Masters de Augusta: en una segunda jornada interrumpida por el mal clima, Sam Bennett sorprendió a todos y Tiger Woods está en serio riesgo de corte

Sam Bennett, un amateur que pelea por la chaqueta verde en el Masters de Augusta y lleva tatuado en el antebrazo izquierdo una frase de su fallecido padre.
Sam Bennett, un amateur que pelea por la chaqueta verde en el Masters de Augusta y lleva tatuado en el antebrazo izquierdo una frase de su fallecido padre. - Créditos: @ANDREW REDINGTON

“No esperes para hacer algo” es la frase manuscrita que tiene tatuada en su antebrazo izquierdo el estadounidense Sam Bennett, el único de los siete aficionados que disputa el 87º Masters de Augusta que logró pasar este viernes el corte clasificatorio en una segunda vuelta que fue postergada para el sábado por el mal clima y tenía a otros dos amateurs, entre ellos el argentino Mateo Fernández De Oliveira, con un puñado de hoyos por delante para evitar la eliminación. Aquella expresión fue lo último que escribió su padre, Mark, durante la batalla contra el Alzheimer, la enfermedad que se le diagnosticó cuando su hijo estaba en la escuela secundaria y lo llevó a la muerte en el verano boreal de 2021.

En un momento de lucidez en medio del deterioro drástico de su salud, le pronunció esas palabras un día en la cocina de la casa familiar de Madisonville, Texas. Sam consultó a su madre, Stacy, si podía hacerlo escribir eso en un papel. Lo hicieron. Mark lo firmó como “Papá”, el entonces adolescente Bennett guardó eso en la camioneta que tenían y decidió replicarlo en su piel, además de otros tatuajes en el pecho que incluyen “cinco pájaros que representan los miembros de mi familia y una cruz metodista”, por su fe religiosa, según confió el golfista, de 23 años, a Golf Channel.

Sam Bennett palpita un buen desenlace luego de su chip en el 11, pero la pelota bordeará el hoyo y el aficionado no podrá celebrar otro birdie; otra vuelta destacada del texano en el Masters de Augusta.
Sam Bennett palpita un buen desenlace luego de su chip en el 11, pero la pelota bordeará el hoyo y el aficionado no podrá celebrar otro birdie; otra vuelta destacada del texano en el Masters de Augusta. - Créditos: @Charlie Riedel

En medio de tantas estrellas, Sam está jugando por primera vez allí en Georgia, llega a la tercera jornada con 136 golpes (-8), está entre los primeros en el clasificador y es la atracción joven de un torneo en el que hay un experimentado que mantiene imantado a miles de espectadores: Tiger Woods. El californiano, de 47 años, ya había recibido la chaqueta verde por conquistar el campeonato (y lo hizo luego cuatro veces más) cuando Bennett no había nacido. Este fin de semana coinciden en el campo más famoso del circuito, aunque para El Tigre todo resulta visiblemente cuesta arriba: lucha contra la cancha y con sus dolencias en la pierna derecha, a partir de los dolores en el tobillo que le repercuten en toda la zona, una de las secuelas del accidente automovilístico que casi le cuesta la vida en 2021.

Woods sufrió solamente una eliminación prematura en sus 24 participaciones previas en Augusta. Fue como amateur en 1996, un año antes de su primera conquista. El comienzo del jueves fue desalentador, con tres bogeys en sus siete primeros hoyos, pero recuperó bastante terreno y buscará en la reanudación llegar hasta el final en lo que podría ser una de sus últimas apariciones en el Masters. La línea proyectada de corte (+2) la tiene a su espalda como una guillotina. Tiger llegó a jugar once hoyos ayer, siguiendo el par de la cancha, y está +2. Intenta no dar muestras claras de sus problemas físicos, de disfrutar lo máximo posible y siente el calor del público como si nunca hubiera perdido protagonismo en los torneos.

