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Mauro Depergola se accidentó en moto, encontró el tenis de mesa y hoy está en sus segundos Juegos Paralímpicos

Mauro Depergola, en pleno disfrute de Tokio 2020, sus segundos Juegos Olímpicos.
Instagram @maurideper

El deporte para él es todo. Fue su motor para salir de la oscuridad. Se convirtió en su motivación diaria y lo llevó a cambiar su vida. Él le agradece siempre. Porque merced al tenis de mesa se iluminó, conoció amigos, recorrió el mundo. Lleva 14 años de carrera en el alto rendimiento. Catorce años de rodearse por personas que lo nutren, le enseñan y lo empujan a más. Ni siquiera entre sus sueños más lejanos no estaba convertirse en un referente, en un deportista paralímpico. Pero su coraje, su empuje y su convicción lo llevaron hasta ahí. Hoy afronta sus segundos Juegos Paralímpicos, en Tokio y, paleta en mano, Mauro Depergola aspira al disfrute total de esta experiencia.

“El objetivo es disfrutar más esta oportunidad que Río de Janeiro 2016. Esos Juegos fueron los primeros y estaba muy nervioso. Por eso, a Tokio llego con el disfrute total como primer objetivo. El segundo, y también muy importante, es dar mi mejor versión deportiva. Me preparé mucho para llegar hasta acá y vengo a dar lo mejor para ser competitivo y avanzar”, comenta para LA NACION Depergola, de 40 años y que compite en la categoría MS5 en singles y la MT4-5 por equipos.

En el tenis de mesa adaptado existen 11 clases en las que se rotula a los atletas según su motricidad. Cuanto mayor es el grado de discapacidad, menor es el número de la categoría. Las clases del 1 al 5 son las de quienes utilizan sillas de ruedas, y las del 6 al 10 son las de aquéllos que pueden caminar. La 11 corresponde a los tenistas de mesa que pueden caminar pero tienen alguna dificultad mental.

El podio parapanamericano de Lima 2019

La preparación de Depergola rumbo a Tokio fue atípica. Cómo todos los deportistas argentinos, debió amoldar su hogar con gimnasios caseros para entrenarse y no perder forma, con el sueño paralímpico entre ceja y ceja. Pero para él se sumó un desafío: en marzo de 2020 se sometió a una operación de hombro por una constante molestia en el manguito rotador tras competir en los Juegos Parapanamericanos Lima 2019, en lo que ganó la medalla dorada.

Me costó muchísimo volver, y recién este año pude intensificar la parte física y la técnica y así recuperar mi nivel”, explica el tenista de mesa. “No hubo competencia internacional; sólo algunos torneos locales en los que participé durante el 2019, y luego la operación y la pandemia. Mi primera competencia internacional después de la operación y la cuarentena va a ser ésta. Así que tengo muchas ganas y expectativas, pero estoy consciente de que va a ser muy difícil”, añade.

Mauro comenzó a practicar tenis de mesa luego de un accidente en moto. A sus 27 años su realidad cambió por completo y este deporte le cambió positivamente la vida. Gabriel Coppola, también atleta paralímpico en Tokio 2020 pero en la clase 3, se convirtió en hermano, amigo, compañero inseparable. Al igual que otros atletas alrededor del mundo. A partir de esa conversión, Depergola construyó una carrera muy exitosa en resultados: cosechó dos medallas parapanamericanas (la dorada en Lima 2019 y la plateada en Toronto 2015), fue 5º por equipos y 11º en individuales en el Campeonato Mundial Pekín 2014, resultó subcampeón en el Panamericano Costa Rica 2013 y terminó 9º en individuales en Río 2016.

“La medalla de Lima es un recuerdo épico, pero hoy tengo la cabeza en Tokio. Éstos son mis segundos Juegos Paralímpicos y recién cobra dimensión el logro alcanzado hace dos años en Perú. Es una clasificación como para muy poquitos. No es fácil y soy un privilegiado. Estoy muy feliz”, destaca. Y afirma orgulloso: “Hago lo que me gusta y una forma de generar motivación en los chicos que recién comienzan es quizás verme entrenarme, ver que nunca bajo los brazos y que intento superarme”.

Si bien cayó en su estreno en estos Juegos Olímpicos frente al noruego Tommy Urhaug por 3 a 0, estar en Tokio es para Mauro un premio a su esfuerzo y su dedicación. Siente que es un tocado con la varita, y lo disfruta y lo exprime al máximo. Forma parte de la selección argentina desde hace años y comparte el grupo junto a otros cuatro jugadores: Coppola (clase 3), Fernando Eberhardt (1), Verónica Blanco (3) y Constanza Garrone (2). “Uno mirasa los atletas que están, que son pocos, y se siente un privilegiado. Hoy me toca estar acá, en esta habitación con mi amigo [Coppola], pensando en estrategias para jugar... Es algo único, que no se vive todos los días. Es una satisfacción personal”, resume.