Napoli campeón: Giovanni Di Lorenzo estuvo sin club, jugó en la Serie C, le decían “Batigol” y levantará la copa que alguna vez alzó Diego Maradona

Giovanni Di Lorenzo, el primer capitán de Napoli campeón de la Serie A luego de Diego Maradona.
Giovanni Di Lorenzo, el primer capitán de Napoli campeón de la Serie A luego de Diego Maradona. - Créditos: @MARCO BERTORELLO

Giovanni Di Lorenzo jugó en la tercera categoría del fútbol italiano, estuvo sin club un mes, precisó que un entrenador lo cambiara de posición para encauzar su carrera y vistió tres camisetas azuladas o de tonos parecidos: las de Empoli, Napoli y el seleccionado. En el club del sur, este defensor lateral derecho encontró su lugar en el mundo. Y mostró desde su llegada, en 2019, que no tiene ningún problema de adaptación: en su segundo partido le anotó un gol a Juventus.

En la última pretemporada, cuando el entrenador Luciano Spalletti pergeñaba el equipo campeón, debió tomar una decisión; Kalidou Koulibaly, la roca de la defensa, se iba a Chelsea, de Inglaterra, y dejaba vacante la capitanía. El DT eligió a Di Lorenzo, un líder de perfil subterráneo que no se caracteriza por gambetas (como sí Lorenzo Insigne en su momento), ni por goles (como sí Gonzalo Higuaín y Edinson Cavani hace tiempo) ni por seguridad defensiva (como Ciro Ferrara y el propio Koulibaly). El futbolista de 29 años es pura voluntad. Y vivirá un acontecimiento único: levantar un trofeo de la liga italiana ante miles de hinchas napolitanos. Como su ídolo, Diego Armando Maradona.

“Traer un título tan prestigioso a Nápoles no sucede todos los días”, dijo Di Lorenzo, citado por La Gazzetta dello Sport. Y agregó: “Por supuesto, también queríamos seguir en la Champions. Jugamos de igual a igual con Milan; sentimos que nos eliminara así, pero salimos con la frente en alto. Después de ese partido, inmediatamente comenzamos a prepararnos para un regreso en la liga. Los grandes equipos piensan así, miran lo que tienen que hacer y no lo que ha pasado. Hemos demostrado que somos un gran equipo. Se siente un poco raro ser el capitán del Napoli que levantará el trofeo después de Maradona. Será increíble. Como todos mis compañeros, estoy disfrutando de estas satisfacciones después de un viaje positivo”.

El viaje, en realidad, fue largo y sinuoso. Di Lorenzo se formó en el semillero de Reggina, pero no como defensor, sino como atacante. Los compañeros le decían “Batigol”, porque se alegraba cada vez que convertía. “De chico, ésa era la felicidad más grande”, dijo alguna vez Di Lorenzo. ¿Y cómo fue que terminó en la última línea? De casualidad. Lo contó el propio futbolista, campeón de Europa por Italia. “Por necesidad... En realidad, por urgencia: en un torneo, cuando yo era chico, como no había defensores, me pusieron de central. Unos años más tarde, me trasladaron al lateral y así descubrí mi verdadera vocación”, recordó el capitán napolitano en una entrevista con la revista Undici.

Hay que hacer un flashback. Antes de ese pasaje al lateral derecho que le cambiaría –para bien– la carrera, Di Lorenzo la pasó mal. Muy mal. Reggina, el club que lo había formado, quebró y él quedó desocupado. Ya no era un juvenil. Tenía 22 años y precisaba jugar para mostrarse. Necesitaba un club, aunque fuera semiprofesional. Estuvo un mes sin trabajo; sin ingresos. Hasta que llegó una oferta de la Serie C. Pasó al club Matera, en el que coincidió con Pasquale Padalino, ex defensor central de Fiorentina, entre otros equipos, quien unos años antes había iniciado su carrera como director técnico. Fue él quien en un entrenamiento decidió cambiarle la posición a Di Lorenzo. Adiós a la zaga central; bienvenido el lateral derecho.

Padalino relanzó a Di Lorenzo, que jugó tres temporadas en Matera (64 partidos, cuatro goles). Lo contrató Empoli, de la Serie B, y Giovanni ya no volvió a habitar las bases de la pirámide del fútbol italiano. Fue siempre en ascenso. En dos temporadas coleccionó 74 presencias y seis tantos. Y Napoli lo llamó en 2019. El defensor se transformó en un futbolista omnipresente. Desde entonces, lleva 178 partidos y 12 goles. Para Di Lorenzo, Napoli es tocar el cielo. Y la suya, una historia de resiliencia.

“No cambiaría nada. Todo lo que hice me convirtió en la persona y el futbolista que soy”, afirmó Il Capitano en la revista Undici. Y añadió: “Mi mayor fortaleza ha sido la capacidad de nunca rendirme. Y ahora juego en un gran equipo que compite por copas de Europa y también en Italia. Escucho el himno nacional y el de la Champions League antes de los partidos: son cosas que uno sueña de chico y que me afectan mucho por todo lo que hice para llegar hasta acá. Son emociones fuertes, y estoy disfrutando todas”.

Di Lorenzo es feliz por su presente deportivo, y también por su corazón. Afincado en Nápoles con su mujer, Clarissa Franchi, vio nacer en 2020 a su primera hija, Azzurra (después de todo, ese color lo identifica futbolísticamente). En febrero de este año, y mediante una publicación en Instagram, saludó la llegada de su segunda hija, Carolina. Juega a la PlayStation (prefiere los tiros y las armas futuristas del Call Of Duty que el FIFA), idolatra a Roger Federer y se cuida todo lo que puede en la alimentación. Una nota de La Gazzetta dello Sport cita palabras de su representante, Mario Giuffredi: “Giovanni come poco y bien. Lo hace siempre de manera regulada, sin exagerar. Lleva una vida muy sana”.

Una frase de su compañero Kvicha Kvaratskhelia (”Kvaradona”, lo rebautizaron en Nápoles) retrata a Di Lorenzo. Le preguntaron acerca del adversario más complicado con el que le tocó enfrentarse. Su respuesta: “Di Lorenzo... en los entrenamientos”. Así es este lateral derecho que juega con la camiseta número 22. Cuando mira atrás en la cancha sabe que queda sólo el arquero; cuando lo hace en su vida personal, entiende que el camino valió la pena. Esa senda lo llevó desde la Serie C hasta la consagración en un club del sur de Italia. En el mismísimo estadio Diego Armando Maradona; como el mismísimo 10, el último capitán de Napoli campeón de Italia. Hasta hoy.