Mundial Sub 20: Javier Mascherano lucha contra las presiones externas con un discurso de calma y disfrute para sus jugadores

Javier Mascherano comanda el entrenamiento de la selección argentina Sub 20 en el predio Iosep, de Santiago del Estero, a un día del debut en el Mundial contra Uzbekistán
Javier Mascherano comanda el entrenamiento de la selección argentina Sub 20 en el predio Iosep, de Santiago del Estero, a un día del debut en el Mundial contra Uzbekistán - Créditos: @Fabián Marelli

SANTIAGO DEL ESTERO (Enviado especial).- El temple de Javier Mascherano parece inmutable. Todos sus gestos, sus palabras, su voz y sus acciones tienen como principal objetivo transmitir tranquilidad ante un panorama de pura euforia. La llegada del Mundial Sub 20 a Santiago del Estero ha revolucionado una provincia que con los años se acostumbró a ver clubes grandes y selecciones de renombre, pero que vivirá por primera vez una Copa del Mundo en su tierra. El reciente triunfo de la mayor en Qatar también se mantiene muy fresco en la memoria colectiva. Pero Mascherano ofrece una más que necesaria calma.

“Se acerca el inicio, obviamente hay un poco de ansiedad, pero estamos tratando de ultimar los detalles que nos quedan, con la ilusión de empezar un Mundial en que sabemos que vamos a contar con todo el apoyo de nuestra gente”, afirmó el entrenador desde el predio Iosep, donde su equipo se entrenó antes del debut contra Uzbekistán, este sábado a las 18 en el estadio Madre de Ciudades, sin demostrar la ansiedad que menciona. Luego, su mensaje se hace más aparente: “Estoy contento, con mucha ilusión, pero sobre todo con tranquilidad. Trato de transmitirles eso a los chicos. Es un juego, tienen que salir a la cancha a jugar, tratar de despojarse de cualquier presión o cualquier cosa externa que ellos puedan pensar. Simplemente pensar en jugar, hacerlo lo mejor posible y competir bien, que las cosas se van a terminar dando como nosotros queremos”.

Aquellas declaraciones del ex capitán de la selección mayor resuenan con fuerza alrededor de un punto que todos los procesos de selecciones juveniles tienen en común: la enseñanza. No importa si se trata de un equipo local, de uno de los mejores del mundo o de una selección. Es el momento en el que los protagonistas incorporan conceptos que utilizarán luego, en el momento de asentarse como profesionales. Es tiempo para aprender, preguntar, informarse, pero, sobre todo, para divertirse. Y para eso deben sentir confianza.

Tal vez por eso Mascherano, que había renunciado a su cargo luego de no lograr la clasificación a la Copa del Mundo por méritos futbolísticos (la selección finalmente obtuvo su cupo cuando FIFA le otorgó la sede a la Argentina en reemplazo de Indonesia), recibió el llamado del presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia, para comandar el barco de la selección juvenil nuevamente en el torneo más importante. Conoce a cada uno de los futbolistas a la perfección, más allá de que su irrupción en el puesto se haya dado hace poco más de un año.

Este reenfoque en la enseñanza obedece al curso que tomó el armado de las selecciones juveniles desde la llegada de Tapia a la presidencia en 2017, aunque no siempre fue clara la ejecución. Mientras las categorías Sub 15 y Sub 17 mantuvieron una línea inquebrantable, con ciclos muy exitosos a cargo de Diego Placente y Pablo Aimar, la Sub 20 necesitó mucho más tiempo para encontrar su camino, y en varias ocasiones estuvo desconectada del resto del armado. Vale recordar en qué contexto arribó Mascherano al cargo.

Mascherano dialoga con sus jugadores en el entrenamiento de la selección argentina en el predio Iosep
Mascherano dialoga con sus jugadores en el entrenamiento de la selección argentina en el predio Iosep - Créditos: @Fabián Marelli

El ex capitán vez que Fernando Batista dejó el cargo a fines de 2021 para acompañar a José Pekerman como asistente en la selección venezolana. Su nombramiento, sumado al de Bernardo Romeo como coordinador de selecciones nacionales en 2019, representaron el cierre de un círculo: tanto ellos como Aimar, Placente y Scaloni habían conformado como jugadores el último gran proyecto juvenil de la selección argentina, conducido por el propio Pekerman, algo que culminó en cinco títulos mundiales Sub 20 entre 1995 y 2007, y que Tapia intentó emular desde el inicio de su gestión.

