Manel Alías: "La URSS te preparaba para el oro"

Barcelona, 20 nov (EFE).- Manel Alías (Berga, 1977), que fue corresponsal de TV3 en Moscú durante siete años, ha encontrado en la historia del olimpismo soviético un remedio "terapéutico" que, según explica en una entrevista con EFE, le ha permitido desconectar parcialmente de la guerra en Ucrania y escribir un libro en el que ahonda en el método que tantos éxitos deportivos dio a la URSS.

El periodista catalán publica 'L'Última victoria de la URSS' ('La última victoria de la URSS'), editado por Ara Pausa, un relato periodístico sobre los factores que convirtieron a la Unión Soviética en una máquina de ganar en los Juegos Olímpicos, tanto de invierno como de verano, a partir de la segunda mitad del siglo XX.

Alías repasa el papel del deporte desde el inicio de la Revolución Rusa hasta la última gesta del equipo unificado en Barcelona'92 que, si bien no compitió bajo la bandera de la hoz y el martillo, acopió una gran cantidad de metales gracias a los últimos latidos de un método de entrenamiento que "te preparaba para el oro", señala el periodista.

La obra agrega una píldora final sobre la situación del deporte ruso tras el escándalo de dopaje a raíz de los Juegos de Sochi 2014 y el estallido de la guerra en Ucrania.

Pero es el relato de algunos de los medallistas de aquel equipo unificado de Barcelona'92 donde se encuentra el 'leitmotiv' del libro. Alías, que siendo un adolescente vivió en primera persona la exhibición del gimnasta Vitaly Scherbo en la Ciudad Condal, entrevistó a dieciséis de los protagonistas que triunfaron en la cita olímpica para desgranar sus historias 30 años después.

Desde el propio Scherbo o estrellas como el campeón de lucha grecorromana Alexandr Karelin y el nadador Alexander Popov, hasta nombres que quizá han quedado olvidados tras el paso de las décadas como el marchador Andrei Perlov o la lanzadora de peso Svetlana Kriveliova. Todos ellos, entre otros atletas olímpicos, accedieron a hablar con el periodista catalán.

"Me han abierto las puertas por varios motivos. El primero: Barcelona; tienen un recuerdo maravilloso de aquellos Juegos Olímpicos. El segundo motivo fue por mi pareja: ella es rusa y me ayudó a contactarlos. Y después, el hecho de que yo hable algo de ruso les parecía increíble. El libro lo tiro adelante cuando veo que me responden", admite Alías.

Alías, a través de los testimonios que aparecen en su libro, intenta resolver una de las incógnitas de la ecuación: ¿Por qué la URSS ganó tantas medallas desde los Juegos Olímpicos de Helsinki de 1952?

Todos los deportistas que brillaron en Barcelona a los que entrevistó coinciden en que sin el método de trabajo soviético hubiera sido imposible colgarse un metal olímpico.

"En el imaginario colectivo, muchos hablarían de una combinación de factores: entrenar mucho, el dopaje y el hecho de ser un país grande. Y eso no es así. Hay más factores en la ecuación", argumenta.

Estos factores son, según el autor, "la competitividad y rivalidad brutales" entre los deportistas de la URSS, unos entrenadores que tenían "muy claros" los métodos de preparación, la estructura de los clubes soviéticos situados cerca de los centros laborales y el sistema de competición.

Sobre este último punto, Alías añade: "Para formar parte del equipo olímpico, tenías que ser el mejor de tu ciudad, después de tu república y, por último, de la Unión Soviética. Ganar en esta última etapa te garantizaba prácticamente una medalla".

Y todo ello sin olvidar el contexto geopolítico de la época, marcado por la Guerra Fría entre el modelo comunista, que durante la revolución bolchevique había considerado el movimiento olímpico como "un vicio burgués", y el capitalista.

"Hay un momento en el que Stalin que, de la misma manera que compite en los campos de la ciencia, de la carrera espacial o intentando fabricar una bomba nuclear, se pregunta: ¿por qué no competimos también en el mundo del deporte?. Es un cambio táctico dentro del contexto de la Guerra Fría. El deporte es una arena para demostrar que su modelo es más poderoso", argumenta el periodista.

Pese a que la Unión Soviética colapsó el 25 de diciembre de 1991, siete meses antes del inicio de los Juegos de Barcelona, el Equipo Unificado fue el más laureado de la competición con 112 metales, un hito que, según Alias, se explica por "la inercia de la preparación" bajo el método soviético.

Tras la disolución de la URSS, Rusia ha seguido siendo una potencia deportiva, aunque si se sumaran los éxitos de las exrepúblicas soviéticas no igualaría los metales de antaño bajo el sistema comunista, subraya el periodista.

En este sentido, Alías opina que para los deportistas soviéticos competir era un deber. "Me han formado para ello y se lo debo a la URSS, dicen muchos de ellos. Actualmente, a la que empieza a entrar el dinero, la fama, las redes sociales, todo eso ya no es posible. Todo es más individual", resalta.

Y, quizá por ello, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha intentado "sin éxito buscar atajos" para recuperar la gloria deportiva de la Unión Soviética y, según argumenta Alías, "algunos atajos no le han ido bien" como la creación del programa de dopaje para los Juegos Olímpicos de Sochi que provocó un terremoto de sanciones.

Por si eso no fuera poco, la invasión de Rusia en Ucrania ha provocado que la mayoría de federaciones internacionales hayan dado la espalda al deporte ruso.

Alías, conocedor de la realidad del país euroasiático, dice estar decepcionado con "la reacción de los deportistas rusos" ante el conflicto bélico en Ucrania al afirmar que "podrían haber hecho algo más para mostrar su rechazo al conflicto".

No obstante, puntualiza que penalizar a los deportistas rusos por el conflicto bélico es "gasolina" para Putin, que, según el periodista, "está esperando sanciones como esta para decir que existe rusofobia".

"El país cada vez se está cerrando más a sí mismo. Se está alzando un nuevo telón de acero. Y esto es un golpe para los rusos", concluye Alías.

Víctor Martí

(c) Agencia EFE