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Mauro Camoranesi, de jugar en el Cruz Azul a ser campeón del mundo con Italia

Mauro Camoranesi peleando un balón con Zinedine Zidane. (Shaun Botterill/Getty Images)
Mauro Camoranesi peleando un balón con Zinedine Zidane. (Shaun Botterill/Getty Images)

Nadie puede negar que Mauro Camoranesi suena a nombre italiano. Y algo de eso había de cierto. Su bisabuelo fue migrante y encontró hogar en Argentina, como hicieron otros miles de 'tanos' a finales del siglo XIX y principios del XX. En Buenos Aires, capital de ese país tan pasional, nació Mauro en 1976. Nunca fue un fuera de serie. Su carrera versó sobre la historia de un futbolista discreto, sin las luminarias que acompañan a quien se consagra como estrella apenas pisa el verde césped. Ese no era su caso y jamás tuvo problema en aceptarlo.

Mediocampista experto en pistonear el flanco derecho, Camoranesi empezó su trayecto en el profesionalismo en el modesto Aldosivi, equipo que en ese entonces jugaba en la Segunda División de Argentina. En 1995, desde México llegó un llamado que, en apariencia, era un salto en su carrera: Santos Laguna. El equipo de Torreón apenas comenzaba a hacerse de un nombre en el futbol mexicano, pero podía ser una vitrina interesante. No fue así. Después de un año, Mauro volvió a Sudamérica para jugar en Uruguay con el Montevideo Wanderers y después en Banfield, de nuevo en Argentina.

Pero tras años más tarde, en 1998, Camoranesi tuvo su revancha en suelo nacional. Y fue inmejorable: Cruz Azul, uno de los equipo más populares del país. Con La Máquina jugó 75 partidos y marcó 21 goles. Nada del otro mundo, pero cumplió y con eso bastaba. El Hellas Verona de la Serie A italiana se fijó en él y lo fichó en el año 2000. Luego de dos campañas en la ciudad de Romeo y Julieta, Mauro Germán llegó a la Juventus, club aristócrata por excelencia en Piamonte, en Italia y en el mundo. El siguiente paso era bastante obvio.

Descendiente de italianos gracias a su bisabuelo, Mauro obtuvo la nacionalidad en 2003 y fue seleccionable para la poderosa Squadra Azzurra. A Camoranesi nunca le importaron las nimiedades nacionalistas. "Yo me enfoqué siempre en el tema deportivo. Yo no iba a ir a una guerra. A mí me llamaron porque jugaba bien a la pelota. No tenía ninguna duda. Yo no lo tomé como una renuncia (a ser argentino), me sentía un elegido. Lo daba todo en la cancha", dijo Mauro para TyC Sports.

Y nadie pueda dudar de su palabra. En total, jugó partidos con Italia, incluidos los mundiales de 2006 y 2010 y las Eurocopas de 2004 y 2008. Cuando a Mauro le reclamaba por no saberse las estrofas del himno nacional, su respuesta era contundente: "A mi me llamaron para jugar, no para cantar".

En el Mundial de 2006 todo le salió bien a Italia. El equipo de Marcello Lippi no convenció a casi nadie al principio, pero en cada instancia demostraba que lo acompañaba el aura de campeón. Camoranesi acababa de vivir una pesadilla junto a sus compañeros de la Juventus. El equipo más ganador de Italia descendió a la Serie B por decreto luego del escándalo del Calciopoli, en el que se reveló una maraña de corruptelas y amaños de partidos a nivel dirigencial. A pesar del dolor del descenso, Camoranesi, Buffon, Del Piero, Zambrotta y Cannavaro tuvieron en el Mundial de Alemania 2006 el bálsamo perfecto.

En la Final, en el Estadio Olímpico de Berlín, Camoranesi alineó como titular. El partido estuvo repleto de tensión. Normal. El 1-1 en tiempo regular empujó el partido a los tiempos extras. Y ahí, en el clímax de los insólito, el absurdo cabezazo de Zidane a Materazzi inclinó el partido inevitablemente. Italia ganó en penales y Camoranesi, el tímido jugador que se curtió en los ásperos campos de la segunda argentina, el mismo que vistió las camisetas de Santos y Cruz Azul, ya pertenecía a la Historia del futbol para siempre. Era campeón del mundo. Ni él ni nadie lo hubiera podido adivinar.

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