A pesar de aquella concordancia , en términos futbolísticos el excapitán de la selección mayor se presentó casi como la antítesis del fútbol que se practicaba en el resto de los equipos de AFA. Mientras que a lo largo de su ciclo Scaloni se caracterizó por su versatilidad táctica dependiendo del rival y su intensidad sin la pelota, Mascherano manifestó la influencia de Pep Guardiola en su preferencia por el juego de posición, en el que buscaba controlar los partidos a partir de la posesión y la generación de triangulaciones en la creación de juego desde el fondo.

Aunque su esquema se rige por el orden y la coordinación, el exvolante incentivó a sus jugadores a expresarse sobre el campo. Pero aunque sea difícil de entender desde afuera, para los actores principales es muy complicado no cargar con el peso de tener que cumplir con los objetivos pactados o tácitamente establecidos. Al fin y al cabo, los resultados hablan por sí solos. Y los de Mascherano han sido más bien dispares: con un plantel muy fuerte finalizó quinto en el Torneo Maurice Revello de 2022 y, poco después, se quedó con el COTIF de L’Alcudia, con mayoría de futbolistas del ámbito local. Los malos resultados, en tanto, aparecieron en el Sudamericano de Colombia, en el que la Argentina no logró plasmar las ideas futbolísticas y, a pesar de contar con varios jugadores importantes, quedó eliminada en la etapa de grupos.

Llegamos, eso es lo importante. No estamos en condiciones de tener alguna objeción. La realidad es que sabemos que nos dieron una nueva oportunidad que para nosotros estaba totalmente perdida”, agregó con honestidad sobre aquel traspié en Colombia, donde su equipo ganó apenas un partido y no entró siquiera al hexagonal final. “Trataremos de afrontarla con mucha ilusión y ganas, con el deseo de poder hacer las cosas bien, que nos salgan bien esta vez”, se ilusionó.

Para los hinchas santiagueños, aquella mancha parece completamente borrada de sus mentes. Y existen motivos para renovar la ilusión. Para empezar, Mascherano cuenta con un plantel mucho más fuerte del que viajó al Sudamericano, aún teniendo en cuenta ausencias como las de Facundo Buonanotte, Nicolás Paz y Alejandro Garnacho, con nada menos que seis futbolistas que militan en el fútbol europeo y varias figuras que surgieron con fuerza de la Liga Profesional en los últimos meses. Pero sobre todo, hay mucho orgullo por tener estas futuras estrellas en sus casas: “Hay mucha alegría, es hermoso que vengan para acá, para que la provincia tenga algo especial. Somos privilegiados en tenerlos aquí”, cuenta Estela, con una sonrisa plena y una bandera argentina entre sus manos, intentando obtener una visual de los jugadores desde afuera del predio. “Es mucho, en Santiago esto nunca ha pasado. Siempre ha sido todo en Buenos Aires, pero gracias a Dios están todos aquí”, agrega Diego, otro de los hinchas en el lugar.

Los hinchas santiagueños observan desde afuera del predio Iosep el entrenamiento de la Selección Argentina Sub 20
Los hinchas santiagueños observan desde afuera del predio Iosep el entrenamiento de la Selección Argentina Sub 20 - Créditos: @Fabián Marelli

El técnico no se deja llevar por la excitación externa. Toma cierta distancia para observar a sus dirigidos, primero en un “medio” y luego al practicar situaciones de partido. Hace anotaciones en su libreta junto a su colaborador, Leandro Stillitano. Y también está dispuesto a no dejar ver demasiado sus intenciones sobre el campo de juego. La disposición inicial de sus jugadores y sus delanteros sugería que iba a parar un equipo conformado por Federico Gomes Gerth; Agustín Giay, Lautaro Di Lollo, Tomás Avilés y Valentín Barco (todos sin pechera); Máximo Perrone, Ignacio Miramón y Valentín Carboni; Matías Soulé, Alejo Véliz y Brian Aguirre (los seis, con pechera) para el debut. Pero rápidamente hizo varios cambios en aquel ensayo para no exponer definiciones.

Al momento de su renuncia inicial al cargo después del flojo desempeño en Colombia, Mascherano dejó entrever que un factor detrás de su decisión fue su percepción de que ejercía una presión extra sobre sus jugadores: “Uno tiene que replantearse si es la persona indicada para estar en este lugar. Sé que mi nombre apegado a la selección ha sido muy fuerte en el último tiempo. El hecho de no haber ganado como jugador es un punto a tocar para mucha gente, pero yo tengo que tener la responsabilidad de no transmitirles eso a los chicos. En algún momento creí que mi nombre era contraproducente para ellos”, comentó tiempo después. El principal aprendizaje que transmite hoy a partir de aquella experiencia es generar el efecto contrario, transmitirle a sus jugadores que un Mundial juvenil es un espacio para jugar relajados, tranquilos. Para divertirse en un contexto que se presta a ello.

El fixture de la Argentina en el Mundial Sub 20

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