Michael Santos: “Los jugadores uruguayos nos aferramos con alma y vida para salir adelante, cada pelota siempre es la última”

Michael Santos, de Talleres, todo un personaje
Michael Santos, de Talleres, todo un personaje

Al uruguayo Michael Santos no le gusta que pronuncien mal su nombre de pila. “Soy Maikol, no Michel”, explica. Nacido en marzo de 1993, su padre eligió llamarlo así por Jordan , en plena época de auge de Chicago Bulls y del Dream Team de Estados Unidos. “Él jugaba al básquetbol, se fascinó con esa generación y buscó darle un tributo. A mí me gusta Jordan porque, claro, fue un emblema del deporte pero no soy mucho de mirar básquetbol”. Más allá del fútbol, el deporte que moviliza a Santos es el boxeo. Hasta lo practicó. “Sí, casi dos años le metí, es uno de los hobbies que tengo. Practiqué en Madrid, en Uruguay, acá en Córdoba también. Hice de sparring alguna vez arriba de un ring pero nunca competí. No es que lo hacía como un entrenamiento. Me servía como descarga más que nada, para sacar la tensión y también para divertirme”.

La descarga parece ser algo fundamental para este uruguayo que lleva 12 goles en este campeonato y que marcha a la par de Talleres: el equipo cordobés es el escolta de River en la tabla de posiciones y Santos es el segundo goleador del torneo, detrás de Pablo Vegetti, el artillero de Belgrano. Cada gol tiene una historia detrás, incluso para quien los marca seguido. Y el secreto de este gran momento que atraviesa el uruguayo está en su cabeza y en el trabajo que lleva cada jueves con un psicólogo. La escena se repite en el Kempes: gol de Santos, el “¡uruguayo, uruguayo!” baja de las tribunas y el número 9 se levanta la camiseta para mostrar una dedicatoria que lleva en una remera hecha para la ocasión.

“A fines del año pasado perdí a mi primo hermano, Tatin. Éramos muy unidos. Me estaba costando un poco. Con un profesional fui encontrando herramientas para poder manifestar de otra manera el enojo y la rabia que tenía adentro. Todavía me está ayudando, porque sigo con el duelo ese”, le confiesa a LA NACION.

El grito sagrado de Michael Santos
El grito sagrado de Michael Santos

-¿Cuánto juega la cabeza en un futbolista?

-Y la estabilidad emocional es fundamental. Estoy muy bien física y mentalmente, pasa por ahí. En las 21 fechas de este torneo fui titular. Hicimos una buena pretemporada, es clave estar disponible en los partidos. La confianza del técnico y la confianza en uno mismo te van marcando. A medida que vas completando los partidos sin molestia y sentís que ayudás al equipo, todo se hace más fácil.

-¿Cómo es Gandolfi? Al líder y al escolta del torneo los dirigen entrenadores debutantes.

-Lo conocí cuando se reintegró al club. Es un loco bueno, sencillo, que te va siempre de frente. Así siempre se hace más fácil. Le da una buena motivación al jugador, nos llega, creo que su virtud pasa por ahí.

-En Talleres ocurre algo que en casi ningún otro club: cuando juega de local hay dos hinchas en el estadio. ¿Te gusta más jugar con ese clima?

-Es lindo, la verdad que es lindo. Acá en Córdoba tenemos la posibilidad de recibir a las hinchadas visitantes, se vive otro clima. Tener una cancha llena, con las dos hinchadas es lo que cualquiera imagina para jugar al fútbol. El Cacique (Medina) cuando me llamó me dijo que en Talleres se jugaba con 50 mil personas en cada partido, que la ciudad era muy linda. Y la verdad que tenía toda la razón. Influyen mucho los hinchas porque vos estás dándole un espectáculo a 50 mil personas. Sabes que si te sale bien, está todo bien. Y si te sale mal… Es una presión linda. Y además es lindo saber que a la mayoría los tenés a tu favor, en algún momento eso juega.

