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Mundial Qatar 2022. Camerún tiene en Collins Fai a un defensor velocista que frena, retrocede y centra

Collins Faï toca la pelota de zurda, pero es un muy buen defensor lateral derecho del que Camerún necesita para tener un buen paso por el Mundial Qatar 2022.
Collins Faï toca la pelota de zurda, pero es un muy buen defensor lateral derecho del que Camerún necesita para tener un buen paso por el Mundial Qatar 2022. - Créditos: @Archivo

Hace ya casi una década Collins Faï dejó Camerún y se llevó a pasear sus habilidades por el mundo. Primeramente, a Rumania; después, a Bélgica, y en esta temporada, a Arabia Saudita, pero aun así, cuando le preguntan por su comida favorita, el paladar le devuelve el sabor de un plato de su infancia, y él responde: “njama njama con fu fu de maíz”. Las hojas verdes de una planta cuyos frutos son semejantes a los arándanos, salteadas con ajíes y semillas de calabaza, son servidas con una suerte de polenta de maíz blanco.

El plato es energía pura, un alimento natural que brinda proteínas, hidratos de carbono y nada de grasa. La gente de Bamenda, la ciudad natal del lateral derecho de los Leones Indomables, degusta varias veces por semana la especialidad culinaria que mejor identifica a la región del noroeste del país. Y tal vez explique la capacidad atlética de un jugador físicamente desbordante, capacitado para ir y venir cuantas veces haga falta por el carril derecho de su equipo durante los 90 minutos.

Desde que en los años ochentas el fútbol africano dejó de ser un invitado exótico al gran circo de la número cinco, los jugadores del continente crecen sabiendo que pueden –y en la mayoría de los casos, deseando– ser descubiertos para levantar vuelo rumbo a horizontes económicamente más prósperos y deportivamente más relumbrantes. Collins Faï, por supuesto, no fue ninguna excepción.

De velocidad y poderío físico goza Faï, un poco por genética, otro por alimentación y entrenamiento.
De velocidad y poderío físico goza Faï, un poco por genética, otro por alimentación y entrenamiento. - Créditos: @Archivo

Había comenzado su carrera en Bamenda FC, el primer club creado en la única zona anglófona del país, un rincón que fue colonia alemana antes de la Primera Guerra Mundial y pasó a depender del Protectorado británico hasta que se anexó a Camerún en 1961 (parte de la población todavía reivindica una independencia que la separe del afrancesado resto del país). En 2011, Faï saltó a Unión Douala, y un par de años más tarde Europa llamó a su puerta.

No se trataba de una gran liga, pero el rumano Dinamo, de Bucarest, pagó 50.000 euros por su pase y todos salieron ganando. Durante tres años, Collins fue sumando experiencia y oficio defensivo al mismo tiempo que aumentaba su cantidad de minutos en el equipo y empezaba a aventurarse más allá de la mitad de la cancha. En la temporada 2015/’16 aportó sus primeras cuatro asistencias de gol, y eso fue suficiente: en ese verano, el histórico Standard, de Lieja, multiplicó por 20 su cotización y abonó 1.000.000 de euros para llevárselo a Bélgica. “El día en que llegué me pareció un sueño, pero en cuanto pisé el estadio sentí que estaba en mi casa”, diría tiempo después, cuando su identificación con la ciudad y el club era total.

Por entonces ya había debutado en la selección camerunesa, aunque todavía le costaba hacerse un hueco. Aquel estreno fue en un encuentro con Nigeria y extrañamente como lateral por la izquierda, donde sus problemas de perfil eran evidentes. No volvería a vestirse con la camiseta verde hasta un año más tarde, cuando Hugo Broos, un director técnico belga, lo acomodó donde mejor podía rendir. Desde ese momento, y salvo durante el período de la pandemia, se hizo dueño indiscutido del puesto de “4″, y suma medio centenar de presencias en los Leones Indomables.

Standard, de Lieja, fue el postgrado que le faltaba a Collins para recibirse de muy buen marcador de punta; en el club belga aprendió a ser criterioso tácticamente, a frenar, y complementarse con compañeros que están en su zona de la cancha.
Standard, de Lieja, fue el postgrado que le faltaba a Collins para recibirse de muy buen marcador de punta; en el club belga aprendió a ser criterioso tácticamente, a frenar, y complementarse con compañeros que están en su zona de la cancha. - Créditos: @Archivo

En Standard, en cambio, no hubo transición alguna. Fue titular por primera vez al mes de su aterrizaje y ya nadie pudo quitarle el lugar. “En ese club aprendí a poner siempre el corazón, a aceptar los desafíos y a afrontar los momentos tristes. Crecí como profesional y como persona”, escribió el día de su despedida.

Fueron 215 los partidos (162 como titular) en los que se ganó el cariño de los hinchas y celebró la obtención de dos copas belgas, en 2016 y 2018. Fundamentalmente, cada año fue agregando variantes a su juego, que dejó de ser sólo potencia para ganar en versatilidad y sabiduría. Hoy, los especialistas en el fútbol africano afirman que es el defensor más rápido del continente. “No puedo calcular a cuánto llega mi velocidad máxima; sólo sé que mis reacciones siempre son explosivas”, comentó durante la disputa de la Copa de África a principios de este año.

Cómo juega Collins Faï

En Bélgica, una escuela futbolística de primer nivel, Faï aprendió a frenar y levantar la cabeza antes de ejecutar el centro, a mezclar su posición con la del volante o el puntero que se mueve por su sector, y también a retenerse en defensa si el equipo lo necesita. En definitiva, a convertirse en un marcador de punta de los nuevos tiempos. “Juego en función de lo que me pide el entrenador [Rigobert Song, histórico zaguero central camerunés que protagonizó cuatro mundiales]. Él sabe de qué soy capaz. Si quiere que vaya hacia arriba puedo hacerlo, y si el rival nos obliga a esperar un poco, también. No pienso en mis estadísticas cuando salgo a la cancha”, se caracterizó. A los 30 años, está por debutar en Qatar 2022: a las 7 de la Argentina, este jueves se enfrentará con Suiza por la zona G, que completan Brasil y Serbia.

Desde agosto pasado, Collins Faï defiende los colores de Al-Taee, de Arabia Saudita, donde ya lleva un par de pases de gol en sus ocho partidos. Como siempre, yendo y viniendo a toda marcha por la banda derecha, con esa energía que de chico le dio el njama njama con fu fu en su Bamenda natal.