Miami Sharks: la apuesta millonaria que puede convertirse en un impacto negativo para el rugby argentino

Se iban los años noventas y el entonces presidente de la UAR, Emilio Perasso, y el flamante entrenador de los Pumas, Marcelo Loffreda, fueron a visitarlo en su casa de Hurlingham al inglés Les Cusworth, quien cada tanto venía al país porque había conocido a una mujer que hoy es su esposa. Cusworth fue apertura en Leicester y en el seleccionado inglés durante la década de 1970 y había sido director de rugby en Worcester. Esa tarde, después de tomar el té y saborear unos scones, Perasso y Loffreda le ofrecieron a Cusworth una asesoría técnica en el seleccionado a cambio de “corazón y pasión”. Como el inglés no entendía aún del todo el idioma español, fue hasta la cocina para corroborar con su novia de entonces qué era lo que le habían ofrecido. Y esta la repitió: “El contrato es corazón y pasión”.

En esos tiempos, Cusworth trabajaba en la Rugby School, la escuela donde el rugby fue inventado en 1823. Al volver a Inglaterra, Les se reunió con su jefe, Sir Ewen Fergusson –internacional de Escocia en 1954- y le contó la oferta que había recibido en la Argentina. La respuesta de Fergusson fue: “Todo lo que te puedo decir, Les, es que gracias a Dios el rugby amateur está vivo y coleando. Tienes mi apoyo absoluto. Creemos que es maravilloso para nuestra institución, es maravilloso para todos. Lo que haremos es darte cuatro semanas más de vacaciones pagas para que vayas y lo hagas por ellos”.

La historia está contada en el libro Pumas. A history of Argentine rugby, escrito por el periodista Rex Gowar. Ese espíritu allí relatado, esa conexión que vino desde donde se inventó este juego, sigue fresco en los clubes que juegan de modo amateur y cumplen una función social. Clubes que intentan adaptarse y sobrevivir en una época difícil en todo sentido. La competencia interna se ha debilitado en extremo. No hay Campeonato Argentino ni de clubes. Afuera de Buenos Aires, el panorama es todavía más complicado. El foco está puesto en las academias y en la alta competencia. La pirámide se ha invertido.

Mientras, un grupo de millonarios argentinos, algunos ex jugadores de rugby, compró una franquicia en Miami –Miami Sharks- para competir desde el año próximo en la Major League Rugby (MLR). El lanzamiento realizado a toda pompa en un hotel de lujo y reflejado por algunos medios argentinos al estilo de las revistas que retratan a la farándula del jet set, tuvo impacto también en la estructura del rugby argentino. La UAR, Sudamérica Rugby y Agustín Pichot ven a esta apuesta como un peligro para el desarrollo del actual Súper Rugby Américas (SRA). De hecho, el equipo cuya cabeza visible es Marcos Galperin –el emprendedor más rico de la Argentina, pero que vive en Uruguay- contrató como entrenador a quien hasta hace unos días era el secretario técnico de los seleccionados nacionales de la UAR, José Pellicena.

En medio, empresarios, polistas, modelos y figuras del deporte como Juan Martín del Potro y Juan Martín Hernández (embajador del equipo), los responsables de la inversión dijeron que piensan nutrirse de jugadores argentinos (aunque la MLR tiene un límite de 12 extranjeros por equipo) y ya tienen a la primera gran figura, el Puma Tomás Cubelli. Otro Puma que suena es Nicolás Sánchez, también presente en el lanzamiento.

La idea de los dueños de Miami Sharks es aprovechar lo que ofrece esta ciudad tan cara a una clase de argentinos y también la expansión que puede tener el rugby en un país que en 2031 recibirá a la Copa del Mundo. En una melange en la que se apeló a los valores del rugby y a las finanzas, calcularon que en cuatro años recuperarán los 7 millones de dólares invertidos. Es un nuevo escenario que se abre y al que habrá que prestarle atención. La MLR, sin dudas, pisará fuerte en la región.

¿Cómo siguió la historia de Les Cusworth? Fue contratado más adelante por la UAR, formó parte del staff del Bronce 2007 y, luego, con la llegada de los planes rentados, fue apartado. Sigue viviendo en Hurlingham. Lejos de los tiempos de corazón y pasión.