Tiger Woods no pudo completar su segunda vuelta a raíz de la suspensión por el mal clima en el Augusta National Golf Club, pero necesitaba mejorar para superar el corte.
Tiger Woods no pudo completar su segunda vuelta a raíz de la suspensión por el mal clima en el Augusta National Golf Club, pero necesitaba mejorar para superar el corte. - Créditos: @Mark Baker

Más temprano, Bennett cerró su segunda vuelta repitiendo los 68 (-4) del primer día, esta vez antes del temporal que, incluso, hizo caer dos árboles en el hoyo 17, sin provocar lesiones a nadie. Sam, que ganó el campeonato amateur de Estados Unidos el año pasado y aseguró allí su lugar en Augusta y el Open Championship de esta temporada, tiene la oportunidad de integrar el grupo con el número uno del mundo y complicado defensor del título Scottie Scheffler, que firmó una tarjeta de 75 (-3), acumula 143 (-1) y está a once golpes del líder, su coterráneo estadounidense Brooks Koepka.

El menor de tres hermanos, Bennett, afronta su segundo major, tras haber clasificado en 2022 para el Abierto de Estados Unidos, donde logró atravesar el corte y terminar 49°. Ya por entonces quedaron en evidencia sus condiciones, fruto de su pasión por este deporte desde su juventud, algo que le permitió con su habilidad acceder a una beca universitaria, siempre cerca de casa. “Amo a mi familia. No quería estar lejos”, recordó el muchacho en una entrevista. En aquellos tiempos, la incurable pérdida de memoria de su padre estaba muy avanzada.

El hoyo en el que Bennett se ubicó segundo en el torneo

Fue una etapa dura. Sam se apoyó en su entrenador universitario Brian Kortan, que había perdido a su padre a una edad temprana. Más tarde, comenzó a tomar antidepresivos y a consultar frecuentemente a un psicólogo deportivo para lidiar con la ansiedad que lo aquejaba. “Estaba cansado de sentirme así y sabía que quería vivir una vida feliz. Eso me permitió calmar mejor mi mente hiperactiva, canalizar la energía nerviosa y procesar la nueva realidad”, confesó el texano, que ahora compite liberado. “Sé que mi padre ya no está enfermo y que no tiene problemas. Eso me da paz”. Tras la muerte decidió honrarlo con la frase tatuada y ahora, en Augusta, en el juego que mejor conoce.

En la jornada inicial no cometió ningún bogey. “Hay muy pocas cosas que me gusten más que jugar una ronda de golf sin bogeys”, aseguró. Si bien sí hizo uno el viernes, cinco birdies mantuvieron el rumbo para mostrarlo en el lote de líderes. En las dos vueltas finales, medirá su resistencia y la fortaleza mental en el Augusta National Golf Club para intentar convertirse en el primer amateur en ponerse la chaqueta verde que entrega este emblemático certamen. Lo sostiene su regularidad y no piensa en récords, aunque igualó el jueves los 32 golpes en el recorrido de ida que son la cifra más baja registrada en ese campo por un aficionado. Le advirtieron que se había unido al grupo célebre conformado por Ken Venturi, Matt Kuchar y Ben Crenshaw. “Supongo que eso es genial”, relativizó la hazaña. Mira hacia adelante más que hacia atrás.

Sam Bennett, un amateur de historia familiar fuerte que procura hacer historia en Augusta.
Sam Bennett, un amateur de historia familiar fuerte que procura hacer historia en Augusta. - Créditos: @ROSS KINNAIRD

Con Ben Carr, Matthew McClean, Aldrich Potgieter y Gordon Sargent ya eliminados, sólo hay otros dos aficionados que podrían superar el corte: Fernández De Oliveira, el sanisidrense que se dio el gusto de jugar un major tras su conquista clasificatoria en el Latin America Amateur Championship en enero, en Puerto Rico, y el australiano Harrison Crowe, que tienen +5 y apenas cinco y tres hoyos por delante, respectivamente, para revertir la historia y llegar al desenlace. Bennett no los esperó.