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Nahuel Molina: dejó Boca, se destaca en Atlético de Madrid y es un símbolo del bajo perfil como campeón mundial

Nahuel Molina festeja un gol de la Argentina ante Países Bajos, por los cuartos de final del Mundial; el lateral estaba en la órbita de muy pocos
Nahuel Molina festeja un gol de la Argentina ante Países Bajos, por los cuartos de final del Mundial; el lateral estaba en la órbita de muy pocos - Créditos: @Aníbal Greco

Era extremo por el sector derecho, hasta conoce el puesto de enganche en los antiguos años juveniles en las divisiones menores de Boca. Empuje, dedicación y poco espacio: sólo nueve partidos en la Bombonera, ya cuando se empezaba a sentir cómodo en el lateral derecho, su lugar en el mundo. Marca, proyección, sentido colectivo. Tal vez, por aquellos años, le faltaba pimienta para demostrar su camiseta. Malicia para exhibir de qué estaba hecho. Tiempos de Rodolfo Arruabarrena, año 2016.

Nahuel Molina se destacó en Defensa y Justicia, primero y Rosario Central, más tarde. Desde lejos, Udinese le vio algo. Futuro, una palabra maravillosa. Nacido en Embalse, Córdoba, por una cuestión de papeles, tiempo y billetes, quedó en libertad de acción. Las negociaciones con el Consejo de Fútbol -tantas veces excesivamente drástico en las formas de defender el patrimonio del club- acabaron en la frustración. Llegó a Italia en septiembre de 2020.

Nahuel Molina, de joven, con la camiseta de Boca
Nahuel Molina, de joven, con la camiseta de Boca - Créditos: @Instagram Nahuel Molina

Su padre siempre fue crítico con la frustrada relación contractual. “Con Leo Rodríguez (el representante) fuimos a una primera entrevista con el Consejo de Fútbol, cuando estaban Román (Riquelme), (Raúl) Cascini, el Patrón (Jorge Bermúdez) y el Chelo Delgado. No se pudo llegar a un acuerdo. Ofrecían un contrato como si fuera el primero. Él tenía su recorrido en Defensa y Justicia y Rosario Central”. Y fue más allá: “Lo mandaron a entrenar con la reserva y se llegó a esto de quedar libre. A Nahuel lo habían llamado y él dijo que quería jugar en Boca. Quería jugar dos o tres años, pero la verdad es que Riquelme tiene tres rottweilers... ¿Vos viste cómo jugaban Bermúdez y Cascini? Así actúan negociando. Hay muchos chicos a los que le pasó eso en Boca, no sólo a Nahuel”.

En Defensa y Justicia, con la número 8
En Defensa y Justicia, con la número 8 - Créditos: @Instagram Nahuel Molina

El defensor, sin embargo, se inclina por el bajo perfil, del que hace culto, sobre todo ahora, cuando es el número 4 del campeón mundial. “Se dio de una manera que no me gustó. Nunca pudimos arreglar el contrato, fue el momento más amargo de mi carrera. Y después vino la pandemia…No me peleé con nadie, nunca tuve un problema, conozco a todo el mundo, no solo a los dirigentes. Me hubiese gustado jugar muchísimo más”, sostuvo, en una charla con La Nación, tiempo atrás.

Molina es campeón del mundo. Campeón, sobre todo, del bajo perfil. Lejos de los excesos de Dibu Martínez, de la portada de revistas de Rodrigo De Paul. Lejos de los nombres propios que encandilan: poco de Otamendi, Cuti, Enzo, Alexis, Julián... Y es tan campeón como ellos, como Lionel Messi o Angel Di María, desde ya. Es un pleno de Lionel Scaloni, tanto como Martínez o Romero, dos ilustres que tiempo antes del joven entrenador no estaban en la órbita del seleccionado.

Hasta dejó en el banco de suplentes a Gonzalo Montiel, que por sus antecedentes en River y su llegada a Europa era número puesto. Y hasta marcó un gol de colección, en el triunfo por penales frente a Países Bajos. El pase de Leo es una genialidad, tal vez, el más vistoso de su grandioso Mundial. Molina, entrando en el área como número 7. En realidad, como un artillero con experiencia. Justo, justo, un mes atrás.

