Masters 1000 de Montecarlo: Daniil Medvedev levantó dos match-points, tuvo gestos antideportivos y eliminó a Alexander Zverev

En el juego y en las actitudes estuvo intenso el partido por los octavos de final del Masters 1000 de Montecarlo que el ruso Daniil Medvedev le ganó al alemán Alexander Zverev por 3-6, 7-5 y 7-6 (9-7), en 3 horas y 5 minutos. El vencedor se destacó en lo competitivo por dar vuelta el marcador, después de que levantó dos match-points, pero sorprendió con algunas actitudes polémicas.

Zverev sacó dos veces para ganar el juego, al estar al frente 5-4 en el segundo y también en el tercer set. Y también falló en las dos pelotas de partido que tuvo en el tie-break, con la ventaja de 6-5 y 7-6. Y eso que el vencedor se enfrentó a la red, a los fanáticos y hasta a la publicidad estática, que golpeó con violencia en pleno desempate.

El resumen del triunfo de Medvedev

“Personalmente, soy feliz cuando termina la temporada de polvo de ladrillo. Pero una vez más, intentaré hacerlo bien de todos modos”, había dicho Daniil antes del juego. Se sabe: al ruso le gusta jugar en canchas rápidas, y nada quiere saber con ensuciarse con el polvo de ladrillo. En la fría noche, se notó su buen tenis y su fastidio. Por ejemplo, con actitudes reprochables, como la de quitar el soporte de un lado de la red y tirarlo al suelo. El juez de silla, Carlos Bernardes, bajó a ponerlo otra vez en su lugar y llegó a decirle algo, mientras Zvevrev se reía, incrédulo por lo que observaba camino a su lugar de descanso. Una locura.

En el segundo set, cuando Medvedev logró quebrar el saque de Zverev y ponerse 5-5, el conflicto fue con algunos de los que estaban en las tribunas. Hubo abucheos, silbidos y el ruso pidió silencio, llevándose un dedo a la boca y señalando hacia un sector. En ese contexto, discutió con el juez, que le pedía que no respondiera y se mantuviera enfocado en el partido. Eso duró alrededor de un minuto hasta la reanudación. El gesto hacia una zona del estadio se repitió cuando ganó el parcial 7-5.

El cierre no encontró a los tenistas con cara de buenos amigos. De hecho, molesto por la derrota y, sobre todo, por las actitudes de su rival, cuando Medvedev selló el triunfo con un saque ganador y buscó el saludo de Zverev en la red, como es habitual al final de cada juego, el alemán le tendió la mano fríamente de pasada, y ni siquiera lo miró; saludó, sí, más naturalmente al juez de silla y siguió su camino. El clima estaba tenso.

Estas situaciones no son sorpresivas en el ex número 1 del mundo. Como para recordar, también se peleó con el público en el US Open, y tuvo un cruce fuerte con Diego Schwartzman, que le dijo que no lo saluda más porque “es un tarado”. Es más, en algún momento de un conflicto en medio de la ATP Cup de 2020, el Peque le dijo varias veces “sos un bobo”. Y luego, el argentino relató: “Tenía buena relación con él. Creo que hay momentos de la competencia que alguno se puede subir de revoluciones y pedirte disculpas. Por ejemplo, venir y decir me ‘porté mal’. Con Medvedev, que en este último tiempo ha hecho varias peleas y varias cosas que a mí no me gustaron, yo pensaba que era un poco que la sangre se le subía a la cabeza, pero bueno... si lo hace conmigo que tiene buena relación, se terminó. Hacelo con otros, si querés, no tengo problemas... pero si lo hace conmigo, ya está, yo no tengo más relación”.

Por otro lado, Medvedev acumuló 26 triunfos en 27 partidos en la superficie dura en los últimos meses y está en condiciones de recuperar el número 1 del ranking mundial durante la gira de polvo de ladrillo. Apenas defiende 180 puntos de los octavos del último Roland Garros.

El ruso se medirá el viernes con un descansado Holger Rune, el danés que pasó a cuartos sin jugar por el retiro del italiano Matteo Berrettini y al que un triunfo lo devolvería al podio de la clasificación ATP en detrimento del noruego Casper Ruud.