Museo del Deporte en Córdoba: una camiseta de Diego Maradona con el número 16, la campana entregada por Adolf Hitler a un atleta y fotos donde se cambió Lionel Messi

En el Museo del Deporte, ubicado en el estadio Mario Alberto Kempes, de Córdoba, la imagen del Matador se reproduce en objetos y en teléfonos de los visitantes.
En el Museo del Deporte, ubicado en el estadio Mario Alberto Kempes, de Córdoba, la imagen del Matador se reproduce en objetos y en teléfonos de los visitantes. - Créditos: @Diego Lima

CÓRDOBA.– Hay dos camisetas de Napoli que usó Diego Maradona. Una es única: tiene el número 16 en la espalda. Hay una foto de Belgrano, de Córdoba, de 1906. Existe otra camiseta, pero de 1925 y de Velocidad y Resistencia, el club que “enseñó a jugar al básquetbol” en esta provincia. También el Chevrolet de 1939 con que Oscar Cabalén debutó como piloto en 1950 y una campana que Adolf Hitler entregó en mano al maratonista Luis Oliva en los Juegos Olímpicos Berlín 1936.

Todo eso y mucho más está en el Museo del Deporte de Córdoba, que tiene exhibido apenas un tercio del total de 600 piezas, funciona en el estadio mundialista Mario Kempes, cuyos vestuarios y campo de juego están incluidos en la visita. El espacio donde Lionel Messi se cambió las tres veces que vino la selección argentina a jugar es el lugar más fotografiado por quienes hacen el recorrido.

El museo fue inaugurado en 2018, impulsado por el entonces titular de la Agencia Córdoba Deportes y ex basquetbolista de Atenas Medardo “Lomo” Ligorria. Lo continúa su ex compañero Héctor “Pichi” Campana, ex vicegobernador. La idea surgió de quien hoy es el director, Gustavo Farías, muchos años antes, en 1999, pero no terminaba de cuajar.

Héctor "Pichi" Campana posa junto a una camiseta de Atenas usada por él en sus tiempos de basquetbolista; detrás, testimonios célebres del fútbol.
Héctor "Pichi" Campana posa junto a una camiseta de Atenas usada por él en sus tiempos de basquetbolista; detrás, testimonios célebres del fútbol. - Créditos: @Diego Lima


Héctor "Pichi" Campana posa junto a una camiseta de Atenas usada por él en sus tiempos de basquetbolista; detrás, testimonios célebres del fútbol. (Diego Lima/)

Campana manifiesta para LA NACION que siguen “sorprendidos” por cómo la gente disfruta de la historia del deporte: “Cada una de las piezas es original, no hay una sola réplica. La recorrida del estadio genera incluso emoción. Hay momentos mágicos de los que uno a veces no toma conciencia porque está todo el día acá, como pisar el césped de la cancha”.

Dice que hasta los deportistas que lo visitan se “sorprenden” porque “no imaginan” todo lo que hay. “Ver la historia con elementos originales es fuerte”, insiste Campana. Se ha dispuesto de una placa que van firmando los entrenadores –en general, ex jugadores– que pasan por el estadio. Como dirigente lo hizo Juan Román Riquelme, de Boca Juniors, y como director técnico, Marcelo Gallardo, de River Plate.

Al comienzo hubo una convocatoria para reunir las piezas –el museo comenzó con 250–, pero a medida que pasó el tiempo pasaron a llegar de manera espontánea. “Estamos desbordados. Vamos rotando”, cuenta Campana, un icono de la Liga Nacional de Básquetbol y del seleccionado argentino. “Si hubiera un museo yo cedería con gusto alguna de estas cosas”, dijo a Farías el hijo de Valerio Vallania, un atleta cordobés que empezó a lucirse a los 16 años en los Juegos Latinoamericanos Río de Janeiro de 1922. Entonces empezó el camino que desembocó en la creación del Museo del Deporte de Córdoba.

Una camiseta de Mario Alberto Kempes como jugador de Valencia, de España, en 1979; el campeón mundial de 1978 lla había obsequiado a un hincha argentino.
Una camiseta de Mario Alberto Kempes como jugador de Valencia, de España, en 1979; el campeón mundial de 1978 lla había obsequiado a un hincha argentino. - Créditos: @Diego Lima


Una camiseta de Mario Alberto Kempes como jugador de Valencia, de España, en 1979; el campeón mundial de 1978 lla había obsequiado a un hincha argentino. (Diego Lima/)

Todas las piezas están en comodato. No se gastó “un peso” en compras. “Quienes las tienen”, señala Farías, “no las venderían por ninguna plata. Todo es de los protagonistas o de sus familias. El museo se encarga de la conservación y de la contratación de un seguro. Están convencidos de que es mejor eso que el hecho de que estén en un cajón”.

Iconos en exhibición

Una fotografía del equipo de fútbol de Belgrano de 1906 es lo más antiguo del museo; la institución estaba recién fundada. La sigue la citada camiseta de Velocidad y Resistencia de 1925. El hijo de Vallania descubrió que en su casa estaban usándola para limpiar... Pasó de trapo a pieza de museo.

Hay ropa de los desfiles de atletas de Berlín 1936 y de Ámsterdam 1928. De hecho, hay un “corredor olímpico” con una línea de tiempo y los 123 deportistas cordobeses que compitieron en los Juegos a lo largo de la historia.

