El Mundial 1987: la primera experiencia que generaba rechazos y le abrió el paso al profesionalismo en el rugby

Dengra, Cash 1987
Serafín Dengra y Diego Cash, integrantes del plantel de los Pumas en 1987

En ciento cuarenta y siete días dará comienzo la décima edición de la Copa del Mundo de rugby. ¿Por qué un deporte que se juega desde hace más de 100 años recién llega a los dos dígitos en el historial de la competencia universal por excelencia? Una primera respuesta es que el rugby fue el último de los deportes considerados masivos en acoplarse al profesionalismo. Esperó hasta septiembre de 1995. Pero hay otra razón: las autoridades del rugby, monopolizadas durante décadas por las llamadas “Home Unions”, o sea las Uniones fundadoras (Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda), consideraban que había que estar al margen de cualquier evento multitudinario que pudiera confundirse con el dinero. Esa estrategia incluía no participar de los Juegos Olímpicos. Pero sí del torneo que los agrupaba a ellos, el 5 Naciones, al que Francia se unió entre 1910 y 1931 para regresar definitivamente en 1947.

En diciembre se cumplirán 40 años de lo que fue el embrión de la primera Copa del Mundo, jugada en 1987. La idea no surgió del Norte, sino del Sur, cuando las Uniones de Australia y Nueva Zelanda redactaron, cada una por su lado, una carta en la que propusieron que una compañía, la Rugby World Cup Limited, fuera la encargada de organizar un campeonato mundial. Dos años más, tarde, la entonces International Rugby Board (hoy World Rugby), aceptó la propuesta y decidió organizar la primera edición en 1987 con sede en los dos países propulsores, Australia y Nueva Zelanda. Y determinó que el trofeo en disputa llevara el nombre de quien es considerado el inventor del rugby, William Webb Ellis. Algo para sí debían guardarse los ingleses.

Previamente, en las décadas de 1950 y 1960, la IRB había recibido otras propuestas similares, en dos ocasiones presentadas por Francia. En todos los casos, la entidad madre del rugby los calificó como “una locura”. La competencia internacional países estaba limitada exclusivamente al 5 Naciones, a las giras o a la visita de los Lions a las tres potencias del Sur, Nueva Zelanda, Australia y Sudáfrica,

Hugo Porta
Hugo Porta, el estandarte de los '80 en Los Pumas

En 1985, sólo ocho países eran miembros plenos de la IRB. Los 4 de las Home Unions; Nueva Zelanda, Australia y Sudáfrica, que se unieron en 1949; y Francia, que lo hizo en 1978. Se decidió que la primera Copa del Mundo la iban a jugar esos 8 menos Sudáfrica, que fue excluida por el boicot internacional a su régimen de apartheid, más 9 invitados. En ese último grupo estuvo la Argentina, gracias a su historia, al gran equipo que tenía entonces y a las gestiones de quien era el presidente de la UAR, Carlos Tozzi, quien más tarde consiguió para el país un lugar en la mesa de decisiones de la IRB. La Unión Soviética rechazó el convite y no se incluyó a Samoa, lo que generó en aquel entonces una fuerte polémica, sobre todo del bloque del Pacífico Sur, que sólo estuvo representado por Fiji y Tonga. Los otros seleccionados fueron los de Zimbabwe, Canadá, Estados Unidos, Japón, Italia y Rumania.

La noticia de la participación de los Pumas en un Mundial estuvo lejos de recibir un amplio respaldo en el ambiente del rugby doméstico. Las críticas fueron desde la visión amateur de que la competencia exigía una preparación profesional –varios jugadores renunciaron al seleccionado por ese motivo- hasta que no se lo podía considerar un Mundial porque estaba excluida Sudáfrica. Mientras el país sufría –¡vaya sorpresa!- un proceso inflacionario, inestabilidad por las sublevaciones carapintadas, la matanza de la policía bonaerense en Ingeniero Budge y vibraba con los triunfos de Gabriela Sabatini, el 24 de mayo los Pumas debutaron en el Mundial, y nada pudo ser peor. En una actuación para el olvido, perdieron 28-9 con Fiji y esa derrota selló prácticamente la eliminación en primera rueda.

En menos de 5 meses, empezará la fiesta en Francia y la puja por levantar esa copa de 38,1 centímetros de alto y 3 kilos de peso.