Mundial Qatar 2022. Milos Degenek, el defensor de Australia que sufrió la guerra en su infancia y tendrá la misión de detener a Messi: “No es un honor jugar contra él”

DOHA.- Australia está haciendo historia en la Copa del Mundo de Qatar 2022. Sostenido por una nueva “generación dorada de futbolistas”, tal como describió al plantel aussie el director técnico Graham Arnold, dio la sorpresa del Grupo D al vencer a Dinamarca (1-0) y clasificarse para los octavos de final de un Mundial por segunda vez (en Alemania 2006 ya había superado la etapa de grupos). “Estoy muy orgulloso de que hayamos sido capaces de hacer sonreír a la gente; es la primera vez que un equipo australiano gana dos partidos seguidos en el Mundial”, afirmó el DT. El sábado, Australia tendrán un desafío mucho mayor: ante la Argentina, por un lugar en los cuartos de final.

Los oceánicos son conscientes de que deberán subir el rendimiento si pretenden dar el batacazo ante el conjunto albiceleste. Respetan y admiran a los jugadores del seleccionado nacional que dirige Lionel Scaloni, sobre todo a Lionel Messi, pero no se amedrentan, al menos en las horas previas. El mayor ejemplo de ese espíritu es el defensor Milos Degenek, que será uno de los máximos encargados de tratar de impedir que Messi se luzca y alcance el objetivo. El jugador de Columbus Crew (EE.UU.) contó que Messi es su “héroe”, pero que todos esos sentimientos se dejarán a un lado el sábado.

“Argentina es un equipo intachable. Siempre me ha gustado Messi, creo que es el más grande que ha jugado al fútbol”, afirmó el zaguero de los Socceroos. Y sentenció, desafiante: “No es un honor jugar contra él porque es ser humano como todos nosotros. Para nosotros es un honor estar en unos octavos de final de una Copa del Mundo. Ese es el honor en sí mismo. Y vamos por más”.

Degenek, de 28 años, 1,87m y debutante en un Mundial, expresó: “Tenemos que creer y tenemos que confiar en nuestras habilidades para detener cada ataque. No estoy seguro de si va a ser posible, pero sé que vamos a dar el 110% para detener todo lo que se acerque hacia el arco de Matty (Ryan). Créanme: vamos a prepararnos mucho antes del partido (con la Argentina). Morimos en la cancha en términos futbolísticos por darlo todo. Siempre haré lo mejor que pueda para representar a Australia”.

Degenek nació en Knin, Croacia, pero es nacionalizado australiano. Su familia, de origen serbio, formó parte de la población que fue expulsada durante la Operación Tormenta en la guerra independentista de Croacia, que emigró a la capital serbia y yugoslava de Belgrado en 1995, viviendo como refugiados en la pobreza y siendo objeto de ataques aéreos de la OTAN durante la Guerra de Kosovo en 1999. Un año después, Degenek y sus padres emigraron a Sydney, Australia. Pero nada fue fácil: no hablaban el mismo idioma y el recuerdo del conflicto bélico era imborrable. “Fue un período muy triste. He visto cadáveres, sentí que las bombas caían al suelo, experimenté su impacto”, confesó alguna vez.

El fútbol terminó siendo una suerte de cable a tierra para Degenek. Hoy, el defensor vive un sueño mundialista. Su fascinación con Messi tendrá un nuevo capítulo el sábado, el más valioso. Sabe que, probablemente, esta sea la última oportunidad del número 10 de ganar un Mundial. Pero los objetivos australianos van por otro camino... “Tenemos que impedirlo (que Messi gane la Copa). Desafortunadamente soy un gran fan suyo, pero prefiero ganar el Mundial a que lo gane él”.

“El que piense que Australia será fácil, está equivocado. Cuando jugás un Mundial y representas a tu país, te multiplicás”, comentó Scaloni luego de la victoria por 2 a 0 ante Polonia. A Australia parece no importarle ni la pelota ni el contexto. Tiene un plan de juego grabado en su memoria y lo respeta a rajatabla: es un equipo que apuesta a una o dos jugadas por partido. Un contragolpe, un tiro libre o un córner. El resto: correr y marcar. Una y otra vez. Y que sus defensores centrales se encarguen de sacar todo lo que el rival lanza por vía aérea. Con esos argumentos, los Socceroos sueñan con el gran golpe.