final de Palermo marcó cinco goles, sin penales. Sin dejar de cerrar la puerta y de contribuir a que Jeta Castagnola quedara restringido a escasos seis goles (tres de bocha viva), el trenquelauquense incursionó a fondo como si fuera un delantero porque La Dolfina es a veces, o casi siempre, una máquina táctica perfecta.

Adolfo Cambiaso, a los 47 años, se da el gusto de jugar por primera vez una final de Palermo con su hijo, Poroto, de 17.
Adolfo Cambiaso, a los 47 años, se da el gusto de jugar por primera vez una final de Palermo con su hijo, Poroto, de 17. - Créditos: @LA NACION/Santiago Filipuzzi

Se va Nero arriba como un delantero, y atrás hay tres tipos para seguir la jugada y dar vuelta si se pierde la bocha. Y así como sorprende Nero arriba, puede hacerlo Poroto, porque siempre habrá alguien cuidando la espalda. Y cuando la posesión es del contrario, los escalonamientos defensivos son impecables. Se rindió Alberto Heguy (h.), el entrenador de La Natividad, ante semejante funcionamiento estratégico. Ya no está Pablo Mac Donough, pero Poroto Cambiaso, que además de jugadorazo y humilde es inteligente, entiende cómo se defiende en equipo en el polo.

Nero fue figura por los goles que hizo y porque contuvo a Camilo Castagnola, que resultó el máximo anotador del Abierto.
Nero fue figura por los goles que hizo y porque contuvo a Camilo Castagnola, que resultó el máximo anotador del Abierto. - Créditos: @LA NACION/Santiago Filipuzzi

Esta vez La Dolfina tuvo una mano de su oponente. La Natividad, que así como no le ganó en caballada, tampoco tuvo la lucidez táctica como para discutirle la iniciativa. Si en el hombre contra hombre con toques cortos no era posible ganar, si los pases largos no funcionaban porque los aviones del otro equipo tenían más turbo, al menos quedaba la opción de intentar al arco desde lejos. Bartolomé Castagnola (h.) comprobó que era una solución, con un cogote altísimo y sesgado de unas 70 yardas en el tercer chukker para 3-5, y pareció terminar de despertar a un cuarteto que a esa altura era desbordado. La Dolfina se parecía al de las mejores épocas, al del dream team que se consagró en la Catedral en nueve de sus diez años. La reacción no fue espejismo, pero nunca pasó de ser parcial.

Compacto de la final de Palermo

A decir verdad, no había forma contra este campeón. El del Cambiaso 18 veces rey de Palermo. El del Stirling fiel y mejor extranjero de la historia, con 10. El del Nero de 12 que volvió y rejerarquizó. Y el del chico de 17, Poroto, que acompaña a los cuarentones. Porque La Dolfina casi siempre tiene algo nuevo para celebrar. Una copa, un récord, un crack adolescente. Y mientras, se hace un lugar aun más grande en el podio de la historia.

Síntesis de La Dolfina 13 vs. La Natividad 9

  • La Natividad: Camilo Castagnola, 10; Pablo Pieres, 10; Bartolomé Castagnola (h.), 10, e Ignatius Du Plessis, 9. Total: 39.

  • La Dolfina: Adolfo Cambiaso (h.), 10; David Stirling, 10; Adolfo Cambiaso (n.), 9, y Juan Martín Nero, 10. Total: 39.

  • Progresión: La Dolfina, 2-0, 3-1, 6-4, 8-4, 10-6, 11-7, 11-7 y 13-9.

  • Goleadores de La Dolfina: Cambiaso (h.), 2 (1 de córner); Stirling, 1; Cambiaso (n.), 5 (2 de penal), y Nero, 5. De La Natividad: C. Castagnola, 6 (3 de penal), y B. Castanola, 3.

  • Jueces: Gastón Lucero y Martín Pascual. Árbitro: José Ignacio Araya.

  • Cancha: Nº 1 de Palermo.

  • Premio Gonzalo Heguy al jugador más valioso: Nero.

  • Premio Javier Novillo Astrada al espíritu deportivo: Cambiaso (n.) y C. Castagnola.

  • Copa Lady Susan Townley al mejor ejemplar de la final: Anay Sur Blondi, montada por Nero y criada por Marcos Heguy.

La Dolfina, campeón también en mujeres

En el partido decisivo de las mujeres del Abierto de Palermo, La Dolfina, el equipo de Mia Cambiaso, Nina Clarkin y Milagros y Candela Fernández Araujo, derrotó por 10 a 6 a La Irenita.

La euforia de Milagros Fernández Araujo y allegados de La Dolfina tras la victoria sobre La Irenita.
La euforia de Milagros Fernández Araujo y allegados de La Dolfina tras la victoria sobre La Irenita. - Créditos: @Santiago Filipuzzi