Marco Trungelliti, a cuatro años de denunciar un intento de soborno rechazado: “El mensaje fue claro. ‘Si te matan, a nosotros nos da igual’”

Marco Trungelliti, el tenista argentino que en febrero de 2019, en LA NACION, destapó una olla a presión al confesar un intento de soborno
Marco Trungelliti, el tenista argentino que en febrero de 2019, en LA NACION, destapó una olla a presión al confesar un intento de soborno - Créditos: @Andrew Ong/USTA

El tenista argentino Marco Trungelliti (actual 227° del ranking; de 33 años) sacudió el circuito de tenis al confesar, en febrero de 2019 en LA NACION, un intento de soborno rechazado que indirectamente desencadenaría en sanciones para otros tres jugadores argentinos. Desde entonces, potenció su posición crítica sobre las autoridades del tour, parte de la prensa mundial lo calificó como “el [Colin] Kaepernick del tenis” (en alusión al jugador de fútbol americano que inició un movimiento de protesta en contra del racismo en EE.UU.) y se convirtió en una suerte de bandera del juego limpio.

Tiempo después de su confesión, Trungelliti, quien fuera sparring del equipo argentino de Copa Davis que ganó la Ensaladera en 2016, reveló estar pagando un precio muy caro por la denuncia, siendo despreciado por otros jugadores y porque el estrés afectó su salud. Hoy, en otra etapa de su vida, tras haber sido padre por primera vez (a fines del año pasado) y cuando todavía sigue lidiando con lesiones que no le permiten competir con regularidad, el santiagueño sigue teniendo una mirada amplia y crítica sobre el desbalance económico que hay en el sistema tenístico profesional. Además, continúa siendo una referencia mundial cuando de la lucha contra los arreglos (amaños) de partidos se trata.

Marco Trungelliti
El tenista Marco Trungelliti, en 2019, al confesar en LA NACION el rechazo de un intento de soborno - Créditos: @Hernán Zenteno

Consultado, en la web española canaltenis.com, sobre si lo que le sucedió a él “fue sólo la punta del iceberg y que hay muchos más casos escondidos”, Trungelliti (todo un experto en las clasificaciones de los Grand Slams), respondió: “Claramente. Es bastante obvio que hay un sistema de corrupción paralelo y que hay muchas organizaciones que están contentas con que esté porque así se mantiene a la gente que está jugando torneos ITF [la tercera categoría profesional]. En Challengers, más o menos; pero en ITF es imposible pensar que es sustentable que salgas de un torneo cobrando 40 euros. A pesar de ello la gente sigue muy contenta y de vez en cuando van sancionando a algún desconocido para que se diga que trabajan, pero si quisieran erradicarlo ya lo habrían hecho. Aquí mismo en el club si te distraes un poco y miras verás que hay algunos apostando y haciendo estas cosas, que les dicen a los tenistas que no hay que hacer”.

“¿Cuándo estás sobre la cancha has notado si algún tenista contrario ha vendido su partido?”, le consultaron al tenista argentino durante la entrevista realizada la semana pasada en el Challenger de Les Franqueses Del Valles (en la provincia de Barcelona), donde alcanzó los cuartos de final. Y respondió, sin dudar: “Algunas veces está muy marcado, pero es difícil juzgarlo. También podría ser que el otro tenista se haya peleado con la esposa y ello le haya afectado. Lo que hay es perfiles de jugadores que lo hacen y lo que tiene es que lo van diciendo entre ellos cuando arreglan partidos, porque tampoco son muy inteligentes, y se nota. Pero la cosa es bastante fina, y como rival no tienes pruebas de lo que está sucediendo y las organizaciones se lo pasan por el culo. Hay miles de entrenadores que están involucrados, que todos los saben y siguen trabajando con tenistas que están en el top 40, 50 del ranking mundial. Son estos propios entrenadores que llevan 10-15 años arreglando partidos y todos lo saben y es imposible que no tengan pruebas de lo que está sucediendo”.

Marco en un partido de 2016 en Roland Garros
Marco Trungelliti, en Roland Garros 2016 - Créditos: @Robert Ghement

Trungelliti, que tuvo poco apoyo público de sus colegas tras realizar la denuncia en LA NACION (John McEnroe hizo una enérgica defensa del argentino), sintió que muchos protagonistas e instituciones, de cierta manera, le soltaron la mano. “Está bastante claro el mensaje que me dejaron con lo que pasó. Muchos jugadores con los que he hablado me han dicho que viendo lo que me pasó no van a denunciar nada. Y eso es precisamente lo que las organizaciones estaban buscando: que nadie más denuncie y así se acabaron los problemas. El mensaje fue clarísimo. ‘Sí vas a denunciar te dejamos absolutamente sólo y, si te matan mañana, a nosotros nos da igual’ . Y eso es lo que está pasando. Estamos en un monopolio en el que es imposible que las cosas se hagan correctas”.

“¿Crees que si hubiera algún top 100 implicado lo sacarían o lo esconderían?”, fue otra de las preguntas que recibió Trungelliti. Y afirmó: “Con el tema de los argentinos (sancionados) salieron algunos nombres, pero a medias, porque uno del tridente quedó libre y son las injusticias que hay. El problema es que no pueden meter sólo a uno. Tendrían que meter a entrenadores y dentro de poco a fisios, preparadores físicos… Todo es cuestión de la gran cantidad de dinero que maneja este mundo. Los jugadores estamos desprotegidos y hay que escoger entre cobrar 200 euros por ganar un partido o ganar 15.000 euros siendo lo que yo considero un corrupto. Pero no hay voluntad de hacer del tenis un deporte que dicen limpio, cuando realmente te puedo asegurar que no lo es”.

El testimonio de Trungelliti en España

Marco, además, contó cómo es su relación con sus colegas argentinos. En su momento, Juan Martín del Potro, Leonardo Mayer, Federico Delbonis y Facundo Bagnis lo apoyaron públicamente. Muchos otros prefirieron no referirse al tema. “Con algunos me llevo bien y con otros quedó todo muy marcado con lo que sucedió. Lo que estoy perdiendo es ciertas relaciones porque no voy nunca (a Argentina; está radicado en Andorra junto con su esposa desde 2018). No me interesa ir y lo que menos quiero es subirme a un avión e ir a jugar a un lugar donde todavía me siento muy incómodo por toda la situación. No creo que haya recibido el apoyo que me corresponde. Han apoyado más a los demás, lo cual es bastante paradójico, pero así es el mundo en el que vivimos y hay que aceptarlo. No sé si alguna vez volveré a jugar en Argentina, porque no me gusta ni me sentiría cómodo, y aún no estoy preparado para remover muchas cosas que no me hicieron nada bien”.