La "tragedia" de Matteo Berrettini: todo su esfuerzo acaba entre lágrimas

Tennis - ATP Tour Finals - Turin, Italy - November 14, 2021  Italy's Matteo Berrettini reacts after sustaining an injury and retiring from his group stage match against Germany's Alexander Zverev REUTERS/Guglielmo Mangiapane
REUTERS/Guglielmo Mangiapane

Aunque tal vez ya no sea el gran evento que fue durante décadas, las ATP Finals no dejan de ser un justo premio para todos los que luchan y destacan año tras año. Solo ocho invitaciones a los ocho mejores del circuito esa temporada. Lo mejor de lo mejor. El torneo que separa el trigo de la paja y del que puedes presumir durante el resto de tu vida. Cuando uno no puede ganar un Grand Slam -cosa al alcance de muy pocos en los últimos veinte años-, lo normal es que se centre en clasificarse para Londres o para Turín o para dondequiera que celebren esta última fiesta. Conseguirlo, ya digo, es un éxito rotundo.

Intentemos ponernos ahora en la piel del italiano Matteo Berrettini, que jugaba por segundo año este antiguo "torneo de maestros". Berrettini asombró al mundo entero en 2019 gracias a un saque y una derecha fuera de lo común. De explosión relativamente tardía -cumplirá veintiséis años en abril-, Matteo parecía haber perdido un poco el paso de la élite hasta que este año volvió a por sus fueros con una versión aún más regular y completa: finalista en el Masters 1000 de Madrid (sobre tierra), finalista en Wimbledon (sobre hierba) y cuartofinalista en el US Open (sobre pista dura) en el mismo año en el que además sumó el título en Queen´s y en Belgrado.

Berrettini no solo se ha clasificado para las ATP Finals sino que lo ha hecho con una solvencia admirable. Si para todo el mundo es un sueño jugar este torneo, imaginen para un italiano... la primera vez que se disputa en Italia. Si a eso le sumamos unas condiciones ultrarrápidas -la pista más veloz sobre la que ha jugado Daniil Medvedev en su vida, según sus propias palabras-, no era una locura tener a Berrettini entre los grandes favoritos a auparse con un título que Roger Federer ha ganado seis veces y Novak Djokovic, Pete Sampras e Ivan Lendl han levantado en cinco ocasiones. Un palmarés de ensueño.

Encuadrado en un grupo muy complicado, con Alexander Zverev y el campeón vigente, Daniil Medvedev, como grandes favoritos, Berrettini se plantó en su primer partido dispuesto a darlo todo. Luchando como un león para salvar pelotas de break, disponiendo incluso de dos bolas de set y llevando al alemán al tie-break del primer set, donde perdió agónicamente (9-7). La grada, enfervorecida, animaba a Matteo, un hombre carismático, tremendamente querido en Italia, donde ya se sabe que los deportistas son ídolos. Entonces, empezaron los gestos y las miradas perdidas. Entonces, empezó el verdadero drama.

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Porque Berrettini volvió a la pista para empezar el segundo set, pero algo había cambiado. En el primer servicio de Zverev se mostró más lento de lo habitual. En el segundo juego, con saque propio, directamente se rompió. Aguantó hasta el deuce, pero pronto se dio cuenta de que aquello no tenía sentido. ¿Para qué arrastrarse durante todo un set con el riesgo de comprometer la siguiente temporada? Berrettini se acercó a la red entre lágrimas y le dijo a Zverev que no podía más. Tan mal le tuvo que ver el alemán que saltó al otro lado de la cancha para abrazarle. Los aplausos de los aficionados, por un lado servían de apoyo... por el otro, provocaban más dolor ante la oportunidad perdida.

Es muy improbable que Matteo pueda seguir en el torneo. Lo normal es que se retire y deje paso al primer sustituto, que, curiosamente, es otro italiano: Jannik Sinner, otro fuera de serie. El trabajo de todo un año se va por el retrete. "Es el peor día de mi carrera", afirmaba Berrettini completamente desolado en rueda de prensa, con la gorra tapándole la cara. Es uno de esos momentos en los que uno lo ve todo negro, pero pronto debería recordar que el mundo no se acaba aquí: que, en un momento de impasse como el que vive ahora mismo el circuito, y a la espera de la probable tiranía de Sinner y Alcaraz en el futuro, Berrettini no debería tener problemas para clasificarse el año que viene para este torneo... que se disputará también en Turín.

De hecho, la ATP firmó con la ciudad de la FIAT un acuerdo hasta 2025, lo que quiere decir que los italianos van a poder disfrutar de los mejores tenistas durante cinco años seguidos... y que es muy probable que, cada año, tengan a uno o dos compatriotas a los que animar. Este año ha sido Berrettini y, probablemente, será Sinner como suplente. Los años que viene, ambos seguirán luchando por estar ahí, pero quién sabe si no se sumará tarde o temprano Lorenzo Musetti a la fiesta o si Lorenzo Sonego no pegará otro subidón como el de este año y se quedará al filo o entrará por los pelos.

Vienen años extraños para la ATP y todos los tenistas son conscientes de ello. Berrettini, también. Las ATP Finals no son solo una oportunidad magnífica de mostrarse ante el mundo, labrarse un palmarés brillante y lucir ante tus compatriotas, sino que hay muchísimos puntos en juego para el ranking. Una buena actuación en Turín te da una tranquilidad enorme de cara al año siguiente y te garantiza muchos meses con una buena clasificación y un puesto siempre entre los cabezas de serie de cada torneo. Acabar así, lesionado, entre lágrimas, incapaz de moverte, es una pequeña catástrofe. No ya por el partido o el torneo en sí, que también, sino por lo que te ha hecho llegar hasta ahí. todo el año de esfuerzos que, de alguna manera, caen de repente en saco roto.

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