Pecco Bagnaia, el campeón heroico de MotoGP que rompió los hechizos

Francesco Bagnaia luce el N°1 en su pecho y la bandera de Italia, sobre la Ducati, durante la vuelta de honor en Cheste; el italiano ensayó una remontada espectacular en la segunda parte de la temporada y se consagró campeón de MotoGP
Francesco Bagnaia luce el N°1 en su pecho y la bandera de Italia, sobre la Ducati, durante la vuelta de honor en Cheste; el italiano ensayó una remontada espectacular en la segunda parte de la temporada y se consagró campeón de MotoGP - Créditos: @Steve Wobser

La tensión en el rostro de la leyenda Valentino Rossi y la adrenalina que impuso el duelo que desataron en la pista Franceso Bagnaia y Fabio Quartararo (Yamaha), una pulseada entre el campeón entrante y el monarca saliente del MotoGP, resultó el capítulo final de un Mundial épico, con la figura brillante de Pecco coronado de gloria en el circuito Ricardo Tormo. El Gran Premio de la Comunidad Valenciana, la vigésima y última fecha de la temporada, expuso la competitividad del Diablo, que en desventaja mecánica ofreció pelea hasta el final, y la madurez del nuevo rey: Bagnaia arriesgó en el mano a mano con el francés en los giros iniciales, al extremo de provocar un roce y la voladura de la aleta lateral derecha de la Demosedici; más tarde se dedicó a girar, administrar la ventaja de puntos, un comodín con el que llegó a la cita final del calendario, después de ensayar una fabulosa remontada de 91 puntos, y festejar el primer cetro en la máxima categoría del motociclismo mundial.

Rompió con el hechizo de las 12 temporadas sin que un piloto italiano se consagrase campeón –Rossi, en 2009- y también con las cinco décadas sin que piloto y moto italiana dominaran la escena: Giacomo Agostini con la MV Agusta, en 1972.

Octavo en la qualy, Pecco Bagnaia administró la ventaja de puntos terminó noveno y se consagró campeón de MotoGP; en el inicio se rozó con Fabio Quartararo (Yamaha) y la Ducati sufrió la voladura de una aleta lateral
Octavo en la qualy, Pecco Bagnaia administró la ventaja de puntos terminó noveno y se consagró campeón de MotoGP; en el inicio se rozó con Fabio Quartararo (Yamaha) y la Ducati sufrió la voladura de una aleta lateral - Créditos: @JAVIER SORIANO

En el circuito donde Il Dottore ensayó el último baile en 2021, la pierna derecha nerviosa del jefe Gigi Dall’Igna, las manos estrujadas de Carola Bagnaia –hermana de Pecco- y la postura inquieta de Domizia Castagnini –pareja del nuevo monarca-, reflejaban la energía en el garaje de Ducati, porque mientras Quartararo se lanzaba a la caza de la cabeza de la carrera –un espectáculo que se extendió apenas por un puñado de giros y se estancó cuando el Diablo ascendió al cuarto puesto del clasificador-, Pecco caía –finalizó en el noveno lugar-, a causa de la estrategia de no enredarse en batallas sin sentido. Pecco, sin embargo, sostenía la sobriedad, una virtud que lo acompaña desde sus comienzos. El turinés, de 25 años, es poco proclive a la excentricidad: un tipo serio, siempre elegante, lo definen quienes conocen sus inicios y siguen ligado a la aventura del nuevo campeón.

El festejo con los fanáticos que tiñeron de rojo las tribunas en Cheste, la remera con el N°1 envuelto en una corona de laureles estampado en el pecho, el regalo de un casco, los abrazos con cada uno de los colaboradores e integrantes del equipo… imágenes de una celebración que contrastaba con la pesadumbre que envolvía al garaje de Yamaha, donde Quartararo igualmente fue recibido como héroe. El Diablo pasó de un comienzo de año en el que fabricó la ilusión del bicampeonato a la decepción, porque la Yamaha estuvo lejos de pulsearle a Ducati, que a partir del traspié en Sachsenrig (Alemania) cosió una performance contundente: desde entonces, Bagnaia solo se bajó del podio en Motegi –caída- y en el Valencia, donde hasta el decimocuarto lugar le aseguraba la corona.