En tiempos en los que las camisetas 10 de Maradona se cotizan y mucho –Sotheby’s subastó en Londres por 9.000.000 de dólares la que usó cuando hizo “el gol de siglo” en México 1986–, en el museo está la única que usó en Napoli con el número 16. Su dueño es Oscar Dertycia, el cordobés que jugó en Fiorentina y que intercambió camisetas con Diego en un partido de 1989. Maradona estaba en rebeldía con el club del sur, se incorporó en la quinta fecha sin entrenamientos y lo mandaron al banco de suplentes. Napoli perdía por 2 a 0 y la hinchada empezó a pedirlo. El “10″, entonces 16, entró y el equipo celeste lo dio vuelta: venció por 3 a 2 al Fiorentina de Roberto Baggio.

Gustavo Farías, el director del museo, junto a una camiseta que utilizó Países Bajos en Argentina 1978; Wilhelmus Jansen la intercambió con Miguel Ángel Oviedo en la final, el 25 de junio.
Gustavo Farías, el director del museo, junto a una camiseta que utilizó Países Bajos en Argentina 1978; Wilhelmus Jansen la intercambió con Miguel Ángel Oviedo en la final, el 25 de junio. - Créditos: @Diego Lima


Gustavo Farías, el director del museo, junto a una camiseta que utilizó Países Bajos en Argentina 1978; Wilhelmus Jansen la intercambió con Miguel Ángel Oviedo en la final, el 25 de junio. (Diego Lima/)

La otra camiseta de Maradona que se puede ver también es de Napoli, pero es blanca y lleva el histórico 10. También pertenece a Dertycia, que la cambió con Diego en un encuentro por la Copa Italia. Además de esas prendas, el cordobés le debe su calvicie a Maradona: tuvieron un choque casual en una cancha y Dertycia sufrió una distensión de ligamentos, estuvo inactivo durante ocho meses, tenía poco más de 20 años y vivía solo en Europa, entonces el estrés terminó provocándole la alopecia.

De Mario Kempes, “El Matador”, hay una camiseta de Instituto de 1973 y una de Valencia de 1979, ambas firmadas por él. Por supuesto, hay de los otros grandes clubes cordobeses: de Belgrano de distintas épocas (la más antigua, de 1971), una de Racing de 1935, varias de Talleres (incluida una de Nahuel Bustos, ahora en Girona cedido por Manchester City) y también de clubes ya desaparecidos. Los visitantes pueden encontrar copas como la que Talleres le ganó a Belgrano en “la final del siglo” de 1998 y las que consiguió Instituto entre 1925 y 1928, que le dieron el apodo de “la Gloria” a la entidad.

De otras disciplinas hay material atractivo, claro. Atenas dejó el camisetero completo del Open McDonald’s de París de 1997, en el que salió tercero y participó el Chicago Bulls de Michael Jordan. Y está, además a aquella cupecita con que inició su trayectoria Cabalén (el autódromo de Alta Gracia lleva su nombre), el buzo antiflama de Jorge Raúl Recalde, el padre del rally en la Argentina y único latinoamericano ganador de una carrera del Campeonato Mundial.

Una joya del automovilismo nacional: la coupé de Chevrolet 1939 con la que debutó Oscar Cabalén, en 1950.
Una joya del automovilismo nacional: la coupé de Chevrolet 1939 con la que debutó Oscar Cabalén, en 1950. - Créditos: @Diego Lima


Una joya del automovilismo nacional: la coupé de Chevrolet 1939 con la que debutó Oscar Cabalén, en 1950. (Diego Lima/)

Debate por el Tercer Reich

Farías admite que hubo una “discusión” a la hora de resolver si se exhibiría una campana que el dictador Adolf Hitler dio al maratonista Oliva en 1936. El atleta participó en una reunión convocada por la cancillería del Tercer Reich con los mejores representantes de cada delegación en los Juegos Olímpicos de Berlín.

Una prenda de Instituto Atlético Central Córdoba que empleó a Kempes en 1973.
Una prenda de Instituto Atlético Central Córdoba que empleó a Kempes en 1973. - Créditos: @Diego Lima


Una prenda de Instituto Atlético Central Córdoba que empleó a Kempes en 1973. (Diego Lima/)

Oliva recibió ese elemento y un álbum de promoción de Alemania al que terminó convirtiendo en uno de firmas de los deportistas que estaban en la villa olímpica. Allí está, a la vista de quienes recorren el museo, la de Jesse Owens, el estadounidense que conquistó cuatro medallas doradas en Berlín 1936. “Le arruinó los Juegos a Hitler”, sostiene Farías. “Un negro se impuso a la raza aria. Una persona, un atleta al que seguramente él consideraría un «mono»”, subraya.

Entre los visitantes extranjeros se destacan los austríacos. Sucede que en el estadio que en el Mundial 1978 se llamaba “Chateau Carreras”, Austria superó a Alemania por 2 a 1 en el último minuto, el 21 de junio. En Viena hay una plaza a la que denominaron “Córdoba”, y hace poco la Agencia Córdoba Deportes le donó cuatro butacas originales del estadio, que fueron colocadas allí.