Con su psicólogo, Santos trabaja la visualización. Imagina jugadas, goles, festejos, situaciones para que luego se den. Cuando llegó por pedido de Alexander “Cacique” Medina a comienzos de 2021, luego de pasos por Málaga, Sporting Gijón y Leganés, de España, y una breve estadía en el Copenhague de Dinamarca, sin embargo, era difícil poder soñar este horizonte. Tras 100 partidos con la camiseta de Talleres (los cumple este sábado, ante Godoy Cruz) lleva 33 gritos con la T y es el máximo goleador extranjero en la historia del club.

“Ese era uno de los objetivos individuales que me propuse este año y lo pude cumplir con varios goles. Dejar una marca en un club es muy lindo, te da un orgullo enorme. Hay que tratar de seguir para mantenerse arriba. Este es un club que viene de menos a más. Está a la vista de todo el mundo que es un trabajo que da sus frutos porque ya son varios años en los que deja una buena imagen en cada torneo que juega. Poder acompañar eso desde el campo es una satisfacción”, asegura Santos, que por una decisión personal no usa redes sociales. Por eso casi no se entera de nada: ni del resultado de las elecciones en Córdoba ni tampoco de la denuncia por racismo que hizo el zaguero colombiano de Lanús, Felipe Aguilar, contra su compañero Federico Girotti; recién se anotició 48 horas después, en la charla grupal de la primera práctica de la semana.

-¿Entre esos objetivos individuales que te propusiste también está el de ser goleador del torneo?

-Desde muy chico nosotros en Uruguay mirábamos el fútbol argentino, siempre fue la motivación estar acá. Ahora viéndolo desde adentro te das cuenta lo competitiva que es la liga. Es un muy buen campeonato, parejo. Si no estás bien físicamente, no podés jugar. Para mi sería lo máximo terminar arriba. Todavía quedan seis partidos, trataremos de seguir ahí arriba.

-¿A quién mirabas en esa época de chico que seguías el fútbol argentino?

-Siempre me gustaban Palermo, Falcao, esos eran los jugadores que mirábamos porque casi siempre el partido que más llamaba la atención eran los superclásicos. Siempre ha habido buenos delanteros de mi país en esta liga. Yo tuve la suerte de jugar con el Morro García, que era un jugadorazo y dejó una marca.

El delantero, con su pareja, muestra la camiseta de Talleres con un número simbólico
El delantero, con su pareja, muestra la camiseta de Talleres con un número simbólico

-Y ahora Uruguay fue campeón Mundial Sub 20 en la Argentina. ¿Cómo explicás que un país geográficamente pequeño sea tan grande futbolísticamente?

-Yo creo que tiene que ver con el hambre, las ganas de salir adelante. Muchos jugadores somos de familia humilde, nos aferramos a eso con alma y vida para salir adelante. Eso que llaman la famosa garra charrúa, de dejar todo siempre, de que cada pelota sea la última, creo que más que nada pasa por ahí. Secreto, explicación, no hay. Hay que vivirlo, tenés que ser uruguayo. A nosotros desde muy muy chico lo primero que nos regalan es una pelota. En cualquier campito te juntás con amigos y se arman los torneos de barrio que se juegan llueve o truene. Después viene el babyfutbol, que ahora está muy modernizado, los clubes tienen buenas formativas y ya sacan jugadores desde ahí. Creo que tiene que ver con todo eso.

-¿Vos viviste eso?

-Sí, claro, el primer regalo fue de mi abuela Carmen, que con dos años me dio la primera pelota. Después, el babyfutbol y los partidos en la canchita. Así era la semana. Después a los 15 años me fui de mi casa y pasaba todas las semanas en la “casita” de River. Me fui muy chico. Me tomaba dos ómnibus para ir a entrenar, al principio, un mes viajando. Y después me quedé ahí en la casita. Recuerdo que me tocó ser alcanzapelotas en una Copa Sudamericana que River llegó lejos (NdR: en 2009 River Plate de Montevideo llegó hasta semifinales de la Sudamericana). Son momentos lindos, en los que por ahí uno sueña con lo que ahora le está tocando.

Michael Santos  Talleres de Córdoba
Michael Santos Talleres de Córdoba