Cuando Pecco asomó desahuciado, llegó la remontada. Hasta entonces, Bagnaia tenía estadísticas oscuras, con cuatro abandonos que impedían soñar con la corona. Firmó un póquer de triunfos –Assen, Silverstone, Red Bull Ring y Misano-, el escenario cambió y los números terminaron siendo categóricos: siete victorias, diez podios, cinco poles. Y cuando su mente pudo desestabilizarse, como en el GP de Aragón, cuando Enea Bastianini (Gresini Racing) le arrebató la victoria, o tras la caída en Japón, cuando estaba en lucha nuevamente con la Bestia. “Valentino me ayudará como un verdadero entrenador”, dijo el campeón, cuando dos días atrás se conoció de la presencia de Rossi en Valencia. “Él sabe cómo me siento, porque conoce de este tipo de situaciones”, remarcó sobre Il Dottore. Líder de la Academia, Pecco no siempre estuvo bajo su protección: de niño se marchó a competir a España, bajo la tutela de Emilio Alzamora, y cuando nadie le ofrecía un contrato fue rescatado por el equipo Aspar –del cuatro veces campeón Jorge Martínez-: fue el propio Aspar el que le entregó la remera que llevaba en la espalda la leyenda “21+42:63, la combinación perfecta”. Era la suma de los números con los que corrió en Moto3 y Moto2, y el resultado nada menos que con el que se consagró en MotoGP.

La emoción de Pecco Bagnaia, tras la consagración en Valencia: el turinés, de 25 años, es el séptimo piloto italiano en ganar el título en la categoría máxima del motociclismo mundial
La emoción de Pecco Bagnaia, tras la consagración en Valencia: el turinés, de 25 años, es el séptimo piloto italiano en ganar el título en la categoría máxima del motociclismo mundial - Créditos: @JOSE JORDAN

Bagnaia es el séptimo piloto italiano en consagrarse en la máxima categoría del motociclismo mundial y el segundo en conducir a Ducati a la cúspide, después de Casey Stoner –apabullante en 2007-. Para la marca italiana siguieron 15 años de pesadumbre, en la que ases de la jerarquía de Rossi, Jorge Lorenzo y Andrea Dovizioso no pudieron seguir con el legado del australiano. Por eso el brazo izquierdo moviéndose como las aspas de un molino, el puño agitado, y las lágrimas de emoción que lo acompañaron durante ese interminable e inolvidable giro de honor: el saludo respetuoso de Quartararo –hizo el gesto de sacarse el sombrero-, el de Bastianini -su futuro compañero en Ducati en 2023-, reverencias para quien logró lo imposible: nunca antes un piloto había revertido un Mundial tras una desventaja de 91 unidades.

Pecco Bagnia logró la combinación perfecta en el Gran Premio de la Comunidad Valenciana: se recuperó de una desventaja de 91 puntos y se consagró campeón de MotoGP
Pecco Bagnia logró la combinación perfecta en el Gran Premio de la Comunidad Valenciana: se recuperó de una desventaja de 91 puntos y se consagró campeón de MotoGP - Créditos: @JAVIER SORIANO

La victoria de Alex Rins, la última de Suzuki, que se retira del Mundial; el abandono de Aleix Espargaró (Aprilia), ganador en la Argentina y que tuvo una segunda parte de calendario sin resultados, y las caídas de Marc Márquez (Honda) y Jack Miller, en su despedida del equipo oficial Ducati, escenas que rodearon la consagración de Pecco Bagnaia, que logró su segundó título mundial, tras el de Moto2 en 2018, y sueña con repetir. Jerarquía y fiabilidad del piloto y una moto que resultó inigualable en velocidad, la combinación que terminó en alegría para un hombre serio.

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