Manchester City rescató un empate ante Newcastle en un partido electrizante
Cuando un equipo inferior en jerarquía tiene a un poderoso como Manchester City contra las cuerdas, las posibilidades de que el gigante resurja y dé vuelta la situación son altamente probables. Es una lección que todos deben aprender, particularmente Newcastle, que ante su gente tenía al equipo de Pep Guardiola sometido y con un 3-1 arriba y terminó repartiendo puntos por el 3 a 3 final de un partido de alta tensión en el que el argentino Julián Álvarez no ingresó.
Las Urracas tuvieron todo a mano gracias a una actuación sobresaliente de su malabarista francés. El que tiene lagunas y muchas veces no concreta lo que se propone, pero que cuando está con todas las luces encendidas puede ser letal. Es el número 10 de Newcastle: Allan Saint-Maximin, el verdadero responsable de que el equipo del norte de Inglaterra estuviera a la altura frente a semejante oponente.
El City arrancó imponiendo su habitual superioridad en posesión y presión alta. Y con su jerarquía individual y colectiva llegó rápidamente al gol. Una acción iniciada y finalizada por Gundogan, tras un certero centro de Bernardo Silva al área chica que el alemán desvió al gol.
A partir de allí, el equipo de Guardiola se fue desdibujando y Newcastle creció y se hizo fuerte con los tres de arriba. Sobre todo, con la habilidad de Saint-Maximin, que bien abierto y posicionado sobre la izquierda lo volvió loco al tándem Walker-Stones. El empate, a los 28 minutos, llegó desde un centro del francés, que cayó justo ante la solitaria entrada de Wilson y de Miguel Almirón. Y fue el paraguayo el que conectó con el muslo. Y diez minutos más tarde, otra excelente maniobra individual de Saint-Maximin sirvió para que Callum Wilson pusiera al frente a las Urracas.
En la segunda parte el City volvió a ejecutar su partitura habitual y le movió el arco al local con un derechazo de Haaland que dio en el palo. Pero a continuación, otra vez entró en escena Saint-Maximin, que ganó una falta cerca del área y propició un exquisito tiro libre de Kieran Trippier: el ex Tottenham y Atlético de Madrid la clavó en el ángulo y puso el 3-1 para el asombro de Guardiola y compañía.
Pero con el City no se puede bajar la guardia. A los 15, un centro pasado de Kevin De Bruyne encontró a Rodri, que la bajó al medio y Erling Haaland rompió el arco de Nick Pope. El noruego se perdió el empate un minuto más tarde, gracias a que el arquero local le ganó un mano a mano.
Estaba claro que el ánimo cambió con el 3-2 y Manchester olió sangre. No pasó mucho para que De Bruyne metiera un pase quirúrgico entre las piernas de Willock que Bernardo Silva encontró de cara al arquero y sin problemas para poner el 3-3.
Después de eso, los locales se cuidaron más para no quedarse con las manos vacías y el City pareció agotar el ingenio para seguir lastimando a Newcastle y dar vuelta el partido. Como dato saliente, Guardiola apenas realizó uno de los cinco cambios permitidos, y fue por razones de fuerza mayor: el ingreso del portugués Rúben Dias por el neerlandés Nathan Aké, lesionado. Después de eso, prefirió apostar hasta el final por el equipo que había puesto de entrada.