Por fin se acabaron las chorradas con Luka Doncic

SALT LAKE CITY, UTAH - APRIL 28: Luka Doncic #77 of the Dallas Mavericks reacts to a play during the second half of Game 6 of the Western Conference First Round Playoffs against the Utah Jazz at Vivint Smart Home Arena on April 28, 2022 in Salt Lake City, Utah. NOTE TO USER: User expressly acknowledges and agrees that, by downloading and/or using this Photograph, user is consenting to the terms and conditions of the Getty Images License Agreement. (Photo by Alex Goodlett/Getty Images)
Luka Doncic ya está en las semifinales del Oeste con los Mavericks. Foto: Alex Goodlett/Getty Images

Desde su fabuloso segundo año en la liga, Luka Doncic ha estado en todas las quinielas a MVP que se hacen a principios de año. El esloveno, de 23 años, es sin duda uno de los mejores talentos que se han visto en décadas en la NBA, un jugador distinto, digno de cualquier elogio... Ahora bien, hasta esta madrugada no se ha sentado de verdad en la mesa de los mayores. Uno puede repetir estadísticas hasta cansarse y ver resúmenes con jugadas espectaculares, pero todo ello no dejan de ser chorradas hasta que no se gana: y, ayer, los Dallas Mavericks de Luka Doncic consiguieron ganar, pasando así su primera serie de playoffs desde que llegó a Estados Unidos.

Hasta ahora, habíamos visto partidos maravillosos de Doncic en las eliminatorias finales. Habíamos visto jugadas espectaculares como su triple contra los Clippers en el cuarto partido de 2020 y presentaba la mejor media anotadora hasta hace nada, superando incluso al propio Michael Jordan. Pero todo eso no sirve de nada sin ganar. La NBA es espectáculo, de acuerdo, pero sobre todo es competitividad. El asunto no es lo que puedas hacer sino cuándo puedas hacerlo. Durante años, a Jordan le echaron en casa precisamente eso: muy bueno, sí, pero no hace ganar al equipo. Luego, se resarció con creces.

Jordan pasó su primera eliminatoria de playoffs en su cuarto año en la liga. Para ello, necesitó que su odiado Jerry Krause seleccionara en el draft a Horace Grant y Scottie Pippen durante el verano de 1987. Doncic ha tardado exactamente los mismos años, pero no se ve a su alrededor la mezcla de talento que llevaría en poco tiempo a los Bulls a dominar la liga. Ese ha sido su gran problema todos estos años: pese al gran trabajo de Rick Carlisle primero y de Jason Kidd ahora, la plantilla de los Mavericks ha tendido a la mediocridad.

Mark Cuban se jugó el todo por el todo con el traspaso de Kristaps Porzingis, convencido de que hacían falta al menos dos estrellas para competir por el anillo. La experiencia Porzingis no fue un desastre, pero dejó mucho que desear: demasiadas lesiones, demasiado juego exterior y una cierta desconexión con el resto del equipo. Cuando le traspasaron este invierno por Spencer Dinwiddie y Davis Bertans, todo el mundo asumió que los Mavericks tiraban el año a la basura para poder ser más fuertes en el futuro (con el fichaje de otra estrella). Curiosamente, ha sucedido todo lo contrario.

GUÍA | Los pasos que tienes que seguir para poder ver un vídeo no disponible por tus preferencias de privacidad

Desde la marcha de Porzingis, dejando a Doncic como única estrella, los Mavericks han jugado a las mil maravillas y han sido probablemente uno de los cinco mejores equipos de la NBA en su tramo final. Para tapar el hueco del letón, han ido dando un paso adelante varios jugadores conscientes de su rol y sin problemas de choques de ego: Dorian Finney-Smith, el propio Dinwiddie y, sobre todo, el base Jalen Brunson, que acaba contrato esta temporada y se está ganando una millonada en la agencia libre de este verano.

Pero, por encima de todo, lo que hemos visto es una demostración de jerarquía de Luka Doncic. Lo que separa al tipo que hace buenas estadísticas del tipo que lleva a su equipo a la victoria. Desde la celebración del All-Star, Doncic ha promediado 30,2 puntos, 9 rebotes y 8 asistencias en 35 minutos. Aunque su lesión en el último partido de la temporada regular -un riesgo innecesario por parte del cuerpo técnico- hizo temer lo peor para la franquicia, sus compañeros supieron suplir su ausencia con dos victorias en tres partidos.

La vuelta del esloveno dejó una derrota incomprensible en el cuarto partido y dos victorias en el quinto y el sexto. En medio, 29 puntos; 10,7 rebotes y alguna jugada defensiva espectacular, algo no demasiado habitual en él. Es cierto que de nuevo los nervios estuvieron a punto de costarles el último partido, pero el caso es que después de cuatro años, Luka Doncic jugará unas semifinales de conferencia. Ese era el paso mínimo exigible para entrar en comparaciones con los grandes y para optar a los grandes premios.

El margen de mejora, tanto personal como del equipo, es impresionante. Físicamente, Doncic aún podría cuidarse un poco más. En los despachos, se le podría dar muchísima mejor compañía (o, al menos, evitar que Brunson se vaya, pagándole lo que haga falta). Si de verdad Doncic va a pasar a la historia, necesita finales y necesita títulos. Necesita, de momento, ir acercándose poco a poco. En Dallas se ha creado una cultura de equipo muy interesante, por la cual, jugadores que en otros lados no rendirían demasiado, aquí encajan a la perfección. Hace falta el paso siguiente y no parece tan complicado: Phoenix pasó de encadenar diez años sin jugar los playoffs a jugar la final de la NBA y dominar esta temporada regular. Bastó con acertar en el fichaje de Chris Paul. Los Mavs están en una situación parecida: dar con la pieza clave que ayude a Doncic a llegar a lo más alto. De lo contrario, volverán las chorradas y los elogios vacíos.

Vídeo | Luka Doncic: "Phoenix va a ser muy difícil, es un equipo número uno"

Otras historias que también te pueden interesar: