Cuando Minnie Driver desafió los prejuicios sexistas de Hollywood y salió airosa

Hollywood y el mundo están cambiando poco a poco. El efecto dominó que provocó el destape de abusos de Harvey Weinstein dejó al descubierto la libertad sexista y misógina que convivía bajo los focos del éxito y el glamur. Desde entonces, la industria se aparta de cualquier tipo de escándalo que señale conducta inapropiada, mientras la cancelación se ha convertido en su arma más afilada. Pero las cosas no eran así hasta hace, literalmente, muy poco.

Actrices como Kate Winslet tuvieron que hacer oídos sordos y evitar que su autoestima se viera afectada cuando una profesora de arte dramático le dijo que solo iban a contratarla para papeles de “gordita”. Salma Hayek, Nicole Kidman y Carrie-Anne Moss, entre otras, tuvieron que hacer frente a la fobia por la edad de las mujeres que siempre convivió en su negocio. Y ahora Minnie Driver destapa que casi se queda sin el papel más aclamado de su carrera por los prejuicios masculinos que definían qué es sexy como si fuera palabra santa.

BEVERLY HILLS, CALIFORNIA - MARZO 27: Minnie Driver en la fiesta de los Oscar de Vanity Fair presentada por Radhika Jones en Wallis Annenberg Center for the Performing Arts el 27 de marzo de 2022 en Beverly Hills, California. (Photo by Lionel Hahn/Getty Images)
BEVERLY HILLS, CALIFORNIA - MARZO 27: Minnie Driver en la fiesta de los Oscar de Vanity Fair presentada por Radhika Jones en Wallis Annenberg Center for the Performing Arts el 27 de marzo de 2022 en Beverly Hills, California. (Photo by Lionel Hahn/Getty Images)

La actriz, que acaba de publicar sus memorias a los 52 años, tenía solo 26 cuando hizo el casting para el papel de Skylar, la novia de Matt Damon, en El indomable Will Hunting. Llevaba varios años trabajando como actriz y ya había aparecido en éxitos como la serie británica de médicos Casualty, y películas como Círculo de amigos y Sleepers. Sin embargo, según recordó en una entrevista a The Telegraph (vía Variety), casi se queda sin el papel porque algunos hombres responsables del filme creían que no era lo suficientemente sexy.

Uno de ellos era Harvey Weinstein, quien creía que “nadie iba a querer f*llarla”. Incluso le había enviado una nota al director de casting con su ‘comentario’. “Recuerdo sentirme tan devastada hasta que me di cuenta” cuenta la actriz, destacando que reflexionó de dónde venía la fuente de la opinión para no dejar que le afectara más de la cuenta. “Se trata de un cerdo indecible. ¿Por qué diablos te preocupa que este hijo de p*ta diga que no eres sexy?’”, dijo Driver. “Pero había ramificaciones: porque tal vez no me iban a contratar porque la gente pensaba que no tengo la calidad sexual que se requiere”.

Y es que Weinstein no fue el único. En otra entrevista más reciente a The Cut, la actriz contó que hubo otro productor que opinó abiertamente lo mismo: que no era sexy para el personaje de estudiante de medicina y pareja del protagonista, repitiendo la misma sensación “devastadora”.Cuando un productor, un hombre, una mujer o una persona no binaria, reduce a un actor a lo que percibe como su sensualidad, es muy despectivo con esa persona” dijo.

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Y tiene toda la razón. La atracción sexual no se puede definir bajo estereotipos o cánones de belleza. Si bien el cine y el mundo de la moda lo hicieron durante décadas, elevando estereotipos a la máxima potencia (mientras las redes sociales parecen haber tomado el testigo ahora), no significa que lleven la razón. Que productores abusaran de su poder para señalar qué era sexy o no, y redujeran el interés romántico de un personaje a la necesidad de provocar deseos sexuales, no hace más que exponer la evidente misoginia que iba por delante.

Porque Minnie Driver terminó consiguiendo el papel gracias a la insistencia del director Gus Van Sant y los guionistas, Matt Damon y Ben Affleck, creando una Skylar que iba más allá del sex appeal o la química sexual con Matt Damon, haciéndola humana y creíble a la par que el resto de personajes masculinos que rellenaron aquel libreto. Hizo que la novia del protagonista tuviera un atractivo que desafiaba esos prejuicios que casi la dejan sin el trabajo, haciéndola interesante, intelectual e independiente. Incluso desafió todos esos prejuicios cosechando su primera y única nominación al Óscar como mejor actriz de reparto. Lo perdió contra Kim Basinger (L.A. Confidential) en el año que Titanic arrasó en los premios, pero dejó igualmente su nombre tatuado en la historia de la Academia.

De todos modos, como mujer, conozco de sobra la labor personal e interna que cualquiera, sin importar la profesión, debe aplicar cuando el rechazo de las apariencias amenaza su valía. Sobre todo cuando se es tan joven, adolescente o como Driver, con apenas 26 años. Que a ella la definieran con el prototipo de ‘no ser sexy’, como si fuera un requisito laboral, no hace más que destapar la corta visión que pululaba libremente por la industria.

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