“Es un privilegio jugar con él. Sabemos que tenemos que tener paciencia y que cuando él pueda encontrar el hueco tenemos ese as debajo de la manga”, encandila a la Pulga. Tiene apenas 24 años: llegó a la selección para quedarse. Para mantenerse. Es uno de los pocos que son titulares en un gran equipo de Europa. No desentona ni cuando Atlético de Madrid pierde en su casa frente a Barcelona por 1 a 0, como este domingo, por la liga local. Sus compañeros argentinos están en otra sintonía: Angel Correa entra un puñado de minutos y De Paul sigue en el banco y con dudas a futuro. Molina juega. Defiende, ataca. Y jamás levanta la voz.

Es una proyección que se mantiene en ascenso. O, en realidad, algo superador: se consolida en un aprobado. Casi nunca baja de los seis puntos. En celeste y blanco, el lateral derecho empezó detrás de Montiel, pero con las prácticas y los rendimientos durante los partidos convenció a Scaloni, que en un principio lo veía como una alternativa. No iba a ser titular. El ex Boca se proyecta y les genera alternativas de pase a los volantes, es rápido para llegar a posiciones de ataque o para definir sin ponerse colorado. “A Nahuel lo venimos siguiendo, Walter (Samuel) fue a verlo a Udine y creemos que es una buena aparición, sobre todo con la situación que estamos viviendo ahora con Montiel, que tuvo Covid, y Juan Foyth, que está intentado volver de la lesión. Necesitamos sumar un jugador ahí, y Nahuel es interesante, joven y creemos que nos puede aportar. Lo queremos ver”. decía el entrenador, en junio de 2021.

En la recepción de Atlético de Madrid, siempre en un costado, cuando algunos silbidos invadieron el escenario, dirigidos a De Paul
En la recepción de Atlético de Madrid, siempre en un costado, cuando algunos silbidos invadieron el escenario, dirigidos a De Paul - Créditos: @Angel Martinez

Seis meses atrás, pasó al Aleti a cambio de 15 millones de euros, luego de un paso convincente en Udinese: hasta marcó 10 goles y plasmó 7 asistencias. Casi, como un número 8. El Cholo estaba necesitando cubrir el hueco que dejó la partida del inglés Kieran Trippier. Atlético de Madrid se impuso sobre el interés que habían mostrado otros clubes, entre ellos Juventus, por el lateral que dice inspirarse en Alexander Arnold (figura de Liverpool) y José Cancelo (polifuncional de Manchester City).

Lo describe Simeone: “Es joven, pero tiene un potencial enorme, porque tiene varias cosas para mejorar y quiere mejorar. Hay que ayudarlo y hay que tener paciencia. Está claro que la paciencia en el fútbol no existe, pero tenemos que creer en lo que entendemos que le puede hacer bien al equipo. Y Molina, por sus condiciones, características y trabajo, va a ser un futbolista importante en el tiempo, cuando mejore unas situaciones puntuales para el equipo”.

Definición de crack frente a Países Bajos, delante de Van Dijk, un mariscal del área
Definición de crack frente a Países Bajos, delante de Van Dijk, un mariscal del área - Créditos: @Aníbal Greco

El recuerdo de Qatar es para toda la vida. Su primera citación, también: pensaba que le estaban tomando el pelo un par de intrépidos compañeros. “La primera vez fue muy buena. No sabía nada. Fue esa vez que se suspendió por el Covid-19, antes de la última citación a la Copa América. Estaba en mi casa y me llama Rodri con el Tucu (De Paul y Correa) y me decían ‘felicitaciones, felicitaciones, espero que no te agrandes ahora. Te lo merecés’. Yo no entendía nada. Hasta que me dijeron que me habían convocado de la Selección... Yo ni enterado...”, contó, en una entrevista.

El valor humano de este tiempo de selección es uno de los principales capitales. “Ellos (Correa y De Paul) me ayudaron muchísimo cuando llegué. Futbolísticamente y a nivel humano. Va pasando todo muy rápido, a veces no tenés tiempo de disfrutar porque se viene otro fin de semana y siempre es un examen”, confesó. Es así: la rueda del fútbol (y de la vida) no para. Y Molina no se baja nunca, siempre eficiente, en equipos de elite y en un costado del mostrador.