Michael Cheika, entre el respeto por las raíces y una trayectoria en la que los Pumas siempre se cruzaron en su camino

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MENDOZA.- En la semifinal del Mundial 2015, Michael Cheika fue testigo directo de las contradicciones internas que atravesaron a Mario Ledesma, su asistente por entonces. Australia y la Argentina se enfrentaban en Twickenham por un lugar en la final y el exhooker de los Pumas estaba en el banco de los Wallabies. “Le dije que podía cantar el himno si quería, que no renegara de sus raíces”, contó en aquella oportunidad Cheika a LA NACION. Este sábado, el entrenador australiano sentirá esas emociones cruzadas debajo de su propia piel, ya que por primera vez se enfrentará como head coach a su propio país.

Técnicamente, no será la primera vez que Cheika esté en el banco contrario, ya que él mismo fue asesor de Ledesma los últimos dos años. Dos empates y dos derrotas fue el saldo de los Pumas en los cuatro enfrentamientos, colaboración cuyo primer paso fue la primera victoria en la historia ante los All Blacks, con aporte clave del australiano. “No voy a mentir. Cuando me dieron por primera vez el uniforme celeste me lo tuve que poner por partes”, confesó Cheika en una nota al Sydney Morning Herald. “Les dije a los chicos ‘perdón, sólo puedo usar esto un poco hoy, otro poco mañana’. Necesitaba acostumbrarme”. Pero una cosa es ser asesor y otra muy distinta entrenador en jefe. “Fue una decisión muy difícil, no hay dudas de ello”, reconoció Cheika. Incluso, tuvo que tragarse las palabras que alguna vez pronunció que nunca dirigiría en contra de Australia. “Siento que sería casi como un traidor”, le había confesado al diario inglés The Times.

El entrenador de Los Pumas, Mario Ledesma, junto a su asistente, Michael Cheika, antes del partido frente a los All Blacks en Newcastle, Australia.
Cheika, junto a Mario Ledesma, en tiempos en que integraba el cuerpo técnico argentino como asesor del ex hooker - Créditos: @AP Photo/Rick Rycroft

Cheika no reniega de esa frase, pero tampoco se aferra a ella. “Cuando lo dije, lo pensé. Cuando uno está en ese puesto, tiene que creer en uno mismo y creer que lo puede hacer para siempre. Uno tiene que entregarse por completo ”. Traición es una palabra muy fuerte, máxime en una época donde contratar entrenadores foráneos es moneda corriente. Potencias como la propia Australia, Inglaterra, Irlanda y Gales son conducidos por extranjeros. Así y todo, es inevitable tomar la presencia de Cheika como una pequeña ventaja para los Pumas. Más allá de que el sistema de juego del neozelandés Dave Rennie es sensiblemente diferente, nadie conoce la esencia de los Wallabies como Cheika, que los dirigió seis años y en dos Mundiales, incluidos muchos jugadores que continúan en el plantel.

“Yo conozco algunas cosas de los jugadores australianos y ellos conocen algunas cosas sobre mí, pero ya ha pasado bastante tiempo y han habido muchos cambios en el equipo”, aclaró Cheika en la conferencia de prensa de ayer. “Al final de cuentas, se trata de cómo se prepara el equipo para el partido. Uno puede tener alguna información calificada sobre el otro, pero es algo ínfimo, no es determinante. Lo que cuenta es cómo se desempeña el equipo al momento del partido.”

El entrenador de Los Pumas, Michael Cheika, antes del tercer test match frente a Escocia.
El entrenador de Los Pumas, Michael Cheika, antes del tercer test match frente a Escocia. - Créditos: @PABLO GASPARINI

Entre los jugadores que conoce bien aparece el apertura Quade Cooper, que regresa entre los titulares luego de perderse la serie ante Inglaterra por lesión. Por su impredecibilidad, tan capaz de sacaa una gran jugada de la nada como de facilitar un try rival por un error, nunca fue uno de los preferidos de Cheika, quien optó por Michael Foley como su número 10. Dave Rennie lo devolvió del ostracismo en Japón y rápidamente se convirtió en un factor de desequilibrio. “No sé si habrá cambiado su personalidad, pero por lo que vi de afuera, parece que tiene un mayor control sobre su juego” , elogió Cheika. “Eso debe ser lo que Rennie quiere de él, así que está haciendo su trabajo y siempre ha sido un jugador de calidad. De eso no hay duda. No me sorprende”.

El equipo australiano es una combinación de muchos jugadores jóvenes y peligrosos , algunos promovidos por el propio Cheika como Jordan Petaia y otros más nuevos como Hunter Paisami y Tom Wright (en el inusual puesto de fullback), y otros veteranos que Cheika conoce muy bien como Michael Hooper, Nic White y el potente wing fijiano Marika Koroibete, a quien el head coach nacional “importó” del rugby league y a quien hizo debutar contra los Pumas en 2017.

El vínculo entre la Argentina y Australia en el intercambio de entrenadores es, cuanto menos, curioso. Cheika llegó a los Wallabies luego de que los Pumas vencieron a los aussies en la última fecha del Rugby Championship 2014, aquí en Mendoza. Fue el primer triunfo celeste y blanco en la historia del certamen y desencadenó la salida de Ewen McKenzie y la asunción de Cheika, que venía de ser campeón del Super Rugby con Waratahs, ya con Ledesma como asistente.

Luego, en 2018, Ledesma pasó a los Pumas. El ciclo había comenzado de manera casi ideal, con triunfos ante Sudáfrica (también en esta ciudad) y los Wallabies en Gold Coast. Pero cuando se aprestaban a lograr el tercero desperdiciaron una ventaja de 24 puntos al entretiempo ante… los Wallabies de Cheika. Es imposible omitir el recuerdo de Michael Cheika gritándoles a sus jugadores mientras les mostraba el escudo de una camiseta en el vestuario del estadio Padre Martearena de Salta durante el descanso de aquel partido. Su prédica resultó clave en la remontada. Al mismo tiempo, fue el puntapié inicial de la debacle de los Pumas, que a partir de entonces iniciaron un camino cuesta abajo que tocó fondo en el Mundial de Japón y desembocó, dos años más tarde, en la salida anticipada de Ledesma.

Desde que asumió, Cheika hizo un notable esfuerzo por aprender a hablar en castellano como una manera de llegarles mejor a sus dirigidos. Todavía su español es incipiente y se confunde a veces con el italiano que aprendió cuando jugó y dirigió en la tierra del Dante, pero sus progresos han sido notables para el poco tiempo que lleva. ¿Cantará él también el himno argentino? ¿Y el australiano? “Amo a Australia, no hace falta que lo diga. Probablemente guarde silencio por respeto. Al final de cuentas, lo que importa es cómo prepare al equipo”.